Lo importante

Decir que una crisis tiene cosas buenas puede resultar incluso f¨ªsicamente desagradable, sobre todo porque cuando es larga y profunda como la que vivimos los estragos que provoca en much¨ªsima gente son doloros¨ªsimos y muy dif¨ªcilmente reversibles. Ocurre, sin embargo, que las situaciones duras permiten, al menos, calibrar algo mejor qu¨¦ es importante y qu¨¦ accesorio: cuando te quedas sin nada es f¨¢cil detectar lo que formaba parte del primer grupo.

Cualquier sociedad funciona (o no) mejor o peor a partir de un pacto de convivencia, que articulamos con normas de todo tipo en las que tambi¨¦n hay cosas esenciales y otras que, dentro de un orden, no lo son tanto. La manera en que traducimos ese pacto en Espa?a no es, ni mucho menos, perfecta (de hecho se podr¨ªa decir que es manifiestamente deficiente) pero tambi¨¦n es cierto que, sustancialmente, y en ¨²ltima instancia, de ese acuerdo en sus contenidos esenciales somos responsables todos. Ocurre, sin embargo, que no siempre somos conscientes de ello. En parte porque no es f¨¢cil. En parte, tambi¨¦n, porque a veces lo importante queda oculto entre mucha hojarasca.

En Espa?a y en el Pa¨ªs Valenciano, ahora, ayunos de cualquier distracci¨®n y cubiertos de fango hasta muy arriba, no hay m¨¢s remedio que pensar en lo importante. No para dejar de ocuparnos del resto, sino para identificar lo que es la base de todo lo dem¨¢s y analizar si de verdad nos interesa seguir como hasta ahora o hay que cambiar alg¨²n elemento estructural. Lo importante, a estas alturas, es ya la propia existencia de una cosa llamada oficialmente Comunitat Valenciana (o como les guste m¨¢s a cada uno de ustedes). No tanto porque sea importante en s¨ª mismo que exista o no, sino porque es esencial que decidamos si nos beneficia que exista para poder vivir mejor todos (con mejores servicios y un reparto m¨¢s justo de lo que aportamos y recibimos). Este debate, que se va a abrir en serio a no mucho tardar, es adem¨¢s un debate sobre algo que siempre entra dentro de la categor¨ªa de lo importante: el dinero. Y habr¨¢ que decidir si es ¨²til o no el artefacto a efectos de gestionarlo, pero tambi¨¦n para lograr que ese reparto m¨¢s justo de lo que aportamos y recibimos permita a los valencianos ser m¨¢s o menos iguales al resto de espa?oles. No ser¨¢ f¨¢cil. Las decisiones que obligan a afrontar la necesidad de un cambio radical nunca lo son. Pero ya se avizora que seguir como hasta ahora conduce a la liquidaci¨®n.

Tambi¨¦n es importante, una vez tengamos bien una Generalitat operativa (tambi¨¦n en lo econ¨®mico), bien un Gobierno central que ordene todo desde lejos, decidir qu¨¦ servicios son esenciales, c¨®mo los pagamos¡­ y c¨®mo se reparte el esfuerzo necesario para ello. Hay motivos para pensar que el gran acuerdo con que m¨¢s o menos hemos trabajado durante a?os a este respecto no ha funcionado demasiado bien (por no decir que ha funcionado muy mal). Echemos un vistazo a la demolici¨®n consciente y voluntaria del sistema educativo p¨²blico. ?Es lo que nos conviene?

Esta tarea, centrar lo importante y acordar si queremos una Generalitat valenciana o no (y si la queremos de verdad o no) y tener claro para prestar qu¨¦ servicios y de qu¨¦ manera, definiendo qui¨¦n va a poner m¨¢s y qui¨¦n menos (y las razones de ello), es pol¨ªtica y precisamente por eso es de todos. Para 2015¡­ y para ya mismo.

@Andres_Boix, blog en http://blogs.elpais.com/no-se-trata-de-hacer-leer/

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