Condena de 25 a?os para el funcionario de prisiones que abus¨® y viol¨® a presas
Forzaba a sus v¨ªctimas y las amenazaba con perjuicios penitenciarios Los delitos se cometieron entre 2007 y 2009 en la c¨¢rcel de Soto del Real
Se trata de hechos atroces. De abusos y violaciones en un ambiente cerrado perpetrados por una persona de la que la v¨ªctima dif¨ªcilmente puede escapar. Un agresor que, por la autoridad inherente a su puesto, puede convertir la vida de la v¨ªctima en un infierno, y no solo en el plano sexual. Miguel ?ngel P. H., el violador y abusador cuya condena a 25 a?os y medio de reclusi¨®n hizo p¨²blica ayer la Audiencia de Madrid era funcionario de prisiones destinado en la de Soto del Real (Madrid). Sus v¨ªctimas, cuatro presas de ese mismo penal que, a pesar de su posici¨®n, consiguieron sacar adelante sus denuncias y ¡ªsi el Supremo lo confirma¡ª poner a su vigilante entre rejas.
El primer encuentro entre el agresor y D. M., una reclusa de 25 a?os, se produjo a finales de 2007 mientras esta trabajaba en la limpieza de los talleres del centro. Miguel ?ngel aprovech¨® que se encontraba a solas con ella para lanzarle afirmaciones como ¡°qu¨¦ buena est¨¢s¡± o ¡°qu¨¦ tetas tienes¡±. Tambi¨¦n le pidi¨® que se fuera a vivir con ¨¦l y le asegur¨® que si manten¨ªa relaciones sexuales con ¨¦l, su situacion en prisi¨®n mejorar¨ªa. Y al contrario si se negaba. La violencia sigui¨® en aumento y, un d¨ªa hacia febrero de 2008, el funcionario pidi¨® a D. M. que le subiera un caf¨¦. Al acerc¨¢rselo, se lo encontr¨® masturb¨¢ndose. En otra ocasi¨®n la inmoviliz¨® y le toc¨® los pechos y le pidi¨® que le hiciera una ¡°mamada¡± a lo que la interna se neg¨®. El acoso fue tal que D. M. pidi¨® el traslado de su puesto de limpiadoras al del taller de biblioteca, un destino que, a diferencia del primero no estaba remunerado. Y lo justific¨® ¡°por problemas f¨ªsicos¡± para evitar problemas con la prisi¨®n.
En el caso de F.V.P. Miguel ?ngel emple¨® a¨²n m¨¢s fuerza. Y un chantaje familiar. El agresor le asegur¨® que si no acced¨ªa a sus deseos, no solo su situaci¨®n penitenciaria se resentir¨ªa. Tambi¨¦n la de su hermano, preso en esa misma c¨¢rcel que, seg¨²n el funcionario, podr¨ªa volver a primer grado, el de cumplimiento m¨¢s riguroso. En esas condiciones, Miguel ?ngel se present¨® en el economato en el que la reclusa trabajaba y se permiti¨® lanzarla contra un frigor¨ªfico, sujetarla, toquetearla e introducirle los dedos en la vagina. Despu¨¦s consum¨® la violaci¨®n al introducir por la fuerza su pene en la boca de la v¨ªctima.
A una tercera interna, T.S., destinada en los talleres de costura y de cocina, tambi¨¦n la toc¨® e intent¨® obligarla a practicar sexo oral por la fuerza en abril de 2009, pero esta consigui¨® zafarse. Lo hizo amenaz¨¢ndola con trasladar a su pareja, tambi¨¦n preso en esa c¨¢rcel. Al final, para no perjudicar a su compa?ero, fue T.S. la que solicit¨® el cambio de centro penitenciario. El violador tambi¨¦n lo intent¨® con una cuarta reclusa, aunque no lo consigui¨®.
Para condenar a Miguel ?ngel por abuso en el ejercicio de su funci¨®n, violaci¨®n, dos agresiones sexuales y un abuso sexual, los magistrados no solo tuvieron en cuenta las declaraciones de las v¨ªctimas. Tambi¨¦n las de otros funcionarios que detallaron el miedo de las internas y sus intentos para no cruzarse con el agresor. El director y otros dos miembros de la plantilla prohibieron a Miguel ?ngel comunicarse con D.M. y F.V.P., que se atrevieron a denunciar. Pero este incumpli¨® la orden y volvi¨® a amenazarlas.
Si el Supremo confirma la condena, el agresor sexual y violador la cumplir¨¢ en un m¨®dulo especial para miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Y ser¨ªa incluido en el Fichero de Internos de Especial Seguimiento (FIES) para evitar que logre favores o privilegios de sus antiguos compa?eros.
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