Un ideario chino

Una China pujante en lo art¨ªstico corre en un vertiginoso presente a la par que se exhibe como la segunda econom¨ªa mundial (y con pron¨®sticos de llegar m¨¢s pronto que tarde a ser la primera), tratando de colocarse en lugar prominente a nivel global; as¨ª han surgido nuevos teatros y expresiones, nombres propios y conjuntos.

El ballet en el gigante asi¨¢tico hace apenas un cuarto de siglo (o menos) se ce?¨ªa a las grandes compa?¨ªas acad¨¦micas formateadas desde el mao¨ªsmo en el ¨¢mbito escol¨¢stico y est¨¦tico aportado por la influencia sovi¨¦tica desde los a?os cincuenta del siglo pasado.

Jin Xing fue una pionera de la nueva danza China y cuando la entrevist¨¦ en 2006 para EL PA?S dijo: ¡°Puedo ser la estatua de la libertad de China¡±. Metaf¨®ricamente, Tao Ye y toda su generaci¨®n, est¨¢n escalando dentro de esa estatua simb¨®lica de expresi¨®n abierta a nuevos horizontes, saltando los escalones de tres en tres, ganando tiempo. A pesar de que el tempo chino no es el tempo espa?ol, el ideario del core¨®grafo cala.

Cu¨¢n lejos, cu¨¢n cerca est¨¢ la danza oriental moderna de los sistemas codificados occidentales; esto ahora se est¨¢ estudiando pormenorizadamente. En Tao Ye est¨¢ sobre todo la estilizaci¨®n del tai-chi, con un algo de contacto y hasta un reelaborado ritual pl¨¢stico de corte sintoista, pero tambi¨¦n hay un poderoso control sobre la r¨ªtmica (a veces endemoniada de dif¨ªcil). Y tanto en 4 como en 5 el vestuario es un factor inteligente, m¨®vil, que contribuye a la seducci¨®n del p¨²blico.

Todo resulta hipn¨®tico, de engranaje perfecto. En la primera, con el obsesivo del ensemble a cuatro, en la segunda con la organicidad de un cuerpo ¨²nico (compuesto por cinco) a trav¨¦s de ese traje-piel, que es extensi¨®n de la forma animada. Digno de verse este riguroso trabajo.