Gran inicio de Hermoso de Mendoza

Reza el dicho que las cosas no son como empiezan, sino como terminan. Esperemos que en Bilbao no se cumpla la sentencia, puesto que las Corridas Generales comenzaron de forma inmejorable. Era el primer toro de la tarde, magn¨ªfico ejemplar con el hierro de Carmen Lorenzo y de nombre Africano, al que Hermoso de Mendoza rejone¨® de forma excelente. Todo un dictado de toreo a caballo. Fue una de las mejores actuaciones del navarro en su larga historia en Bilbao.

El recibo fue ejemplar, encelando al toro en la cola durante largo tiempo, sin un tir¨®n, siempre con suavidad. Cuando sali¨® al ruedo Disparate, un caballo llamado a hacer historia del rejoneo, Hermoso ofreci¨® su nueva suerte: una carrera templada pasando los cuartos traseros del caballo de pit¨®n a pit¨®n, con instantes en los que parec¨ªa imposible que la cabalgadura pudiera escapar de los cuernos, pero fue perfecto. Tres banderillas que dejaron una alta escuela sobre el gris ruedo bilba¨ªno.

El list¨®n estaba muy alto y Hermoso recurri¨® a Viriato para solamente poner una farpa, pero con unos alardes muy bellos, siempre con el hocico del equino rozando la testuz del morlaco. Al toro le falt¨® un pel¨ªn de chispa para tener algo m¨¢s de emoci¨®n. Un rej¨®n trasero con fea pero r¨¢pida muerte del animal dio pie a una fuerte petici¨®n. Quiz¨¢s fuera porque le pill¨® fr¨ªo al presidente o porque hubo hemorragia despu¨¦s del acero, pero el premio se qued¨® en una escasa oreja.

Hermoso sigui¨® a un alto nivel en los otros dos toros que lidi¨®. En el tercero, un animal m¨¢s soso, expuso m¨¢s sobre todo a lomos de Dal¨ª con algunas cabriolas muy meritorias. En el quinto, volvi¨® a materializar lo imposible en dos largas carreras sobre Disparate hasta que el toro se par¨®, por lo que busc¨® el riesgo con Viriato. Y mat¨® correcto y r¨¢pido. Por todo, hubo petici¨®n de una segunda oreja en el quinto, que si en el primero no se hab¨ªa concedido tampoco se pod¨ªa otorgar en una faena de menor peso.

Su alternante en el particular mano a mano, Leonardo Hern¨¢ndez, ofreci¨® un espect¨¢culo muy diferente, con unas faenas muy precipitadas y siempre con problemas para templar a sus enemigos. Tropiezos, pasadas en falso y una lidia muy diferente a lo que ped¨ªan los murubes del Capea.

Lo cierto es que el buen encierro de los tres hierros del otrora matador permiti¨® una gran tarde de Hermoso de Mendoza que mereci¨® salir en hombros, pero tuvo la mala suerte de cuajar al primer toro de la feria y sorprender tanto al p¨²blico como al presidente un tanto fr¨ªos. S¨®lo cabe esperar que los finales sean tan buenos como este inicio.