El Supremo obliga por primera vez al pago p¨²blico del cambio de sexo
La Xunta de Galicia costear¨¢ la cirug¨ªa que neg¨® durante a?os a una viguesa La Conseller¨ªa aseguraba que no hab¨ªa ning¨²n centro p¨²blico habilitado
El Tribunal Supremo ha dictado sentencia por primera vez a favor de una persona atrapada en un cuerpo de sexo ajeno y en contra de una comunidad aut¨®noma que le ha vetado reiteradamente, desde hace seis a?os, el derecho que reclamaba a operarse con cargo a la sanidad p¨²blica. Ahora la Xunta de Galicia est¨¢ obligada a planificar el tratamiento pre y postoperatorio de C.T.G.A. (Vigo, 1972), conocida en las redes sociales desde las que batalla por la causa como Charlotte Goiar. Adem¨¢s, deber¨¢ pagar ¨ªntegramente una complicada cirug¨ªa cuyo coste oscila entre 15.000 y 25.000 euros fuera de la comunidad, ya que en Galicia no existe (y esa era la raz¨®n que aduc¨ªa la Consejer¨ªa de Sanidad) ning¨²n centro p¨²blico habilitado para ello.
En febrero de 2012, siguiendo los precedentes de fallos favorables a pacientes con disforia de g¨¦nero ¡ªcontradicci¨®n entre su sexo biol¨®gico y su identidad de g¨¦nero¡ª que hab¨ªan dictado los tribunales superiores de Catalu?a y Madrid, ambos en 2003, el Superior de Galicia sentenci¨® que la Xunta ten¨ªa que correr con los gastos de Goiar, pero ya fuera de plazo el Gobierno de Feij¨®o logr¨® que el Supremo admitiese a tr¨¢mite su recurso. La sentencia firme, rechaz¨¢ndolo de plano y confirmando la resoluci¨®n del alto tribunal gallego, es de mayo pasado, pero la interesada opt¨® por guardar silencio hasta septiembre. Esper¨® callada durante m¨¢s de dos meses una respuesta administrativa, pero el Gobierno gallego todav¨ªa no le ha contestado.
¡°No vamos a hacer declaraciones sobre este caso, pero obviamente el Servicio Gallego de Salud respeta todas las sentencias¡±, se limit¨® a comentar ayer una fuente oficial a este diario. La causa de C.T.G.A. podr¨ªa sentar precedente en una comunidad en la que, hasta el momento, nadie ha logrado una cirug¨ªa de reasignaci¨®n genital con cargo al erario p¨²blico. Seg¨²n recogen las sentencias anteriores a la del Supremo referidas al caso de esta viguesa, que naci¨® con apariencia de var¨®n y ya fue diagnosticada por el psic¨®logo del colegio a los siete a?os, la Xunta incluy¨® cuando Zapatero gobernaba en Madrid la cirug¨ªa de cambio de sexo en su cartera de servicios. Sin embargo, nunca lleg¨® a completar los tr¨¢mites para acreditar en la comunidad centros p¨²blicos capacitados. Esto le sirvi¨® de argumento a la Administraci¨®n para prolongar el sufrimiento de esta mujer, que ya rompi¨® una primera barrera a los 16 a?os, al convertirse en la primera persona que empez¨® a tratarse con hormonas en un hospital p¨²blico de Vigo. Desde 1991, adem¨¢s, precisa tratamiento psiqui¨¢trico.
Una pr¨¢ctica penada con la c¨¢rcel hasta 1981
- Hasta 2007, la legislaci¨®n prohib¨ªa expresamente que el Ministerio cubriese las operaciones de reasignaci¨®n genital. Entonces, cuando se regul¨® el cambio de identidad (sexo y nombre) en el DNI, se elimin¨® simplemente la prohibici¨®n y varias comunidades incluyeron la prestaci¨®n. El veto proven¨ªa de un real decreto de 1995, pero entonces ya se realizaban operaciones en cl¨ªnicas privadas. Hasta 1981, esta cirug¨ªa estaba penada con la c¨¢rcel. El m¨¦dico que se arriesgase podr¨ªa acabar entre rejas.
- La sanidad p¨²blica, aun cuando no asum¨ªa las operaciones a transexuales, ya inclu¨ªa las intervenciones a ni?os nacidos en un estado intersexual, con genitales masculinos y femeninos al mismo tiempo. Se elimina, por lo general, el menos desarrollado de los dos.
- Andaluc¨ªa fue la pionera. En M¨¢laga la sanidad p¨²blica opera desde 1999. En su primera d¨¦cada, esta unidad de referencia para toda Espa?a efectu¨® casi 300 reasignaciones. Por cada tres mujeres que nacen en cuerpo masculino y son operadas se registra un hombre enclaustrado en formas de mujer. La edad media de los pacientes es de 28 a?os.
- La reasignaci¨®n de sexo m¨¢s ardua es la que transforma un cuerpo de mujer en uno de hombre. Cuesta unos 35.000 euros. La de hombre a mujer se realiza desde 15.000.
- La sentencia de un tribunal superior m¨¢s reciente ha sido la de Asturias. En marzo el Principado fue obligado a pagar la cirug¨ªa a Mar¨ªa Jes¨²s Lastra.
Goiar lleg¨® a intentar suicidarse. Aislada, sin amigos, sin trabajo, sin m¨¢s recursos que una renta de integraci¨®n social que no le llega ¡°ni para el alquiler¡± y que la empuja cada d¨ªa a los comedores ben¨¦ficos, encontr¨® finalmente una abogada de oficio que llev¨® su drama de cada d¨ªa a los tribunales. En 2008, un juzgado de Vigo reconoci¨® su problema pero desestim¨® la demanda reconociendo la incapacidad de la Xunta para realizar en sus centros p¨²blicos la necesaria vaginoplastia y la cirug¨ªa correctiva asociada. En el a?o 2012 logr¨® su primera victoria en el Tribunal Superior, pero la sentencia todav¨ªa era recurrible. La ansiada confirmaci¨®n del Supremo ha llegado al poco tiempo de morir su madre, la ¨²nica persona de su familia que, seg¨²n relata Goiar, no le dio la espalda cuando decidi¨®, ya adolescente, vestirse de chica. La justicia, incluso en la primera sentencia que le deneg¨® la asistencia p¨²blica, asocia su ¡°s¨ªndrome ansioso-depresivo¡± a su falta de identidad con la piel que la envuelve.
Charlotte Goiar no soporta verse desnuda: ¡°No me puedo imaginar mayor defecto f¨ªsico para una mujer que tener pene¡±. Goiar prefiere no ser definida como transexual. Reivindica, y as¨ª lo recoge tambi¨¦n en un p¨¢rrafo la sentencia del Tribunal Superior de Galicia, ratificada por el Supremo, un s¨ªndrome denominado de Harry Benjamin que un m¨¦dico lleg¨® a diagnosticarle: ¡°Afecta a uno de cada 30.000 beb¨¦s¡±, explica, ¡°y est¨¢ reconocido como una enfermedad rara por la OMS desde los a?os sesenta. Se debe a la alteraci¨®n de un gen en el feto en la primera fase de la gestaci¨®n¡±, cuando se produce la diferenciaci¨®n sexual.
La penosa lucha de Charlotte Goiar ha minado su salud f¨ªsica y ps¨ªquica, pero sue?a con nacer de nuevo en la cuarta d¨¦cada de su vida: ¡°Y encontrar alguien que me d¨¦ trabajo, y un hombre que me quiera¡±, confesaba tras conocerse la primera sentencia a su favor. Los tribunales reconocen que ¡°no se puede negar la cirug¨ªa hasta que se disponga de medios¡± porque la paciente ¡°sufre graves problemas de adaptaci¨®n y comportamiento¡±. El argumentario recuerda que el Servicio Gallego de Salud acord¨® en su d¨ªa incluir la cirug¨ªa de cambio de sexo en su cartera, pero adem¨¢s contempla el ¡°tratamiento quir¨²rgico en caso de trastornos mentales¡±. ¡°No solo concurre en la demandante una situaci¨®n de transexualismo sino adem¨¢s un s¨ªndrome ansioso-depresivo conectado con lo anterior, lo que determina un cuadro cl¨ªnico m¨¢s complejo y que puede incardinarse en lo que antes se llamaba estado intersexual patol¨®gico y que ahora, simplemente, es un trastorno mental que justifica la cirug¨ªa¡±, concluye la sentencia ratificada por el Supremo. Un decreto del a?o 1995 prohib¨ªa expresamente que la sanidad p¨²blica asumiese el coste de la cirug¨ªa de reasignaci¨®n sexual. En 2007, otro decreto elimin¨® todo rastro de este veto. Entonces, Andaluc¨ªa llevaba ya ocho a?os operando, y luego se sumaron las comunidades de Madrid, Catalu?a y Pa¨ªs Vasco. Otras autonom¨ªas, como Arag¨®n y Extremadura, pagan la operaci¨®n fuera o asumen al menos fases intermedias como las mamoplastias. Pero el vac¨ªo legal al respecto a¨²n llena los quir¨®fanos de algunas comunidades aut¨®nomas que solo asumen unos eternos, y demoledores, tratamientos hormonales.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.