?De qui¨¦n es Gibraltar?
Estamos otra vez haciendo un rid¨ªculo de espanto aqu¨ª, en el Reino Unido y en su colonia
El aparente conflicto me recuerda las ma?anas de mis 10 u 11 a?os cuando nos hac¨ªan formar en el patio del colegio para reivindicar cantando la espa?olidad del Pe?¨®n. En medio siempre de una desorganizaci¨®n perfectamente organizada una voz grave y tan varonil como afectada cantaba un himno que obligadamente deb¨ªamos seguir alumnos y profesores. Pero no s¨¦ si es porque la ceremonia solo se hac¨ªa, esa es la verdad, de higos a brevas, o porque la convicci¨®n con que lo cant¨¢bamos era escasa, por no decir nula, lo cierto es que ya solo soy capaz de recordar su comienzo: Gribraltar, Gibraltar, Gibraltar.
Ahora no la reclamamos cantando en los colegios pero no podemos leer ning¨²n peri¨®dico o ver telediarios sin referencias constantes a la firme voluntad del Gobierno espa?ol de hacer valer sus derechos sobre la colonia y bla, bla, bla. Y casi lo mismo ocurre en el Pe?¨®n o incluso en el Reino Unido que ya sabemos que nunca tiene el horno para bollos ni el ¨¢nimo para veleidades cuando de la integridad de su imperio se trata. As¨ª lo demuestran cerca de donde escribo estas l¨ªneas, en las playas de Rota, algunas de sus fragatas, comandadas hacia la base estadounidense ex profeso, a nadie le cabe duda, para que sepamos bien qui¨¦n manda y cu¨¢les son las reglas del juego.
Es un se?uelo tan antiguo como la humanidad. Lo malo es que en nuestra ¨¦poca no es pan y circo lo que nos dan para distraernos de lo fundamental, sino amenazas, miedo y de vez en cuando una guerra o demanda soberanista, aunque esta sea tan fingida como la de Gibraltar.
Se trata de hacer creer a la gente de cada lugar que el Pe?¨®n es suyo y que en la justa reclamaci¨®n de los derechos sobre ¨¦l o sobre lo que all¨ª sucede nos va nuestra dignidad, nuestro bienestar y soberan¨ªa. Y as¨ª estamos otra vez haciendo un rid¨ªculo de espanto aqu¨ª, en el Reino Unido y en su colonia. Aqu¨ª porque, al mismo tiempo que el Gobierno central aparenta que se pone serio, se filtra que ya en 1982 el propio rey Juan Carlos hac¨ªa patria reconociendo a un asesor de la se?ora Thatcher que "no estaba en los intereses de Espa?a recuperar pronto Gibraltar, incluso si ello fuera posible". O porque es pat¨¦tico que quienes han permitido y dado alas a las fechor¨ªas ambientales m¨¢s sangrantes de la reciente historia de Europa sean los que ahora se pongan gallitos con los gibraltare?os porque han tirado bloques de cemento a un mar que no es suyo. Y porque todo el mundo sabe que no hacen otra cosa que ponerse gallitos porque los pol¨ªticos que nos gobiernan y los militares espa?oles hace tiempo que solo est¨¢n al servicio de potencias y poderes econ¨®micos extranjeros renunciando a defender los intereses de la inmensa mayor¨ªa de los espa?oles.
Pero igual de rid¨ªculo es el celo que gribaltare?os y brit¨¢nicos de a pie ponen para reclamar la propiedad de la Roca como si de verdad fuera suya y existiera para su provecho.
Gibraltar ya no es de ninguno de los que aparentan estar en conflicto por reivindicarlo. El presidente de su Gobierno habla como si fuera un zar haciendo creer que all¨ª lo domina todo y en beneficio de sus pobladores, cuando act¨²a como un simple mandado, como Cameron o Rajoy, o como aqu¨ª antes Zapatero y sus antecesores, que han puesto el Pe?¨®n en manos de las grandes fortunas, de los bancos y grandes empresas evasores y criminales financieros, de los proxenetas, traficantes ilegales de cualquier cosa o terroristas, que se sabe a ciencia cierta que son quienes utilizan los para¨ªsos fiscales, como el gibraltare?o, para blanquear billones de euros que ocultan a sus Gobiernos. Ellos son los due?os de Gibraltar que as¨ª no es fuente de provecho com¨²n sino de empobrecimiento y delincuencia.
Para evitar la verg¨¹enza de la usurpaci¨®n que representa la Roca el Gobierno espa?ol no tiene que combatir a los gibraltare?os, ni incomodar m¨¢s a los espa?oles, ni dar lugar a que por sus baladronadas los militares ingleses se r¨ªan en nuestra cara. Que luche en firme, como no se ha hecho nunca, contra los para¨ªsos fiscales y que no vuelva a dar los medios, como vienen haciendo desde hace a?os los Gobiernos espa?oles, para que Gibraltar lo sea.
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