Cuando Cans fue Angrois
El descarrilamiento hace recordar a los vecinos de la aldea pontevedresa un accidente de 1955 En aquel siniestro 31 personas murieron carbonizadas
¡°Hemos llorado mucho estos d¨ªas viendo el accidente del tren. Es inevitable ver esas im¨¢genes y no recordar lo que nos pas¨®¡±. La frase que Elvira Vila dice entre sollozos guarda la historia de una tragedia personal que todav¨ªa tiene muy presente, casi 60 a?os despu¨¦s. La ma?ana del 26 de febrero de 1955, un autob¨²s que cubr¨ªa el trayecto entre los pueblos pontevedreses de O Porri?o y Ponteareas volc¨® en una curva en la aldea de Cans, perteneciente a Porri?o, y se incendi¨® al instante. Fallecieron 31 personas, que quedaron atrapadas entre las llamas en un autob¨²s que no ten¨ªa todav¨ªa salida de emergencia y que volc¨® por el lado de la ¨²nica puerta.
El autob¨²s viajaba hacia la feria de Ponteareas con 44 personas a bordo e iba cargado sobre todo de tratantes de ganado y de gente que se dedicaba a vender productos agr¨ªcolas que transportaban en la baca. Solo dos personas salieron ilesas y hubo tambi¨¦n 11 heridos de diversa consideraci¨®n. La madre de Elvira Vila fue una de las v¨ªctimas, al igual que dos de sus t¨ªos. ¡°Imag¨ªnate qu¨¦ tragedia ver morir tres hermanos de una misma familia, adem¨¢s de otros tres primos, en total seis¡±, recuerda Elvira, que hoy tiene 76 a?os, y que aquel d¨ªa tuvo que acudir al lugar del suceso para identificar los cuerpos de sus familiares. Su madre todav¨ªa aguant¨® con vida casi un mes m¨¢s, hasta que falleci¨® debido a las grav¨ªsimas quemaduras sufridas.
Solo de su aldea natal, Budi?o, perecieron 12 personas en el accidente. ¡°Era desolador ver un funeral con una docena de f¨¦retros que son todos familiares y vecinos de tu aldea¡±, explica a¨²n conmocionado Amante, hermano de Elvira. Aquel terrible accidente de Cans guarda, narrado por vecinos y familiares de las v¨ªctimas, cierto paralelismo con la tragedia que estos d¨ªas asol¨® la aldea santiaguesa de Angrois. Los vecinos del lugar ayudaron como pudieron con sus escasos medios salvando varias vidas, el accidente fue en una curva que se suaviz¨® pero sigue existiendo, tuvo una gran repercusi¨®n en la ¨¦poca y el conductor tambi¨¦n fue uno de los supervivientes. ¡°El ch¨®fer sali¨® por el parabrisas y estaba aturdido. Se apoy¨® en un palo de la luz con las manos en la cabeza y el otro d¨ªa me acord¨¦ de ese momento cuando vi las primeras im¨¢genes del maquinista al lado del tren descarrilado¡±, recuerda Jes¨²s Rodr¨ªguez.
El veh¨ªculo volc¨® justo delante de la escuela local y varios ni?os fueron testigos de unas desoladoras im¨¢genes que jam¨¢s habr¨ªan deseado presenciar. ¡°El maestro me encarg¨® hacer fuego para tener unas brasas y meterlas dentro del colegio para dar calor. De repente, delante de m¨ª, el autob¨²s volc¨® y prendi¨® fuego r¨¢pidamente, provocando unas llamas enormes. Solo hab¨ªa gritos y gente ardiendo detr¨¢s del cristal. Fue algo horrible¡±, declara en un documental que est¨¢ en producci¨®n Antonio P¨¦rez, que en aquel momento era solo un ni?o de 12 a?os. El maestro Carlos D¨ªaz se convirti¨® en uno de los h¨¦roes locales al romper el parabrisas con un palo para que lograse salir el conductor y se salvasen algunas de las 13 personas supervivientes. Ni?os como Jes¨²s, que ten¨ªa nueve a?os, o Antonio ayudaron hasta donde pod¨ªan, mujeres como Carmen Boente sacaron sus s¨¢banas y sus mantas para tapar los cad¨¢veres, y hombres como los hermanos Jos¨¦ y Emilio Romero se afanaron en usar los escasos medios que ten¨ªa a mano. ¡°Escuch¨¦ un fogonazo y vi las llamas el humo a lo lejos. Entonces me acerqu¨¦ con la azada y nos dijeron que ech¨¢semos tierra sobre el fuego, porque dec¨ªan que el agua era peor. Aquello era peligroso, porque los neum¨¢ticos reventaban¡±, explica Emilio Romero, que hoy tiene 83 a?os.
Los cad¨¢veres fueron extendidos en un primer momento en una finca, a donde iban llegando los familiares a identificarlos como buenamente pod¨ªan, y posteriormente los ni?os fueron desalojados y enviados a sus casas para instalar la morgue en la escuela local. ¡°Cuando ves ahora la tele y se habla de psic¨®logos y estos recursos, pienso en lo horrible que era aquella ¨¦poca. A los dos d¨ªas nos metieron en la escuela otra vez y aquello era un olor a quemado que era un suplicio para un ni?o¡±, rememora con amargura Jes¨²s Rodr¨ªguez, que ahora tiene 66 a?os. Este jubilado, que entonces era un escolar, recuerda perfectamente todas las secuencias que presenci¨®, como la llegada de un cami¨®n de asfalto de la carretera ¡°en el que abrieron las balderas y metieron los cuerpos para llevarlos al pueblo para identificar¡±. Con el accidente de estos d¨ªas, Rodr¨ªguez volvi¨® a pensar en esa imagen y en c¨®mo ser¨ªa en aquel momento el proceso de identificaci¨®n. ¡°No s¨¦ c¨®mo se har¨ªa el reparto de los cuerpos, pero desde luego aquello no me parec¨ªa nada riguroso¡±, reflexiona casi seis d¨¦cadas despu¨¦s. Despu¨¦s de la tragedia, las v¨ªctimas fueron indemnizadas. ¡°Nos dieron unas 60.000 pesetas por fallecido, pero nada nos consolaba¡±, explica Jos¨¦ Acu?a, marido de Elvira Vila y yerno de una fallecida. Algunos de los ni?os, como recuerda Antonio P¨¦rez, recibieron una cartilla con 250 pesetas que les ingres¨® el Gobierno por haber colaborado en el rescate de las v¨ªctimas. No consta en las hemerotecas que hubiese ninguna pena para el conductor ni que se realizasen investigaciones sobre las causas del accidente. ¡°Aquello era una dictadura y ni se ped¨ªan ni se daban explicaciones a nadie¡±, sentencia Jes¨²s Rodr¨ªguez, que recuerda que posteriormente ¡°no se supo nada del conductor, que era de Redondela, y se rumore¨® que hab¨ªa emigrado a Brasil porque no soportaba aquello¡±. Cans es ahora una aldea c¨¦lebre por su festival de cine, pero el recuerdo del accidente permanece todav¨ªa en dos aspectos visibles y en uno invisible. Los dos visibles son el monumento a las v¨ªctimas, en la misma carretera, que se erigi¨® unos meses despu¨¦s, donado por emigrantes residentes en Buenos Aires, hoy sumido en el abandono, y la curva maldita en la que tambi¨¦n a principios de los setenta fallecieron cuatro j¨®venes en un accidente de un Seat 600 y hace apenas dos a?os se cobr¨® otra v¨ªctima al empotrarse un coche contra un muro casi en el mismo lugar. Pero peor es el recuerdo de lo invisible, el dolor infinito de los familiares de las v¨ªctimas, como el que siempre acompa?¨® a Elvira Vila: ¡°Nos rehicimos como pudimos, pero cuando vimos la tele estos d¨ªas sabemos que las cosas malas no se olvidan jam¨¢s¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Accidente tren Santiago
- Pontedeume
- Vecinos
- Pontevedra
- Autobuses
- AVE
- Descarrilamientos
- Santiago de Compostela
- Comunidades vecinos
- Tren alta velocidad
- Accidentes ferrocarril
- Provincia A Coru?a
- Accidentes tr¨¢fico
- Veh¨ªculos
- Galicia
- Accidentes
- Transporte carretera
- Espa?a
- Sucesos
- Trenes
- Transporte ferroviario
- Tr¨¢fico
- Transporte pasajeros
- Transporte