Norma Radvanovsky
Hubo soprano, y de las buenas, en el papel estelar y ello hizo brillar una representaci¨®n que, de otro modo, no habr¨ªa pasado de correcta
Norma, una versi¨®n oper¨ªstica del poderoso personaje de Medea debilitada dram¨¢ticamente por un absurdo final ¡°moralmente¡± feliz ¡ªlas tragedias no deben ser suavizadas¡ª es una ¨®pera concebida a mayor gloria de la soprano. Si hay soprano, hay Norma, si no hay soprano, todo se va al garete. As¨ª lo dispuso Bellini en la partitura y as¨ª van las cosas en este t¨ªtulo que es una de las cimas del repertorio belcantista.
Hubo soprano, y de las buenas, en el papel estelar y ello hizo brillar una representaci¨®n que, de otro modo, no habr¨ªa pasado de correcta.
Se encarg¨® de Norma, la traicionada, despechada y vengativa sacerdotisa del templo de Irminsul, la soprano Sondra Radvanovsky (Chicago 1969), admirada en Peralada por sus anteriores actuaciones. Radvanovsky, una de las estrellas del Metropolitan de Nueva York, en donde presentar¨¢ este t¨ªtulo la pr¨®xima temporada, compone bien el personaje, le da temperatura expresiva, grosor dram¨¢tico y solemnidad y no lo convierte en una hist¨¦rica gritona e impresentable. Su voz, que tiende a spinto, es adecuada para las partes m¨¢s dram¨¢ticas, que son las dominantes. Pas¨® muy bien por la c¨¦lebre Casta diva y s¨®lo acus¨® un poco de apuro ¡ªla voz pesaba demasiado¡ª en las agilidades de Ah!, Bello a me ritorna, la cabaletta que sigue a la c¨¦lebre aria.
Josep Bros, habitual de Peralada, debutaba en el papel ingrato y arriesgado de Pollione. Ingrato por dram¨¢ticamente inconsistente pues el proconsul romano se pasa la ¨®pera dudando entre Norma y Adalgisa y lo acaban enviando a la pira aprovechando que pasaba por ah¨ª. Arriesgado porque su mejor ocasi¨®n de lucimiento, con agudos bellos pero temibles, est¨¢ al principio, en Meco al altar di Venere. Bros, que despu¨¦s encaj¨® bien en los concertantes y lleg¨® con fuerza al final, pas¨® solo discretamente por los citados agudos y su actuaci¨®n qued¨® hipotecada por este lance.
Adalgisa, candorosa sacerdotisa virginal e inexperta, es otro papel ingrato, trabaja mucho, tiene grandes d¨²os con Norma y Pollione pero la ¨®pera se titula Norma y no Adalgisa y siempre le acaban robando las escenas. Marina Prudenskaya se empe?¨® a fondo en el personaje y lo sac¨® a buen nivel.
Oroveso, iracundo caudillo galo, siempre presto a la guerra, que en la ¨²ltima escena se acaba enterando de que es abuelo, fue defendido con experiencia y convicci¨®n pero sin la contundencia deseada por Carlo Colombara. Bellini fue ingrato con los personajes secundarios: Jon Plazaola y Mireia Pint¨® defendieron con dignidad a Flavio y Clotilde dos personajes que no ofrec¨ªan posibilidades de brillar. El Cor de Cambra del Palau estuvo oportunamente aguerrido que es lo que se espera de un coro de galos enfadados.
Carlo Montanaro logr¨® llevar la nave a puerto sin percances mayores, su direcci¨®n musical fue correcta. La Orquestra Simf¨°nica de Barcelona i Nacional de Catalunya empez¨® con un sonido muy pobre y desali?ado pero fue mejorando con el paso de las escenas y acab¨® casi bien.
La producci¨®n, provinente de la ¨®pera de Oviedo, con direcci¨®n esc¨¦nica de Susana G¨®mez, era modesta en lo material y en la ambici¨®n dram¨¢tica, obviaba tanto como pod¨ªa que aquello era una historia ¡°de romanos¡± y se centraba acertadamente en ella, en Norma, una hija descafeinada de la gran Medea, pero hija al fin y al cabo.
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