La emoci¨®n y el desafuero
Concha Buika reconoce en un concierto multitudinario que actuar en Madrid siempre mete miedo
Madrid siempre mete el miedo en el cuerpo, por muchas vueltas que acumule el cuentakil¨®metros. Lo admiti¨® anoche Concha Buika ante un casi repleto Price (1.750 espectadores) y, en su caso, las mariposas del est¨®mago se traducen en un comedimiento del que luego adolece cuando se asienta. Una paradoja descorazonadora: a esta guineana de Mallorca se la disfruta m¨¢s asustada que desinhibida, porque es en ese momento cuando acostumbra a confundir la emoci¨®n con el desafuero. Pasi¨®n con desmesura.
Al principio, cuando se dec¨ªa empeque?ecida por el escenario, Buika se nos puso afrocubana y voluptuosa para Sue?o con ella, pieza de sensualidad l¨¦sbica . Es igualmente hermosa la lectura de Siboney, con una introducci¨®n ancestral y africana, o La nave del olvido, tan popular en la voz de Bambino. Pero el grito ag¨®nico del desamor no tarda en hacer acto de presencia, a Buika se le activa el arrebato y en La noche m¨¢s larga transita de lo tremebundo a lo superlativo. Peor a¨²n es el balance con Santa Luc¨ªa, cl¨¢sico de Roque Narvaja que ella no deconstruye, sino despedaza hasta lo irreconocible. Y todas las l¨ªneas rojas se sobrepasan con T¨² volver¨¢s y Mentirosa: Buika exacerba tanto su papel de amante despechada y reincidente que cualquier d¨ªa acabar¨¢ provoc¨¢ndose una luxaci¨®n. Al final, el dolor desaforado termina pareciendo un chiste malo, vociferado y repetido.
Pese a todo, Concha es mejor cantante que fil¨®sofa (¡°si voy contra mis pensamientos me lo paso mejor¡±, anunci¨® entre el estupor general). Y mejor cantante que diplom¨¢tica. Su parlamento sobre Javier Lim¨®n (¡°me cae muy mal y no me hablo con ¨¦l, pero compone muy bien y canto sus canciones para que su mujer pueda ir de compras¡±) entr¨® de lleno en el terreno de la groser¨ªa.
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