Fondo y forma de un debate
Fondo: Mariano Rajoy sigue teniendo la pelota en su tejado. Pero, lamentablemente, ¨¦l sigue creyendo que la tiene Artur Mas. No sabe el presidente del Gobierno el privilegio que supone tener esa pelota, ser el encargado de dar el primer paso para desatascar el proceso catal¨¢n. Puede que ¨¦l no lo sepa. Pero, ?y sus asesores, sus ministros m¨¢s allegados, no lo saben? Aqu¨ª lo tenemos crudo, porque el PP se ha convertido en un bloque monol¨ªtico entre la derecha y la ultraderecha (luego habr¨ªa la derecha de la ultraderecha, representada por Aznar, Mayor Oreja y Aguirre), sin contar con la inmensa cantidad de agradecidos que no saben destilar otra cosa que parabienes y adulaciones mil al jefe. Pero volvamos al privilegio antes citado. Rajoy es un hombre afortunado, mejor dicho, lo seria si tuviera la suficiente inteligencia pol¨ªtica para entrar de lleno en la mayor crisis de pol¨ªtica interna que tiene ahora mismo planteada Espa?a.
Esta reflexi¨®n sobre la posici¨®n privilegiada de Rajoy me vino a la cabeza el d¨ªa que afirm¨® tajantemente que llegar¨ªa a Barcelona con un plan para Catalu?a. ?Y si fuera cierto? Luego faltar¨ªa saber en qu¨¦ consistir¨ªa ese plan. Se podr¨ªa estar o no de acuerdo con ¨¦l. Pero uno tendr¨ªa la sensaci¨®n de que algo se estar¨ªa moviendo, que las posiciones, todav¨ªa distantes, indicar¨ªan un empe?o por empezar a abordar poco a poco pero con convincente decisi¨®n la crucial cuesti¨®n de la estructura del estado que abre la causa independentista. El d¨ªa D lleg¨® y nada se supo de ning¨²n plan, salvo el si no quieres caldo toma dos tazas. El presidente de Gobierno se trajo consigo a sus lugartenientes m¨¢s conspicuos, intentando dar la imagen que m¨¢s les ponen: la confraternizaci¨®n de la caspa ideol¨®gica, una caspa sin fisuras, amedrentadora eso s¨ª, todos a una jaleando los pronunciamientos del l¨ªder en materia tan sagrada como la unidad indivisible de Espa?a.
Para rematar el chasco (yo me lo di, porque hubiera jurado que Rajoy hablaba en serio), el presidente se trajo a su ministro de Hacienda para que a las dos tazas se le sumaran la tercera del agrio caldo fiscal. No habr¨¢ balanzas fiscales, pero s¨ª en su lugar una h¨¢bil operaci¨®n de birlibirloque llamada ¡®balanzas regionalizadas¡¯ (inversi¨®n por ciudadano en vez de inversi¨®n por territorio).
Rajoy dijo tener un plan para Catalu?a pero lleg¨® y nada se supo de ning¨²n plan salvo ¡®si no quieres caldo, toma dos tazas¡¯
Sepa el lector que esto de las balanzas fiscales no es un invento de las hordas independentistas ni nacionalistas, que en 2008 se hicieron p¨²blica las de 2005, y en la introducci¨®n de dichas balanzas se dec¨ªa: ¡°El objetivo de la publicaci¨®n de las balanzas el cumplimiento de un mandato parlamentario y el posterior compromiso expresado por el presidente del Gobierno en su debate de investidura el pasado 8 de marzo de 2008¡±. En resumen: Rajoy perdi¨® una inmejorable oportunidad para demostrar que es un hombre de Estado. (Al hilo de esta reflexi¨®n, arriesgo una teor¨ªa: solo con que Rajoy se hubiera reunido con Mas, con el mismo talante y firmeza de criterio con que lo hizo Felipe Gonz¨¢lez en el cara a cara que pudimos ver este domingo en el programa de Jordi ?vole en la Sexta entre expresidente y el jefe del gabinete catal¨¢n, solo con una reuni¨®n del mismo contenido y, sobre todo, del mismo tono de respeto mutuo, ahora estar¨ªamos muy probablemente en un nivel m¨¢s optimista en el ¨¢spero contencioso que nos rodea. Deduje de este cara a cara con Gonz¨¢lez que Mas estar¨ªa dispuesto en ceder en exigencias a cambio de una propuesta seria y cre¨ªble de plan alternativo a la consulta).
Pocos d¨ªas m¨¢s tarde, el PP desempolv¨® una convenci¨®n que est¨¢ en sus estatutos pero a la que nadie en sus filas echaba de menos, salvo su presidente. El mismo estribillo de siempre, el consabido y machac¨®n paquete de noes. Aderezado con el renovado pero no por ello menos falaz mantra del fin de la crisis. Y, sobre todo, un manto de vergonzante silencio sobre la profunda y extensa mancha de corrupci¨®n que salpica (o imputa) a figuras prominentes del PP y a distintas administraciones en la que gobiernan.
Forma: quisiera ahora referirme a una cuesti¨®n que no por abstracta es menos molesta. Me refiero al tono de algunos articulistas a la hora de intentar rebatir todos los pros y los contras que el debate territorial ha tra¨ªdo consigo. Un tono de mirar por encima del hombro, cuando no un sarcasmo innecesario. Otros, junto a ese tono perdonavidas, agregan ocurrencias (del tipo: cuando Catalu?a sea independiente comenzar¨¢ a exigirse la independencia de no recuerdo qu¨¦ esquina de Barcelona) que cuestan interpretarlas como un fruct¨ªfero ejercicio de especulaci¨®n constructiva.
Los hay tambi¨¦n apocal¨ªpticos. No voy a nombrar a nadie, porque supongo que todos alguna vez incurrimos en los mismos defectos. Remito al lector a dos art¨ªculos que le¨ª este ¨²ltimo mes en este diario en su edici¨®n nacional, pr¨®digo, lamento decirlo, en las piezas al principio de este p¨¢rrafo caracterizadas. Son art¨ªculos que apuestan por la soluci¨®n federalista. ¡°Un espacio de di¨¢logo y pacto¡±, de Francisco Longo y ¡°El refer¨¦ndum desde el punto de vista espa?ol¡±, de Santiago Petschen. Son dos ejemplos de serenidad reflexiva, empat¨ªa y generoso esfuerzo por encontrar soluciones.
J. Ernesto Ayala-Dip es cr¨ªtico literario.
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