Hallados m¨¢s restos de arte rupestre con 12.000 a?os de antig¨¹edad
Los arque¨®logos destapan un centenar de motivos art¨ªsticos en Cova Eir¨®s
Un a?o despu¨¦s del gran hallazgo, los arque¨®logos han vuelto a Cova Eir¨®s, la gruta de Triascastela (Lugo) que guarda en sus paredes las primeras muestras de arte rupestre paleol¨ªtico localizadas en Galicia. Tras tres semanas de trabajos, han encontrado m¨¢s de una decena de motivos art¨ªsticos que sumar a los 84 grabados y pinturas ¡ªb¨®vidos, ¨¦quidos, c¨¦rvidos y tambi¨¦n signos no figurativos¡ª descubiertos el a?o pasado. A falta de clarificar el entramado de l¨ªneas, se estima que el total de motivos llegar¨¢ al centenar, aunque no todos ser¨ªan de ¨¦poca prehist¨®rica.
?Los nuevos restos se hallaron en las galer¨ªas interiores de la cueva, y siguen los mismos patrones estil¨ªsticos que los de la gran sala, por lo que el equipo cient¨ªfico aventura que son coet¨¢neos. No obstante, la densidad de grabados es mucho menor en estas zonas secundarias, tal y como preve¨ªan los arque¨®logos. Para ayudar en esta labor, se desplaz¨® al yacimiento lucense Ram¨®n Vi?as, especialista en arte rupestre. Adem¨¢s, se aprovech¨® la campa?a para revisar los paneles ya escrutados y realizar nuevos calcos. En la cueva ya se hab¨ªa encontrado en 2011 una azagaya ¡ªun tipo de proyectil¡ª decorada.
A la espera de que las pruebas de carbono 14 lo corroboren y tras meses de estudio sobre lo descubierto en 2012, el equipo cient¨ªfico estima que la mayor¨ªa de esos restos de arte prehist¨®rico se remontan entre 12.000 y 10.000 a?os atr¨¢s, en la fase final del Paleol¨ªtico superior. As¨ª lo explica Arturo de Lombera, coordinador de la excavaci¨®n, que aclara que otra parte de lo hallado se podr¨ªa fechar en 20.000 a?os BP (antes del presente). Es posible, adem¨¢s, que algunos de los grabados sean de ¨¦pocas m¨¢s recientes, como de la Edad Media.
Si la hip¨®tesis, fundamentada en los rasgos estil¨ªsticos de las pinturas y grabados, se confirma se tratar¨ªa de un yacimiento nuclear para investigar el arte de este periodo, mucho menos conocido que el celeb¨¦rrimo de Altamira o Tito Bustillo, producido varios milenios antes. Frente al realismo can¨®nico de los zoomorfos de esos yacimientos cant¨¢bricos ¡ªidentificados en el imaginario popular como las formas art¨ªsticas propias de los hombres de las cavernas¡ª, los de Cova Eir¨®s presentan convencionalismos distintos: cabezas alargadas, cuerpo un tanto desproporcionado, dorso estriado y patas muy estilizadas.
Estos rasgos coinciden con los de otras estaciones coet¨¢neas del norte peninsular, como la Quinta do Fariseu, en el norte de Portugal. Sin embargo, los ejemplos son escasos, lo que acrecienta el inter¨¦s cient¨ªfico del yacimiento lucense. Este periodo del Paleol¨ªtico superior supone la fase final de una ¨¦poca en la que el hombre era n¨®mada y basaba su subsistencia en la caza y en la recolecci¨®n.
En cualquier caso, la importancia del yacimiento no se limita a las pinturas, sino que a lo largo de las cinco campa?as anteriores se ha erigido como una fuente de informaci¨®n esencial sobre la prehistoria en el noroeste peninsular. Su relevancia radica, en la largu¨ªsima secuencia temporal durante la que fue utilizada la cueva, que abarca desde el Paleol¨ªtico medio hasta esa fase final del Paleol¨ªtico superior a la que pertenecer¨ªan los restos art¨ªsticos. Se han datado materiales de 80.000 a?os de antig¨¹edad, la ¨¦poca dominada por los neandertales; y tambi¨¦n se han documentado evidencias de hace 32.000 a?os, ya con el homo sapiens en escena.
As¨ª, en esta ¨²ltima campa?a han salido a la luz muchos restos del nivel m¨¢s antiguo de la cueva. Es la ¨¦poca de los neandertales, mal conocida en Galicia porque la acidez del suelo dificulta la conservaci¨®n de materiales tan antiguos. No es el caso de Cova Eir¨®s, de suelo calc¨¢reo.
En ella, adem¨¢s de industria l¨ªtica, se han encontrado numerosas evidencias de los animales ¡ªciervos, caballos, b¨®vidos, osos de las cavernas¡ª que consum¨ªan sus pobladores, algunos incluso con trazas de haber sido procesados. Estos huesos fosilizados no se conservan en otros yacimientos de la misma ¨¦poca de la comunidad, como los Ourense o el Baixo Mi?o. Para la construcci¨®n de las herramientas, realizadas con la t¨ªpica talla Levallois, se utilizaron materiales no presentes en la zona, lo que indica un esfuerzo por conseguir materias primas.
Al nivel auri?aciense ¡ªya en el Paleol¨ªtico superior, hace 32.000 a?os¡ª pertenece otro de los hallazgos m¨¢s espectaculares de esta campa?a: los restos de un le¨®n de las cavernas, tambi¨¦n conocido como pantera de las cavernas, especie con escasa presencia en el noroeste peninsular, explica De Lombera, que coordina el equipo conjunto de doce investigadores de la Universidade de Santiago de Compostela y de la Rovira i Virgili de Tarragona. Tras el trabajo de campo, ahora los arque¨®logos vuelven al laboratorio y al despacho a analizar lo encontrado para poder seguir armando el puzle de la prehistoria gallega y del norte peninsular.
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