Mucho ruido, pocas leyes
Puede ser que el Gobierno andaluz sufra un 'impasse' creativo, el ¡°s¨ªndrome de la hoja en blanco¡± que afecta a los escritores tras su primera obra
N¨²mero de leyes en tramitaci¨®n en el Parlamento de Andaluc¨ªa: cero.
No puede ser m¨¢s desconcertante, a no ser que se trate de una h¨¢bil estrategia para despistar a la oposici¨®n pol¨ªtica. En el caso de que la hubiera, claro, y no deambulara por todos los rincones solicitando un tiempo muerto de juego hasta que Mariano Rajoy disponga de un ¡°momentico¡± para decidir qu¨¦ persona puede encabezar el cada vez m¨¢s derrotado ej¨¦rcito sure?o.
Cero leyes es casi una heroicidad. Debe ser dif¨ªcil resistirse cada ma?ana a escribir unas cuantas l¨ªneas en el BOJA que tengan vocaci¨®n de permanencia, valor de ley, cumplimiento obligado.
No legislar es casi un acto de desobediencia civil frente al furor legislativo del Gobierno central que, de una sola tacada ha aprobado el pasado a?o m¨¢s de una treintena de leyes y que dispone de un arsenal, para este a?o, de otras 40 iniciativas legislativas.
¡°Legislar, legislar, que la mayor¨ªa absoluta se va a acabar¡±, deben pensar en Ferraz. Y cada semana entregan a la imprenta un nuevo cap¨ªtulo de iniciativas, reci¨¦n sacadas del horno de la FAES o de los sectores econ¨®micos, sociales, religiosos o culturales m¨¢s afines a este Gobierno. Bueno, culturales no, que de esos ya no les quedan. El resto meten prisa con lo suyo, no vaya a ser que se agoten los tiempos felices de la mayor¨ªa absoluta y del desconcierto social. Que si ya es hora de arreglar lo de las autonom¨ªas, lo del aborto, lo de la educaci¨®n, las construcciones a pie de playa, lo de la seguridad¡ y que no se te olvide lo de la energ¨ªa, Mariano.
Es tal el hambre legislativa del Gobierno central que cuando no le caben m¨¢s leyes en la alacena del Congreso de los Diputados, y cuando no quiere esperar el tiempo de cocci¨®n, preparan un plato expr¨¦s de decretos-ley, una especie de fast food legislativa que han servido con nocturnidad y cierta alevos¨ªa en 40 ocasiones. Todo un r¨¦cord de dif¨ªcil digesti¨®n para un sistema democr¨¢tico y parlamentario.
Claro que su tarea es ardua: disponen de s¨®lo cuatro a?os para desmontar las conquistas legislativas de los ¨²ltimos 30 y volver chiquititas, reducidas, minimalistas, las prestaciones sociales p¨²blicas.
Tiene cierta grandeza de miras este Gobierno que no se detiene ante los obst¨¢culos ni ante la impopularidad de sus leyes. Con cada una de ellas es capaz de inmolar a un ministro y reducirlo a papilla, sociol¨®gicamente hablando. En la tabla baja de la calificaci¨®n ministerial, se disputan a muerte la peor nota varias carteras y, cuando cre¨ªamos que hab¨ªa un vencedor absoluto, el inefable Wert, es desplazado por un sorprendente Gallard¨®n que se alza ahora con la m¨¢xima calificaci¨®n desaprobatoria.
Nada de esto le ocurre al Gobierno andaluz. Ning¨²n consejero, a excepci¨®n de la titular de Obras P¨²blicas y Vivienda, ha escrito una sola l¨ªnea en el BOJA. No importa que el Estatuto de Autonom¨ªa est¨¦ plagado de mandatos que requerir¨ªan un desarrollo normativo. ¡°Si no hay dinero, no hay leyes¡±, deben pensar en las esferas del poder, aunque muchas iniciativas s¨®lo requieren un esfuerzo de voluntad y de reorganizaci¨®n. O, es posible, qui¨¦n sabe, que est¨¦n preparando un atrac¨®n legislativo para la pr¨®xima temporada, como ha indicado el portavoz de IU, quien no nos aclara la raz¨®n de esta sequ¨ªa con la falta que hacen nuevos proyectos.
Los viernes se re¨²ne el Consejo de Gobierno en Madrid y suelen ser d¨ªas fat¨ªdicos porque es raro que no se apruebe un nuevo recorte-ley. Ya saben la m¨¢xima: ¡°legislar es recortar¡±. Por el contrario, los martes, fecha de reuni¨®n del Consejo de Gobierno de la Junta de Andaluc¨ªa, son d¨ªas pl¨¢cidos en los que se anuncia si acaso la elaboraci¨®n de un plan para atender tal o cual problema social.
Puede ser que el Gobierno andaluz sufra un impasse creativo, el ¡°s¨ªndrome de la hoja en blanco¡± que afecta a los escritores tras su primera obra, representada hoy en Madrid, con gran ¨¦xito, en la sede del Tribunal Constitucional y que inspira secuelas en diversas comunidades. Pero¡ ?ni una ley en el Parlamento de Andaluc¨ªa? No s¨¦ qu¨¦ pensar. Los poderosos tienen qui¨¦n les redacte sus leyes, disponen de agenda y objetivos. Los ciudadanos corrientes, de momento, no tienen qui¨¦n les escriba. Y las palabras de amor verdadero se publican en el BOJA.
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