Los pioneros del trauma
La Unidad de Cuidados Intensivos del Doce de Octubre cumple dos d¨¦cadas en las que ha atendido a m¨¢s de 8.000 pacientes muy graves y cr¨ªticos
Cuando Maruja Jim¨¦nez, de 62 a?os, ingres¨® el 29 de marzo de 2011 en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) de Trauma del hospital Doce de Octubre, los m¨¦dicos le dieron solo un 10% de probabilidades de vivir. Acababa de sufrir un brutal accidente de tr¨¢fico en Valmojado (Toledo) en el que murieron su marido y su hermana. Ella sufr¨ªa traumatismos abdominal y tor¨¢cico, adem¨¢s de algunas fracturas. Pas¨® 46 d¨ªas en coma hasta que volvi¨® a recuperar la conciencia. Ahora, superado aquel siniestro, es capaz de hacer gimnasia en el agua, nataci¨®n y llevar una vida muy activa.
El caso de Maruja Jim¨¦nez es uno de los m¨¢s de 8.000 que ha visto la UCI de Trauma desde que se fund¨® hace ahora dos d¨¦cadas. Fue la primera de estas caracter¨ªsticas que se abr¨ªa en Espa?a. ¡°En aquel entonces, nos miraron como si fu¨¦ramos unos locos, pero el tiempo nos ha dado la raz¨®n y ha habido m¨¢s centros que nos han copiado¡±, reconoce el fundador y responsable de la UCI, el doctor Emilio Alted. El equipo profesional est¨¢ formado por siete m¨¦dicos, 35 enfermeras, 16 auxiliares y tres residentes.
La unidad se encuentra f¨ªsicamente en el edificio de urgencias. Para entrar, dispone de un pasillo con una puerta directa a la calle por la que acceden los pacientes que llegan en ambulancia. En la azotea del inmueble est¨¢ uno de los dos helipuertos con que cuenta el hospital. Es la otra v¨ªa por la que ingresan los enfermos.
Lo que llama la atenci¨®n en este recinto es que, pese a ser holgado y contar con solo ocho camas de ingreso, la actividad es fren¨¦tica. A primera hora, los m¨¦dicos y las enfermeras hacen un repaso detallado por el estado en que se encuentra cada paciente.
Despu¨¦s se reparten por paciente y le hacen todo tipo de controles y de curas. Por eso no es raro ver un aparato de rayos X m¨®vil para ver la evoluci¨®n de una fractura o que a una paciente se le haga una ecograf¨ªa previa a un cateterismo por la arteria femoral. ¡°Cuando llevamos a los pacientes a hacerles alguna prueba, va todo muy controlado para que no empeore¡±, reconoce el facultativo.
Cada d¨ªa se hacen pruebas, se comprueba la evoluci¨®n y se ve si el paciente puede pasar a planta. El personal se reparte por paciente, de forma que todos est¨¦n sobreatendidos. Tambi¨¦n se fija qui¨¦nes atender¨¢n las urgencias. Y aqu¨ª es donde est¨¢ m¨¢s protocolizada la forma de actuar de los facultativos. Un m¨¦dico, dos residentes, dos enfermeras, un auxiliar y un responsable de anotar todo lo que se le hace al paciente abordan los ingresos. Una novedad son cuatro c¨¢maras instaladas en el techo con las que se graban las intervenciones. Esto solo se hace en Estados Unidos y en Israel.
¡°Es fundamental el aviso previo que recibimos por parte del SAMUR o del Summa para estar prevenidos y que todo el personal est¨¦ preparado ya, listo para atenderlo. Despu¨¦s, grabamos [las intervenciones] y vemos en qu¨¦ hemos fallado o en qu¨¦ podemos mejorar¡±, explica Alted.
A lo largo de sus 20 a?os de existencia, la UCI ha atendido a m¨¢s de 8.000 pacientes con enfermedades traum¨¢ticas muy graves. De estos, el 82% ha sufrido politraumatismos por diferentes causas. La mayoritaria, casi la mitad, han sido por accidentes de tr¨¢fico, seguidos de agresiones (14%) y accidentes laborales (12%). ¡°Este a?o hemos visto un cambio de tendencia: los accidentes de motoristas y ciclistas han superado por primera vez a los de veh¨ªculos de cuatro ruedas¡±, se?ala el doctor.
La crisis y los cambios de h¨¢bitos tambi¨¦n est¨¢n detr¨¢s de los cambios en los pacientes. Los accidentes laborales han disminuido frente a los precipitados y las ca¨ªdas, que se han incrementado. El perfil del paciente es el de un var¨®n de unos 39 a?os que ha sufrido alg¨²n accidente. Eso no impide que tambi¨¦n haya aumentado en los ¨²ltimos a?os el n¨²mero de personas mayores que acuden a esta unidad. ¡°La poblaci¨®n vive m¨¢s a?os y los mayores son m¨¢s activos, lo que a veces se traduce en ca¨ªdas o accidentes¡±, a?ade Alted.
Al frente de la enfermer¨ªa est¨¢ Manuela Cuenca, una profesional con 40 a?os de experiencia y que puede vanagloriarse de haber abierto todas las unidades de cuidados intensivos del Doce de Octubre. ¡°El problema es que no existe esta especialidad en ningunos estudios y hay que formar al personal, lo que puede llevar varios meses. Al principio, solo se dedican a mirar. Eso s¨ª, este servicio es de los que engancha. Cuando alguien tiene que dejarlo, siempre nos comenta que lo echa en falta¡±, reconoce la supervisora. ¡°Aqu¨ª no hay ni fines de semana, ni verano ni vacaciones. Ante todo, tiene que gustarte el trabajar en la emergencia¡±, confiesa.
La sala consta de ocho camas y en los 20 a?os de historia jam¨¢s ha estado vac¨ªa. ¡°Puede que haya uno o dos pacientes, pero nunca hemos estado sin trabajo¡±, a?ade Cuenca. Los pacientes, al principio, llegaban de muchos sitios, en especial de la regi¨®n y de las provincias lim¨ªtrofes a Madrid. Sin embargo, esta carga de trabajo ha bajado gracias a la apertura de unidades similares en otros hospitales cercanos.
Cada una de esas camas representa una historia muy distinta. Desde un hombre que ha sufrido un accidente de moto hasta una mujer que se ha ca¨ªdo. El ¨ªndice de mortalidad oscila entre el 14 y el 18% en los pacientes traumatizados, lo que sit¨²a en los registros similares conseguidos por centros internacionales especializados en estas patolog¨ªas.
Una de las pacientes que, pese a estar recuperada, no deja de visitarles es Maruja Jim¨¦nez. Cada cierto tiempo, va a ver a los profesionales y les lleva alg¨²n detalle. Tambi¨¦n les felicita las Navidades. ¡°El mejor recuerdo que me llevo del tiempo que estuve aqu¨ª fue el trato humano de todo el personal, en especial de las enfermeras, con mis hijos y conmigo. Siempre ten¨ªan una sonrisa o un comentario agradable. Son esos ¨¢nimos que jam¨¢s se te olvidan¡±, recuerda Jim¨¦nez. ¡°Es lo que te permite no acordarte del golpe tan duro que supone perder a dos familiares en un accidente y estar al borde de la muerte¡±, concluye.
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