A d¨®nde nos llevan
Algunos tenemos memoria de varias ¡®tierras prometidas¡¯ que tienen un com¨²n denominador: todas han sido fallidas
Imposible no pregunt¨¢rselo en serio. ?A d¨®nde vamos? ?Por qu¨¦ y para qu¨¦? ?Con qui¨¦n vamos? ?Qu¨¦ m¨¦ritos tiene el gu¨ªa? ?Qu¨¦ garant¨ªas democr¨¢ticas ofrece? ?C¨®mo se cumplir¨¢n? La independencia de Catalu?a es por ahora un agujero negro, un paisaje por explorar: un 'todo inc¨®gnitas' del que s¨®lo nos sugieren que es 'la tierra prometida¡¯. ?Itaca? Un d¨¦j¨¤ vu hist¨®rico.
Algunos vejestorios, pese a nuestra mala educaci¨®n durante el franquismo, tenemos memoria de varias 'tierras prometidas'. La de los nacionalistas de Franco y la de 'la otra vida en el cielo', que promet¨ªan 'a los buenos' monjas y curas. Otra: la 'liberaci¨®n y la igualdad' que aseguraban ingenuos e iletrados marxistas hispanos y catalanes. Conocemos tambi¨¦n los resultados de la 'tierra prometida' (por Tatcher & C¨ªa) del "capitalismo popular": desigualdad galopante, culto al dinero, codicia y corrupci¨®n, liquidaci¨®n del Estado del Bienestar, recortes y mentiras, degradaci¨®n de la democracia. En dos a?os el Gobierno de Mariano Rajoy se ha transformado en ejecutor fiel de esos 'logros'. Estas 'tierras prometidas' tienen com¨²n denominador: son fallidas. Filfa. Errores hist¨®ricos. Algunos hemos salido esc¨¦pticos. Qu¨¦ menos.
No por esc¨¦pticos hemos dejado de creer en las posibilidades humanas. Ah¨ª est¨¢ la Ilustraci¨®n, los griegos, los fundamentos romanos del pacto social, que son las leyes, la m¨²sica barroca, Mozart, Verdi y Rossini, el cine, la ciencia y la conciencia. Hay demasiadas cosas importantes y sobra experiencia como para enredarse otra vez en fantas¨ªas capaces de engendrar un nuevo Frankenstein que nos engulla est¨²pidamente.
Me gustar¨ªa, como catalana, que alguien me explicara ¡ªcon cierto detalle y respeto por la inteligencia civil que no cree en "tierras prometidas" ni en elucubraciones fr¨ªvolas¡ª c¨®mo ser¨¢ esa independencia
Debe ser que cada generaci¨®n quiere dejar su impronta ut¨®pica. Los que hemos vivido aqu¨ª nuestros ¨²ltimos 69 a?os, comprendimos hace d¨¦cadas que Pujol (Jordi) dedic¨® su vida de alcalde/profeta/empresario a dise?ar los deseos preferentes de las generaciones futuras y a apacentar 'el pais' construyendo redes de fieles clientes. Clientes consumidores del producto independencia o similar: mucho sentimiento, flojo raciocinio.
Hoy Pujol reconoce estar en ese juego ¡ªdice ser un converso¡ª despu¨¦s de su intr¨¦pida batalla de toda una vida contra los elementos de una Espa?a que "no nos quiere". Acab¨¢ramos. Nos pone ante el abismo de la inc¨®gnita: ?a d¨®nde nos llevan? ?y qui¨¦nes?
Me gustar¨ªa, como catalana, que alguien me explicara ¡ªcon cierto detalle y respeto por la inteligencia civil que no cree en "tierras prometidas" ni en elucubraciones fr¨ªvolas¡ª c¨®mo ser¨¢ esa independencia. Sabemos que ser¨¢ catalana, pero ?qu¨¦ m¨¢s? Derechos, deberes, calidad democr¨¢tica, relaci¨®n con los vecinos y con el mundo, de qu¨¦ vamos a vivir, en que trabajaremos, qu¨¦ costar¨¢ la aventura y, en suma, qu¨¦ tipo de vida nos preparan los que gu¨ªan la manada. Porque, hasta ahora, nos tratan como manada, reba?o, pobre gente que no entiende: exactamente igual, por cierto, que ciertos catalan¨®fobos del Gobierno de Madrid, que mientras recortan pensiones y derechos democr¨¢ticos, se ufanan de que ¡°Espa?a es el modelo actual de ¨¦xito en el mundo¡± (ministro de Hacienda), ¡°Hay que perder el miedo a innovar¡± (ministra de Trabajo).
A las manadas no se les convence: se les dan esl¨®ganes, instrucciones y se las organiza por tramos, para admiraci¨®n de los muy numerosos catalanes incontrolados, entre los que me cuento. ?Cu¨¢ntos somos los que, por si no hubiera bastante desgracia con Rajoy y con Merkel, debemos digerir sin preguntas la vol¨¢til 'tierra prometida' de la independencia catalana? Sobran motivos para el malestar: 6 millones de parados, casi uno de catalanes. La V¨ªa pudo ser su exorcismo. Tomarse la independencia en serio es algo muy distinto: ?se trata de organizar un pa¨ªs mejor o de montar un apa?o de finca privada para las ¨¦lites habituales?
Los catalanes somos gente estupenda, tambi¨¦n los espa?oles: otra cosa muy distinta son sus gobiernos. No vale confundir los pueblos con pol¨ªticos cuyas trayectorias muestran habilidad para promover una opini¨®n tan dominante que coacciona la pluralidad de la realidad. Es deseable saber a d¨®nde nos llevan y que hablen con claridad de esa independencia que a¨²n llaman 'derecho a decidir'. ?Es mucho pedir o no vale la pena?
Margarita Rivi¨¨re es periodista.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.