Smart City 2023
?Qu¨¦ quedar¨¢, dentro de diez a?os, de todas esas tecnolog¨ªas urbanas inteligentes que hoy tanto prometen?
Hagamos un ejercicio de futurolog¨ªa. Estamos en Barcelona, en el a?o 2023. La ciudad inici¨® hace m¨¢s de tres lustros su apuesta por las tecnolog¨ªas inteligentes, lo que llev¨® a numerosas empresas a aprovechar la oportunidad para hacer pruebas piloto de mejora de la eficiencia urbana a trav¨¦s de la inversi¨®n tecnol¨®gica. La celebraci¨®n durante a?os del Mobile World Congress y la Smart City Expo favoreci¨® este tipo de proyectos, y proliferaron las infraestructuras smart. Poco a poco, sin embargo, muchas fueron abandonadas, a veces por no funcionar como se esperaba, a veces por no ser capaces de atraer suficiente inversi¨®n para ser viables, a veces por la p¨¦rdida de centralidad de Barcelona en la red internacional de eventos tecnol¨®gicos.
En consecuencia, ciertos espacios constituyen hoy verdaderos cementerios de 'trastos' smart. Entre los proyectos que todav¨ªa pueden encontrarse en el espacio p¨²blico est¨¢n, por ejemplo, los sensores subterr¨¢neos. Algunos de ellos, situados en zonas de aparcamiento de pago, deb¨ªan permitir a los conductores localizar, a trav¨¦s de una aplicaci¨®n m¨®vil, las plazas libres y pagar a trav¨¦s de un sistema de onda ultras¨®nica conectado a un punto con tecnolog¨ªa NFC. Hoy parece evidente que un sistema que permita saber por adelantado si hay aparcamiento libre es poco ¨²til, por el alto grado de rotaci¨®n de esos espacios, pero entonces parec¨ªa una buena idea.
Hace unos a?os las farolas empezaron a incorporar 'protuberancias' en forma de sensores de calidad del aire, temperatura, ruido e iluminaci¨®n; c¨¢maras de reconocimiento termal; wifi; centros de distribuci¨®n de anuncios personalizados v¨ªa m¨®vil y control de los flujos de paso. Muchas de estas farolas est¨¢n hoy apagadas. En las que funcionan, la ¨²nica mejora que perdura es el ahorro energ¨¦tico por la utilizaci¨®n de LEDs. El resto de prestaciones nunca logr¨® imponerse, pero ah¨ª siguen.
Nunca se aclar¨® qui¨¦n se har¨ªa responsable en ¨²ltima instancia de esos experimentos, y en muchos casos la administraci¨®n tuvo que acabar asumiendo los costes de desinstalaci¨®n
Tambi¨¦n las paradas de autob¨²s inteligentes fueron v¨ªctimas del hecho de ser puntos fijos del mobiliario urbano a los que era barato ir a?adiendo aparatos. En este caso, de las muchas promesas de predicci¨®n y gesti¨®n de flujos, reconocimiento biom¨¦trico y personalizaci¨®n de anuncios y servicios, lo ¨²nico que se ha consolidado en este 2023 son los paneles de aviso de tiempos de espera y los v¨ªdeo-anuncios como alternativa a los p¨®sters est¨¢ticos.
Otro 'trasto' son los quioscos de adquisici¨®n de t¨ªtulos de transporte mediante tarjetas inteligentes con tecnolog¨ªa RFID. Este sistema deb¨ªa permitir hacer peque?as compras con una tarjeta que funcionaba por contacto, y convertirse en la antesala del pago a trav¨¦s del tel¨¦fono m¨®vil, pero los fallos de seguridad hicieron que jam¨¢s llegara a consolidarse.
Quiz¨¢ el caso m¨¢s destacado sea el del edificio mediaTIC, un ejemplo de arquitectura verde que iba a inaugurar una nueva era de edificaci¨®n sostenible. Construido con una cobertura pl¨¢stica inflable reguladora de la luz y la temperatura, iba a reducir significativamente las emisiones de CO2 y la factura energ¨¦tica. Sin embargo, pronto se convirti¨® en el edificio m¨¢s caro de mantener de todo el parque existente, debido al colapso del sistema inflable d¨ªas despu¨¦s de su inauguraci¨®n. Finalmente tuvo que cerrarse por la falta de inversores interesados en comprar un edificio con unos gastos de climatizaci¨®n desorbitados. Pero ah¨ª sigue, cual fantasma del futuro-pasado.
A todo ello hay que a?adir los miles de c¨¢maras de videovigilancia inutilizadas que subsisten por doquier. Una vez instaladas, la administraci¨®n y la polic¨ªa descubrieron sus altos costes de mantenimiento y gesti¨®n. Cuando la fascinaci¨®n por el ojo electr¨®nico disminuy¨®, muchas quedaron como recuerdo de un tiempo en que cre¨ªmos que la inseguridad pod¨ªan evitarse a distancia.
Y ¨¦sta es s¨®lo la parte visible. Los residuos de la apuesta smart tambi¨¦n son los cientos de miles de ficheros con datos personales que se han ido acumulando en estos 23 a?os del nuevo milenio y que siguen dando vueltas por la Nube, como astronautas fuera de ¨®rbita. Datos sobre tarjetas de cr¨¦dito, compras, perfiles de consumo, historias m¨¦dicas, multas impagadas, sentencias judiciales, historiales de consumo el¨¦ctrico... Toda la infraestructura de datos que alimentaba los sistemas que promet¨ªan mejorar la experiencia urbana a partir de una mejor identificaci¨®n y seguimiento de los ciudadanos.
Estos ejemplos son recuerdos de un futuro tecnol¨®gico que no lleg¨®. Fantasmas del optimismo tecnol¨®gico que llev¨® a la administraci¨®n p¨²blica a adquirir e instalar nuevas tecnolog¨ªas urbanas, y a permitir que el espacio p¨²blico fuera utilizado como campo de pruebas de modelos de negocio fallidos. Nunca se aclar¨® qui¨¦n se har¨ªa responsable en ¨²ltima instancia de esos experimentos, y en muchos casos la administraci¨®n tuvo que acabar asumiendo los costes de desinstalaci¨®n. Pese a que en algunos municipios existen ya auditor¨ªas tecnol¨®gicas que ayudan a inventariar estos restos y a realizar programas de racionalizaci¨®n de la huella tecnol¨®gica, la rapidez con la que se imponen los buenos diagn¨®sticos y las buenas pol¨ªticas es todav¨ªa inferior a la rapidez con la que se impuso la promesa de la smart city. Bienvenidos al futuro.
Gemma Galdon Clavell es doctora en pol¨ªticas p¨²blicas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.