?Historia o apolog¨ªa del golpe?
El Museo del Ej¨¦rcito de Sevilla muestra la mesa y el micr¨®fono de Queipo de Llano y otros elementos franquistas. El director del centro y los historiadores discrepan sobre su valor
¡°La represi¨®n se llev¨® a cabo bajo un conjunto de bandos y ¨®rdenes que emanaban directamente de Queipo de Llano (...) No fueron propaganda intimidatoria. Eran ¨®rdenes que, adem¨¢s de su difusi¨®n en la prensa escrita y en la radio, fueron remitidas (...) a las comandancias militares para su cumplimiento. Fueron el soporte legal bajo el que se desarroll¨® una brutal represalia¡±. La mesa y los micr¨®fonos desde los que se firmaron y difundieron estas ¨®rdenes que describe el historiador Jos¨¦ Mar¨ªa Garc¨ªa M¨¢rquez en su libro Las v¨ªctimas de la represi¨®n militar en la provincia de Sevilla (1936-1963) son hoy piezas del Museo Militar de la capital andaluza, unas instalaciones que dependen del Ministerio de Defensa. Con la mesa, retratos de Franco y Queipo, as¨ª como distintos modelos del escudo preconstitucional. El director de las instalaciones, Francisco Berrocal, sostiene que se exhiben por su valor hist¨®rico. El historiador Francisco Espinosa lo niega y afirma que no es m¨¢s que ¡°la mitolog¨ªa del golpe¡±. La pr¨®xima ley andaluza intentar¨¢ poner orden.
El 23 de julio de 1936, seg¨²n relata Garc¨ªa M¨¢rquez, ¡°Queipo llama clara y terminantemente a la eliminaci¨®n sin procedimiento alguno de sus oponentes para lo cual no solo voceaba por la radio terribles amenazas sino que, lo que es peor, firm¨® los bandos necesarios¡±.
Espinosa suscribe estas palabras y afirma que esas proclamas radiof¨®nicas, eran simplemente ¡°amenazas y amedrentamiento¡±. ¡°Algunos alcaldes llegaron a prohibir que se escucharan en sus pueblos porque despu¨¦s se registraban asesinatos y represalias¡±, afirma el historiador, quien no duda en calificar la exhibici¨®n de estos elementos como ¡°apolog¨ªa del golpe¡±.
El director del museo opina todo lo contrario y afirma que todo lo que se exhibe en el museo tiene ¡°valor hist¨®rico¡±. Pone de ejemplo el retrato de Francisco Franco. Seg¨²n afirma, se expone por el autor, Alfonso Grosso S¨¢nchez (1893-1983), pintor costumbrista y religioso especialista en retratos que fue catedr¨¢tico en Sevilla y ¡°disc¨ªpulo de Gonzalo Bilbao¡±, seg¨²n resalta Berrocal.
El responsable de las instalaciones afirma que la mesa que se expone es de la Segunda Divisi¨®n Org¨¢nica, aunque el retrato y el micr¨®fono sobre el escritorio aluden a su uso por Queipo de Llano, como se explica en la cartela.
Berrocal afirma que no ha recibido queja alguna por la exposici¨®n de estos elementos y a?ade que una bandera republicana que formaba parte de la colecci¨®n ha pasado al museo nacional del Ej¨¦rcito y que se exponen ca?ones republicanos comprados a Rusia. Seg¨²n manifest¨®, el objetivo del discurso muse¨ªstico es ¡°dar a conocer¡± la historia militar. ¡°Jam¨¢s se hace nada para herir la sensibilidad¡±, concluye el responsable del espacio.
El director general de Memoria Democr¨¢tica, Luis Naranjo, explica que la Ley de 2007 permite musealizar los objetos del golpe militar si se entiende que no est¨¢ produciendo una ¡°exaltaci¨®n¡±. Pero advierte de que este matiz puede dar lugar a situaciones que generan conflictos. El Museo Militar de Sevilla se encuentra en la Plaza de Espa?a de Sevilla, uno de los lugares m¨¢s visitados de la capital, y es de libre acceso, por lo que cualquiera, incluso represaliados y familiares de estos pueden observar c¨®mo los elementos del r¨¦gimen que asesin¨® a miles de personas se exponen como objetos de valor hist¨®rico.
Naranjo quiere acabar con esta situaci¨®n y adelanta que la pr¨®xima ley andaluza dedicar¨¢ un cap¨ªtulo espec¨ªfico a los s¨ªmbolos del franquismo y los regular¨¢. En este sentido, la propuesta es que ¡°ning¨²n espacio p¨²blico o privado pueda exhibirlos y que, si se considera de valor hist¨®rico, se permita su conservaci¨®n en almacenes o en otros lugares apropiados¡±.
La exhibici¨®n de estos elementos contrasta con las dificultades para reconocer otros hechos hist¨®ricos, como la existencia de campos de concentraci¨®n en lugares que hoy forman parte del escenario urbano cotidiano. En el caso de Sevilla, uno de ellos, el de Heli¨®polis, fue creado a instancias de la propia Corporaci¨®n municipal. La asociaci¨®n Recuperando la Memoria de la Historia Social de Andaluc¨ªa (RMHSA. CGT-A) se reuni¨® el pasado jueves en el lugar donde se ubic¨®, cerca de la Avenida de las Razas, para ¡°romper los silencios¡± y ¡°reclamar al Ayuntamiento que autorice la colocaci¨®n de un monolito en reconocimiento a los presos pol¨ªticos que trabajaron como esclavos para la ciudad¡±.
No fue el ¨²nico de la provincia: hubo otros en La Algaba, Guillena, La Rinconada, Sanl¨²car la Mayor, El Ronquillo y Dos Hermanas, donde se construyeron tres. Tambi¨¦n hubo zonas de asentamiento temporal de ¡°batallones de trabajadores¡± en Alcal¨¢ de Guada¨ªra, Utrera, La Isla, Alcal¨¢ del R¨ªo, Villanueva del R¨ªo y Minas, Lora del R¨ªo, Casariche y La Turquilla, la famosa finca militar entre Osuna y ?cija. Desde hace una d¨¦cada, RMHSA (CGT-A) reclama que estos lugares se se?alen para que sirvan como elementos de recuperaci¨®n de la memoria. En el caso de Heli¨®polis, seg¨²n afirman, ni el Ayuntamiento ni la Junta han respondido.
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