El ¡®pal de paller¡¯ se tuerce
Con su viraje soberanista, CiU ha dado la espalda a una porci¨®n relevante de su electorado sin ganar cuota entre los catalanistas
En ocasiones es en las derrotas cuando logramos conocer la verdadera naturaleza de un partido pol¨ªtico. Este es el caso de CiU y su crisis electoral a inicios de la pasada d¨¦cada. Los a?os que siguieron a la jubilaci¨®n pol¨ªtica de Jordi Pujol, CiU fue quedando relegada a la oposici¨®n de las principales instituciones catalanas. En 2007, sus cargos p¨²blicos de mayor rango se reduc¨ªan a la Diputaci¨®n de Tarragona y la alcald¨ªa de la decimotercera ciudad en poblaci¨®n, Sant Cugat del Vall¨¨s. Pero a¨²n despojados de los m¨¢s relevantes cargos p¨²blicos, la coalici¨®n supo mantener un atractivo electoral con el considerable apoyo del 31% de los votos en los comicios auton¨®micos. As¨ª, la lecci¨®n que aprendimos de esa crisis electoral fue que, en realidad, CiU era una fuerza pol¨ªtica s¨®lida e implantada en la sociedad catalana. Lejos de ser un fen¨®meno personalista vinculado a la figura de Jordi Pujol, CiU demostraba ocupar una posici¨®n central en la pol¨ªtica catalana.
Los buenos resultados de CiU, incluso en sus derrotas, se deb¨ªan a que la coalici¨®n supo adoptar hasta tiempos recientes un exitoso perfil de partido catch-all, capaz de atraer diferentes sensibilidades ideol¨®gicas
Los buenos resultados de CiU, incluso en sus derrotas, se deb¨ªan a que la coalici¨®n supo adoptar hasta tiempos recientes un exitoso perfil de partido catch-all. Este tipo de partidos se caracteriza por su vocaci¨®n de configurar una ideolog¨ªa ambigua con el fin de atraer el m¨¢ximo n¨²mero de votos posible de diferentes sensibilidades ideol¨®gicas. Gracias a su perfil de partido catch-all CiU consegu¨ªa tener un electorado muy heterog¨¦neo. Seg¨²n datos del CIS, la coalici¨®n nacionalista ten¨ªa una posici¨®n hegem¨®nica en el centro-derecha, pero tambi¨¦n era fuerte en el centro-izquierda, recibiendo tantos votos como ICV o ERC de esa procedencia. De forma similar, Converg¨¨ncia consegu¨ªa expandir su influencia m¨¢s all¨¢ del catalanismo. En 2010, recogi¨® el 20% de los votantes con una identidad nacional espa?ola y un 35% de los votantes con una identidad tan catalana como espa?ola.
Sin embargo, la diada de 2012 represent¨® un punto de inflexi¨®n en la pol¨ªtica catalana con importantes consecuencias para CiU. Entonces, Converg¨¨ncia opt¨® por abandonar esa posici¨®n ideol¨®gicamente ambigua y adoptar una postura m¨¢s clara y extrema en la cuesti¨®n nacional.
?El resultado? CiU ha dejado de ser ese partido ideol¨®gicamente heterog¨¦neo que le permit¨ªa formar grandes mayor¨ªas electorales. Tras su viraje soberanista, la coalici¨®n ha perdido en las elecciones de 2012 m¨¢s de la mitad de los apoyos del sector no catalanista. En la actualidad, su mercado electoral se ha reducido al catalanismo, que ha pasado de ser el 56% de sus votantes en la elecciones de 2010 al 80% en las de 2012.
En la diada de 2012 Converg¨¨ncia opt¨® por adoptar una postura m¨¢s clara y extrema en la cuesti¨®n nacional
Converg¨¨ncia no s¨®lo ha dado la espalda a una porci¨®n minoritaria pero muy relevante de su electorado, sino que su apuesta soberanista tampoco le ha servido, por el momento, para ganar cuota de mercado entre el electorado catalanista. El mayor beneficiado del actual proceso de polarizaci¨®n nacionalista en la pol¨ªtica catalana ha sido ERC, y no CiU. Entre 2010 y 2012, Esquerra dobl¨® sus apoyos entre el electorado con una identidad nacional catalana. En cambio, CiU ha mantenido la misma fuerza electoral entre este colectivo.
La metamorfosis ideol¨®gica de CiU ha tenido importantes consecuencias en su implantaci¨®n en el territorio. En concreto, nos encontramos ante un proceso de polarizaci¨®n territorial de los votos. Por un lado, CiU ha retrocedido de manera muy significativa en las comarcas del ¨¢rea metropolitana. En el Baix Llobregat, por ejemplo, el porcentaje de voto a CiU ha ca¨ªdo en apenas dos a?os casi un 40%. En cambio, Converg¨¨ncia ha conseguido incluso ampliar ¡ªaunque de forma mucho menor¡ª sus apoyos en las comarcas con mayor presencia del nacionalismo. En su extremo, encontramos el Pl¨¤ de l'Estany, donde CiU aumento un 5% su porcentaje de voto.
En definitiva, la personalidad pol¨ªtica de CiU ha cambiado de forma extraordinaria en apenas dos a?os. La coalici¨®n ha abandonado sus atributos de partido catch-all, que le dotaba de la capacidad de penetrar entre electorados de muy distintas procedencias y sensibilidades, para convertirse en una formaci¨®n pol¨ªtica especializada esencialmente en una sola audiencia, la catalanista. Por el momento, las consecuencias electorales no pueden ser m¨¢s desalentadoras para CiU: la formaci¨®n sigue perdiendo apoyos encuesta tras encuesta e incluso algunas de ellas pronostican una victoria de Esquerra.
Las consecuencias electorales no pueden ser m¨¢s desalentadoras para CiU, pues sigue perdiendo apoyos encuesta tras encuesta e incluso algunas de ellas pronostican una victoria de Esquerra
A¨²n es pronto para hablar de un eventual sorpasso de ERC, pues muchos de los votantes que en las encuestas aseguran que no volver¨ªan a votar a CiU son, en realidad, votantes indecisos. Es probable que estos acaben vot¨¢ndoles cuando realmente deban decidir su voto. Pero, con o sin soprasso, el actual proceso de polarizaci¨®n nacionalista de la pol¨ªtica catalana est¨¢ pasando una costosa factura a los partidos que ocupaban hasta entonces una posici¨®n m¨¢s central: CiU y PSC.
En definitiva, la nueva personalidad de CiU, junto con los profundos cambios en la opini¨®n p¨²blica, est¨¢n transformando la pol¨ªtica catalana de manera muy profunda. Nos adentramos en un nuevo escenario hasta ahora desconocido. Un escenario en el que CiU ha dejado de ser el pal de paller de Catalu?a.
Llu¨ªs Orriols es doctor por la Universidad de Oxford y profesor de Ciencias Pol¨ªticas en la Universidad de Girona.
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