Siete veces Don Juan

Una superproducci¨®n (la mayor que hay en Madrid en cartel), hecha con cuatro mil euros mediante micromecenazgo. Admira, divierte e invita a pensar el Tenorio que C¨¦sar Barl¨® y un equipo fant¨¢stico de m¨¢s de cien profesionales han puesto en pie generosamente sobre cinco escenarios, en el enorme solar que dej¨® el polideportivo de La Latina. Teatro civil, hecho para revincular el d¨ªa de difuntos (a?o nuevo celta) con la representaci¨®n de una obra cuyo amoral protagonista seduce mujeres por sistema para irle ganando vida a la muerte, hasta que un amor omn¨ªmodo lo redime.

En la Hoster¨ªa del Laurel, 550 espectadores y 35 actores compartimos una fiesta con banda de rock incluida (¡°Cu¨¢n gritan esos malditos¡±); luego, iniciamos un peregrinaje hasta el espacio fabril de do?a Ana; a la quinta entre andamios donde Don Juan arriba en un barquito velero estilo Fura, al pante¨®n donde el alma de In¨¦s vuela sobre un lecho de hojas muertas entre una pl¨¦yade de estatuas marm¨®reas palpitantes, con la fachada del Teatro de La Latina como albo tel¨®n de fondo¡­

Siete actores (uno por acto) y cuatro actrices ofrecen una atinada visi¨®n poli¨¦drica de Don Juan y de Do?a In¨¦s, Paco Puertas le imprime un aliento human¨ªsimo a Don Luis (y coreograf¨ªa una serie trepidante de luchas a florete), Iria M¨¢rquez es una Br¨ªgida cristalina y Rafa N¨²?ez hace del fantasmal comendador un esp¨ªritu burl¨®n, un diablillo dom¨¦stico en las ant¨ªpodas del clich¨¦. Los problemas que los inal¨¢mbricos dan en espacio tan dif¨ªcil se solventar¨ªan con un poquito de presupuesto y las m¨¢s de 300 personas que se quedaron anoche en la calle bien se merecer¨ªan la pr¨®rroga del espect¨¢culo. A la disposici¨®n de proyectos civiles como este debieran de ponerse medios p¨²blicos o un espacio tan infrautilizado como el Matadero.