El PP rompe el consenso del Estatut y aplaza sin fecha la reforma de 2011

Los diputados populares dejaron este martes entre aplausos la reforma del Estatut en la cuneta. Tras forzar al l¨ªmite los tiempos y los reglamentos, el PP que preside Alberto Fabra no dud¨® en romper el consenso de la reforma estatutaria de 2011 para evitar una nueva desautorizaci¨®n del Gobierno de Mariano Rajoy.

Tras constatar que el Ministerio de Hacienda manten¨ªa su veto sobre la reforma aprobada por las Cortes en 2011 ¡ªen la que se pide al Estado un porcentaje de inversi¨®n igual del peso demogr¨¢fico de la Comunidad Valenciana¡ª y que el PP en el Congreso iba a votar en contra de la tramitaci¨®n de la modificaci¨®n del Estatut, Fabra forz¨® la situaci¨®n para retirar el punto del orden del d¨ªa del Congreso de los Diputados.

El lunes, a trav¨¦s de un escrito del vicepresidente Jos¨¦ Ciscar, Fabra pidi¨® a las Cortes un aplazamiento. Y este martes, la Mesa y la Junta de Portavoces fueron reunidas al trote para pedir un aplazamiento en la tramitaci¨®n de la reforma estatutaria al presidente del Congreso, Jes¨²s Posada. El rodillo del PP trabaj¨® para permitir que el presidente de las Cortes, Juan Cotino, se ausentase de la Junta de Portavoces a las 10.25 para tramitar la solicitud a Madrid antes que se reuniesen los portavoces de los grupos parlamentarios del Congreso y no se pudiese aceptar la petici¨®n.

Gerardo Camps que impuls¨® la reforma ahora no ve mal posponerla ¡®sine die¡¯

El malestar por las prisas y la improvisaci¨®n ¡ªde una situaci¨®n que el propio Grupo Popular en las Cortes ya hab¨ªa alertado al jefe del Consell antes de las vacaciones¡ª hizo que el presidente del Congreso tuviese que conceder un turno de palabra a cada grupo parlamentario antes de proceder a retirar del debate, sin votaci¨®n alguna, la tramitaci¨®n de la reforma del Estatut.

El encargado de defender el aplazamiento por parte del PP fue el diputado y el exconsejero de Hacienda Gerardo Camps. El mismo que hace tres a?os defendi¨® y vot¨® la reforma del Estatut, ahora aparcada. Camps destac¨® entonces ¡°la importancia de la voluntad politica de los valencianos¡± y presumi¨® de que las decisiones del Consell no requer¨ªan del respaldo del PP nacional. En plena fiebre autonomista, el exconsejero recalc¨®: ¡°Los valencianos no somos ciudadanos de segunda¡±. Por el contrario, este martes Camps minusvalor¨® la misma reforma que ¨¦l alent¨®. ¡°Un aplazamiento no supone ning¨²n perjuicio para los valencianos¡±, enfatiz¨® el exconsejero y diputado despu¨¦s de recordar que la disposici¨®n que se pretende incluir en el Estatut no obliga al Gobierno a invertir en la Comunidad Valenciana y que es el Congreso de los Diputados quien aprueba los presupuestos generales del Estado.

El socialista Ximo Puig advirti¨® que ¡°el aplazamiento, por tercera vez de la tramitaci¨®n, significa la ruptura del consenso que propici¨® la reforma del Estatut¡±. ¡°Es una decisi¨®n que ha tomado el PP de forma injusta, ileg¨ªtima y antidemocr¨¢tica¡±, afirm¨® el portavoz socialista, que a?adi¨®: ¡°Fabra y el PP ha decidido dejar caer la Comunidad Valenciana¡±.

EU pide al PP que d¨¦ la cara y Comprom¨ªs ve a Fabra genuflexo

En id¨¦ntico sentido se manifestaron Ricardo Sixto, de Esquerra Unida-Izquierda Plural, que pidi¨® sin ¨¦xito una votaci¨®n de la C¨¢mara sobre la retirada de la tramitaci¨®n del Estatut. ¡°Si el PP valenciano no que quiere que el tema se debata que pida la retirada definitiva en las Cortes¡±, indic¨®.

Joan Baldov¨ª, de Comprom¨ªs, sali¨® a la tribuna con una camiseta con la figura de Jaume I y el lema Vergonya cavallers, vergonya. Baldov¨ª indic¨®: ¡°Los valencianos no tenemos un presidente, tenemos un gobernador civil d¨¦bil y genuflexo. Un presidente que no pinta nada¡±. Toni Cant¨® de UPyD se limit¨® a quejarse de la instrumentalizaci¨®n partidista que hace del PP de los Parlamentos.

Los aplausos del PP a la intervenci¨®n de Gerardo Camps cerraron el debate, mientras en el PPCV se afanaban por presumir de valencianistas. Un esfuerzo con el que intentan cerrar una brecha por la que pueden perder un porcentaje significativo de votos.