M¨¢s all¨¢ del cuarto de ba?o
Una muestra en la Fundaci¨®n Gulbenkian recorre la historia del azulejo desde el antiguo Egipto El proyecto evidencia el papel de Granada y Sevilla en Occidente y su desarrollo en Portugal
Los azulejos, esos pedazos de barro cocido y coloreado que sumerios y egipcios inventaron para revestir de dignidad las pobres paredes de adobe, se han sacudido el estigma del cuarto de ba?o y han entrado por primera vez a un prestigioso espacio cultural. El paso lo han dado de la mano de Alfonso Pleguezuelo, catedr¨¢tico de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla y especialista en cer¨¢mica. El brillo de las ciudades. La ruta del azulejo re¨²ne en la Fundaci¨®n Gulbenkian de Lisboa, hasta el 26 de enero, 171 piezas prestadas por 37 museos y colecciones internacionales.
La muestra recorre los casi 5.000 a?os de la historia del azulejo. Comienza con las piezas vidriadas en verde del 2700 antes de Cristo que recubr¨ªan oscuros pasillos de las pir¨¢mides del conjunto funerario de Saqqara, cerca de El Cairo (Egipto), y termina con un panel abstracto de 2009 firmado por un artista turco. ¡°Los de Saqqara son los azulejos m¨¢s antiguos que nos han llegado. Este revestimiento surgi¨® en los valles del Nilo, el Tigris y el ?ufrates, en los dos antiguos imperios agrarios, unido a la arquitectura realizada a partir de la tierra, no de la piedra que se pod¨ªa tallar y policromar para embellecer su acabado. El adobe y el ladrillo se cubr¨ªan con azulejos que cumpl¨ªan una funci¨®n est¨¦tica pero tambi¨¦n protectora de los paramentos¡±, explica Pleguezuelo, autor de una quincena de libros sobre el tema y comisario de exposiciones como Lozas y azulejos de Triana. Colecci¨®n Carranza, en el Real Alc¨¢zar de Sevilla desde 2011.
Aunque griegos y romanos conoc¨ªan la t¨¦cnica, los m¨¢rmoles le ganaron la batalla a la terracota y esta cay¨® en el olvido durante siglos. ¡°Es la cultura musulmana la que retoma el uso del azulejo en el siglo IX y llega a Europa un siglo despu¨¦s gracias a los cruzados que utilizan los revestimientos cer¨¢micos en la arquitectura g¨®tica. Pero tambi¨¦n hubo otra ruta distinta entre la cultura nazar¨ª y oriente que se materializ¨® en la Alhambra. El alicatado comenz¨® en Granada en el siglo XIII, en el cuarto real de Santo Domingo y, desde ah¨ª, se fue expandiendo a los reinos cristianos: a Francia, a Italia y al resto de Europa¡±, explica.
La exposici¨®n, en la que Pleguezuelo comparte el comisariado con Jo?o Castel-Branco ¡ªactual responsable de la Gulbenkian y exdirector del Museo del Azulejo de Lisboa¡ª, persigue presentar el azulejo como un elemento de di¨¢logo cultural en torno al Mediterr¨¢neo. ¡°El azulejo tiene un componente artesanal que, hasta ahora, hab¨ªa impedido que se considerara una obra de arte. Nosotros queremos mostrar su vertiente artesanal, pero tambi¨¦n su lado culto¡±, apunta Pleguezuelo, quien recuerda la predilecci¨®n del fil¨¢ntropo armenio Calouste Gulbenkian, cuyo legado fue el origen de la fundaci¨®n, por los azulejos turcos de Iznik del siglo XVI, que est¨¢n muy bien representados en su colecci¨®n. ¡°Son los m¨¢s perfectos que existen, los que revisten, entre otros edificios, la Mezquita Azul de Estambul. Su fondo blanco es muy puro y utilizan el rojo, un color muy dif¨ªcil de conseguir en cer¨¢mica hasta el siglo XIX¡±, afirma el catedr¨¢tico.
En la exposici¨®n destacan piezas como un azulejo persa en forma de estrella del siglo XIII en el que aparecen ocho retratos. ¡°Esta obra viene del Louvre y es muy especial porque los persas son de los pocos pueblos musulmanes que representan figuras humanas¡±, precisa el comisario. Tambi¨¦n pueden verse un panel de tulipanes pintados (1630-1650), otro de arista con estrellas procedente de una b¨®veda del convento de Santa Clara de Sevilla (siglo XVI), o un frontal de altar realizado por Crist¨®bal de Augusta de 1576, un a?o antes de que comenzase los z¨®calos del sal¨®n de los tapices del Alc¨¢zar sevillano. Adem¨¢s, se incluyen obras del siglo XX como el exuberante pavo real del alem¨¢n Max Laeuger.
El Pompidou, los museo del Louvre y de Orsay (Par¨ªs); el Real de Arte e Historia (Bruselas), el Boijmans van Beuningen (Rotterdam), el Museo del Azulejo (Lisboa), el Arqueol¨®gico Nacional (Madrid), el Nacional de Cer¨¢mica (Valencia) y el Bellas Artes (Sevilla) son algunos de los prestadores, a los que se ha sumado el Centro de Cer¨¢mica de Triana, que a¨²n no ha abierto sus puertas.
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