¡°Sin la escuela, el pueblo morir¨¢¡±
Familias de Prullans luchan para evitar el encarecimiento del comedor escolar, lo que podr¨ªa suponer el fin del colegio
David Isern acompa?a cada d¨ªa a sus cuatro hijos, de entre 3 y 9 a?os, al colegio El Puig de Prullans (Cerdanya, 240 habitantes), una escuela rural con m¨¢s de medio siglo de historia que acoge a 12 ni?os. Los hijos de David son ya la tercera generaci¨®n que estudia en esta peque?a escuela, un edificio de piedra con privilegiadas vistas al Pirineo. Isern teme por la continuidad de la escuela. Hace una semana que han empezado las clases y el servicio de comedor, pero las familias todav¨ªa no saben cu¨¢nto pagar¨¢n por el men¨². Hasta ahora el precio era 6,2 euros diarios, el m¨¢ximo autorizado por la Generalitat, pero el Consejo Comarcal ya les ha advertido de que se puede disparar hasta los 20 euros. Para Isern, esto provocar¨¢ una reacci¨®n en cadena catastr¨®fica. ¡°Con este precio muchas familias podr¨ªan optar por llevar a sus hijos a escuelas normales de municipios m¨¢s grandes. Pero si se van, la escuela cerrar¨¢, el pueblo morir¨¢ y se acabar¨¢ convirtiendo en una urbanizaci¨®n de segunda residencia¡±, cavila temeroso el padre, que preside la AMPA.
Las campanas que anuncian malas noticias para las familias empezaron a sonar a principios de mes. La empresa ISS, que gestiona el comedor de ocho escuelas de la comarca, ha perdido su principal cliente en la zona, el instituto Pere Borrell de Puigcerd¨¤, que ha pasado a hacer jornada intensiva y no tendr¨¢ comedor. El curso pasado el coste real del comedor de Prullans y del resto de centros ¡ªmuy alejados unos de otros y con pocos alumnos¡ª superaba los 6,2 euros, pero la diferencia la asum¨ªa el Consejo Comarcal de la Cerdanya. El presidente de este ente, Ramon Moliner, asegura que sin el instituto el coste sube. Se baraja un incremento entre los 11 y los 20 euros, que variar¨ªa seg¨²n la escuela. ¡°A lo mejor la soluci¨®n que aporta el Cconsejo no es la mejor¡±, admite Moliner.
En Catalu?a hay 330 escuelas rurales, seg¨²n datos del Secretariado de Escuelas Rurales
El organismo local espera informar en los pr¨®ximos d¨ªas sobre el precio definitivo, que sea cu¨¢l sea, estar¨¢ por encima de las expectativas de las familias. Por eso, estas ya han empezado a organizar una campa?a de micromecenazgo para recaudar fondos y amortiguar temporalmente este encarecimiento. El AMPA est¨¢ vendiendo vales de 10 euros que dan derecho a un obsequio de los diferentes comercios que han participado en la campa?a. Como alternativa, la AMPA tambi¨¦n estudia la posibilidad de que los ni?os lleven una fiambrera, pero a¨²n as¨ª deber¨ªan pagar cerca de cuatro euros por el monitor.
¡°Por 20 euros, a las familias casi les sale m¨¢s a cuenta llevar a los ni?os al restaurante de aqu¨ª al lado¡±, propone el profesor de la escuela Jordi Mestres, en un momento tranquilo de la clase en que los alumnos trabajan por su cuenta en una aula espaciosa y multifuncional con varias pizarras (una tradicional y otra digital), puzles, pinturas y un rinc¨®n para los ordenadores. ¡°Tenemos muchos recursos, lo que signinfica que el material se reparte entre menos ni?os¡±, celebra Mestres.
Mestres, que tambi¨¦n imparti¨® clases en la escuela convencional, con aulas y profesores para cada nivel, no duda ni un segundo a la hora de escoger la rural: ¡°La atenci¨®n es m¨¢s individualizada. Tengo entre cinco y 10 ni?os a mi cargo. Adem¨¢s no tenemos libros y el aprendizaje se hace en com¨²n. Es una escuela de valores basada en la cooperaci¨®n y la ayuda¡±, explica mientras echa un ojo a sus pupilos, que en ese momento est¨¢n escribiendo o un cuento o un poema. Neus, de 11 a?os, ha elegido lo segundo. Se inspira en el oto?o ¡°porque est¨¢ al caer¡±, dice mientras se pelea con una estrofa. Su compa?era Blau, de 9 a?os, ha preferido el cuento. ¡°Va de una ni?a a la que se le ha muerto la madre. Su padre se vuelve a casar, con una modelo. Al principio no se llevar¨¢n bien, pero despu¨¦s s¨ª¡±, explica, aunque apenas ha escrito un p¨¢rrafo en su port¨¢til. Un metro m¨¢s all¨¢, los m¨¢s peque?os se afanan con unos puzles, vigilados por Cristina, la maestra de refuerzo.
El AMPA est¨¢ recaudando fondos para hacer frente a la subida de precios
En Catalu?a hay 330 escuelas rurales, seg¨²n datos del Secretariado de Escuelas Rurales. La entidad define estos centros con las tres p: peque?a, p¨²blica y de pueblo. Esta ¨²ltima es la m¨¢s importante, seg¨²n los docentes y familias, que coinciden en calificar una escuela rural como dinamizadora del pueblo. ¡°En municipios tan peque?os la escuela es el ¨²nico espacio cultural y muchos mantienen las fiestas populares gracias al colegio¡±, tercia Assumpta Duran, miembro del Secretariado y maestra de la escuela rural de Borred¨¤ (Bergued¨¤). ¡°En mi colegio los ni?os hacen panellets para todo el pueblo. Y antes de existir la escuela no se hac¨ªa el Carnaval. La escuela fue quien lo recuper¨®¡±, a?ade.
Lo mismo sucede en Prullans. ¡°Cuando hacemos Els Pastorets o una chocolatada viene todo el pueblo¡±, explica con orgullo Jordi Mestres, mientras recuerda la fragilidad de estas escuelas, que necesitan un m¨ªnimo de cinco alumnos para mantenerse abiertas: ¡°Aqu¨ª cada ni?o es un tesoro¡±.
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