Golpes de Estado imperceptibles
El poder pol¨ªtico es la capacidad de una persona, o de un grupo organizado de personas, de decidir la direcci¨®n en la que se mueve una comunidad, de establecer sus objetivos, y de impulsar las acciones necesarias para conseguirlos. Los sistemas democr¨¢ticos intentan que sea el conjunto de los ciudadanos quienes decidan colectivamente las personas que forman parte de las instituciones pol¨ªticas y ejerzan el poder. El ¨¦xito de este intento es siempre parcial; es evidente que existen otros grupos con poder, cuya influencia puede ser muy grande. Los llamamos ¡®poderes f¨¢cticos¡¯. Seguramente los m¨¢s importantes son el militar, el econ¨®mico y el medi¨¢tico. Los peligros que estos poderes suponen para la democracia son de tipo muy distinto, ya que su relaci¨®n con el poder pol¨ªtico es muy diversa, as¨ª como sus m¨¦todos de actuaci¨®n.
?Poder militar. Simplemente sustituye la democracia. Toda dictadura militar (sea fascista, del proletariado, o teocr¨¢tica), suprime o desfigura la intervenci¨®n de los ciudadanos en la elecci¨®n de sus dirigentes, y la desplaza al Ej¨¦rcito, al Partido o a la Iglesia, o a una coalici¨®n entre ellos. Es pues claramente incompatible con la democracia y generalmente no lo disimula, aunque intente hacerlo inventando formas de democracia etiquetadas (¡®popular¡¯, ¡®org¨¢nica¡¯...). Una parte muy importante de los pa¨ªses que existen actualmente est¨¢n bajo este tipo de reg¨ªmenes.
Creo que este peligro est¨¢ actualmente alejado de los estados europeos, aunque haya algunos brotes preocupantes. Deseo, pues, hablar de los otros dos, que son menos evidentes, pero son los m¨¢s peligrosos para nosotros.
Hay golpes de Estado brutales, violentos, pero tambi¨¦n los hay imperceptibles, que no matan la democracia, pero la condicionan
?Poder medi¨¢tico. Su peligro para la democracia estriba en que acepta formalmente el sistema pero manipula la informaci¨®n, un elemento clave para formar los criterios de los ciudadanos a la hora de decidir. Los medios de informaci¨®n no solo tienen derecho, sino que pueden, y deben, tener opini¨®n; pero deber¨ªan estar profesionalmente obligados a ser absolutamente rigurosos en la informaci¨®n que transmiten. Hemos vivido muy de cerca campa?as importantes de medios privados y p¨²blicos intentado influir en las opiniones ciudadanas y en las decisiones pol¨ªticas, a base de falsear la realidad y de describir los acontecimientos desde unos puntos de vista totalmente sesgados.
En muchos casos, hay que decirlo, esto se hace en complicidad con los mismos gobiernos o partidos (desgraciadamente, no hay excepciones). Esta situaci¨®n no elimina la democracia pero la corrompe, pues falsea las situaciones, deforma los argumentos y contribuye a la confusi¨®n. El funcionamiento de las redes sociales, con su gran capacidad de difusi¨®n de informaci¨®n, est¨¢ acabando con el ¡®oligopolio de los medios¡¯, pero su car¨¢cter difuso y a menudo an¨®nimo, hace que tambi¨¦n sea f¨¢cilmente manipulable y no es seguro que est¨¦ a?adiendo claridad y rigor.
? Poder econ¨®mico. Hab¨ªa estado antiguamente en manos de los propietarios de la tierra; pas¨® hace ya tiempo a los propietarios del capital industrial; y actualmente se concentra en el capital financiero. Este cambio le permite actuar de una forma nueva. Su principal instrumento son los movimientos de capital en ¡®los mercados¡¯. La desregulaci¨®n de las actividades financieras, la libertad total de movimiento del dinero a nivel mundial, y el gran aumento de la componente especulativa en las operaciones financieras, han generado una gran dependencia de los gobiernos con respecto a dichos mercados. Son capaces de controlar el valor de cambio de la moneda de un pa¨ªs y por tanto de influir decisivamente en la competitividad exterior de su econom¨ªa, al margen de los ajustes internos que ¨¦ste realice. (Es muy interesante observar la historia de los tipos de cambio euro-d¨®lar-yuan y observar la lucha entre pol¨ªtica y mercados¡)
Por otra parte, determinan el inter¨¦s al que cada pa¨ªs financia su deuda y por tanto limitan su capacidad de invertir y de gastar, generando adem¨¢s un c¨ªrculo vicioso de d¨¦ficit-deuda-intereses-d¨¦ficit. Ello obliga a los gobiernos de los estados a tomar decisiones incomprensibles para los ciudadanos, ya que los gobiernos no act¨²an pensando en ellos, sino en aquellos a los que deben dinero e intentan que les sigan prestando.
No somos conscientes de hasta qu¨¦ punto nuestras democracias se est¨¢n debilitando como consecuencia de los cambios recientes experimentados por estos dos poderes. Vemos a menudo, en los pa¨ªses poco desarrollados, golpes de Estado brutales y violentos que eliminan la democracia. Pero en los m¨¢s avanzados tambi¨¦n puede haber otros golpes de Estado imperceptibles, m¨¢s tranquilos y m¨¢s lentos que, sin matar la democracia, la secuestran, y ponen a los gobiernos a su servicio. La historia de los ¨²ltimos diez a?os se puede leer con preocupaci¨®n desde esta perspectiva.
Joan Maj¨®, ingeniero y exministro.
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