Europa no se merece algo as¨ª...
La campa?a de las elecciones europeas no deber¨ªa centrarse, como ha ocurrido otras veces, en cuestiones dom¨¦sticas
Hace un a?o, a petici¨®n de la Fundaci¨® Catalunya-Europa, fui miembro del jurado que premi¨® a Laura Batalla por un ensayo titulado The european topics in national media. Analiza en ¨¦l la presencia de los temas europeos en los medios, tomando como referencia tres de ellos: Le Monde, La Vanguardia y The Guardian. Se fija especialmente en el periodo de las elecciones al Parlamento de Estrasburgo en 2009, y sus conclusiones son similares en los tres casos: las campa?as electorales europeas en los tres pa¨ªses estuvieron m¨¢s centradas en luchas internas que en temas europeos, y ello debilit¨® a¨²n m¨¢s el modelo de democracia de la UE.
Tomo el caso espa?ol, el m¨¢s cercano, y cito algunas de las conclusiones del an¨¢lisis: el PP enfoc¨® las elecciones al Parlamento Europeo como un refer¨¦ndum sobre las pol¨ªticas de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero; el tema central de la propaganda electoral era presentarlo como el peor presidente de la democracia, y M. Rajoy ped¨ªa el voto europeo al PP ¡°por la necesidad de cambiar de presidente en Espa?a¡±. Aunque La Vanguardia cre¨® expresamente p¨¢ginas de ¡°Elecciones europeas¡±, se encontr¨® que buena parte de su contenido no ten¨ªa nada que ver con la pol¨ªtica de la UE, hasta el punto de que alg¨²n editorial y varios articulistas o corresponsales (Barbeta, Juliana, Bru de Sala, Dom¨ªnguez, Navarro¡) lamentaron ¡°la ocasi¨®n perdida¡± que representaron las elecciones, ya que ni se conocieron bien las propuestas de los distintos partidos para el futuro de Europa, ni se analizaron los incumplimientos de objetivos por parte de la Comisi¨®n, ni se discuti¨® el modelo social o energ¨¦tico de la UE.
Destaco dos frases recogidas en el peri¨®dico: ¡°Las pasadas elecciones europeas nunca hab¨ªan sido menos europeas¡±, o bien ¡°la campa?a ha aumentado la distancia entre los ciudadanos y las pol¨ªticas europeas, como resultado de los intereses estrat¨¦gicos de los dos grandes partidos espa?oles¡±. No es pues raro que la participaci¨®n fuera muy baja y que la din¨¢mica en la UE haya bajado de tono a pesar de las urgencias que exig¨ªa la crisis.
Se acercan nuevas elecciones y la preocupaci¨®n por el futuro de la UE ha crecido. Hay una mayor conciencia de que, para bien o para mal, el futuro de Catalu?a y de Espa?a, tanto pol¨ªtica como econ¨®micamente, est¨¢ muy condicionado por la direcci¨®n que tome la UE. Entretanto, la distancia entre los ciudadanos y las decisiones de Bruselas se agranda. Se comprende, ya que ni el presidente de la Comisi¨®n, ni los comisarios, ni otros cargos, tienen un mandato del que tengan que rendir cuentas, pues no han sido elegidos democr¨¢ticamente, sino designados no se sabe con qu¨¦ criterios.
Los partidos europeos (por lo menos el PPE y el PSE) parece que han tomado conciencia de ello y est¨¢n preparando unas listas que incluyan una propuesta para presidente de la Comisi¨®n, de forma que el voto, adem¨¢s de decidir los eurodiputados, condicione la futura Comisi¨®n. No es una soluci¨®n suficiente, pero es un paso adelante hacia una democracia real en la UE: si el presidente de la Comisi¨®n sale, aunque sea indirectamente, de los votos populares, sobrar¨¢n tejemanejes entre Estados y entre partidos para los nombramientos. Espero que esta idea se materialice en 2014.
Ante esta perspectiva, me preocupa escuchar en Espa?a que ¡°las elecciones europeas ser¨¢n un test para las generales¡±, y en Catalunya que ¡°los resultados servir¨¢n para ver el nivel del soberanismo en el pa¨ªs¡± y o¨ªr hablar de posibles listas conjuntas, con este ¨²nico fin, entre fuerzas que discrepan en muchos aspectos b¨¢sicos, y cuyos diputados dar¨ªan en su momento su voto a una persona distinta para presidente de la Comisi¨®n. Estamos volviendo a desfigurar las elecciones europeas, olvidando que cada cosa debe servir para lo que se cre¨®. No es bueno usar un cuchillo para apretar tornillos, ya que se puede estropear la hoja y resulta que luego no cortar¨¢ bien el jam¨®n.
Con estos retorcimientos nos convertimos en culpables del alejamiento de los ciudadanos respecto de lo que ocurre en la UE, la instituci¨®n cuyas decisiones cada vez m¨¢s influyen en su futuro. Acusamos con raz¨®n a los pol¨ªticos europeos de este distanciamiento, y tambi¨¦n a los medios; pero ?no son los pol¨ªticos ¡°nacionales¡± los principales responsables? Europa no merece este desprecio, y nuestros ciudadanos todav¨ªa menos.
Joan Maj¨®, ingeniero y exministro.
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