Pizzas con champagne
Nos estamos acostumbrando a la corrupci¨®n y ese es el mayor problema que tenemos
En los a?os noventa en Argentina se inici¨® la etapa de Gobierno de Carlos Menen, art¨ªfice de un modelo personalista de gesti¨®n que algunos bautizaron como ¡°pizza con champagne¡±, una mezcla entre lo ordinario y la opulencia del nuevo rico que acab¨® con graves esc¨¢ndalos de corrupci¨®n y una sensaci¨®n generalizada de impunidad ante las irregularidades conocidas. En diciembre de 1998, la revista XXI lleg¨® a publicar un especial bajo el t¨ªtulo Gu¨ªa de la corrupci¨®n en Argentina. En ellas aparec¨ªa un listado de nombres de la A hasta la Z, en la que figuraban ministros, ex ministros, familiares de Menen, gobernadores de distintas provincias¡
En medio de esta calamidad, un l¨ªder pol¨ªtico, que ven¨ªa del ¨¢mbito del sindicalismo y que se llamaba Luis Barrionuevo, se hizo famoso por una confesi¨®n que realiz¨® en un debate radiof¨®nico sobre la corrupci¨®n que se hab¨ªa instalado y su propuesta para poder salir adelante: ¡°Ac¨¢, deber¨ªamos [los pol¨ªticos] dejar de robar por lo menos dos a?os¡±. Establecer una especie de parada biol¨®gica en el tema de la corrupci¨®n no era una idea tan descabellada durante aquellos a?os en Argentina, un pa¨ªs del que se dec¨ªa que ten¨ªa tanta riqueza natural que lograba recuperarse por la noche de todo lo que destru¨ªan sus pol¨ªticos durante el d¨ªa. Barrionuevo sab¨ªa de lo que hablaba. Era tambi¨¦n el autor de otra confesi¨®n memorable: ¡°Con el sindicalismo hice mucha plata, pero no la hice trabajando¡±.
Si escribo sobre este personaje y sus frases es porque son exageradas. Y a veces hay que llevar las cosas a la exageraci¨®n para que no pasen desapercibidas. Nos estamos acostumbrando a la corrupci¨®n y ese es el mayor problema que tenemos ante esta lacra, que termine instal¨¢ndose en la sociedad como una normalidad del sistema. Hace unos d¨ªas la Comisi¨®n Europea difundi¨® un estudio sobre la percepci¨®n que tienen los ciudadanos de la corrupci¨®n en sus respectivos pa¨ªses. Y en Espa?a sacamos un sobresaliente: el 95% de los entrevistados cree que est¨¢ muy extendida, lo que nos sit¨²a a la cabeza de Europa en la mala imagen que tenemos sobre nuestros propios gobernantes.
Como la realidad es a veces m¨¢s cruda que la percepci¨®n que tenemos de ella, el mismo d¨ªa que Bruselas hizo p¨²blico el informe la prensa espa?ola era un parque tem¨¢tico del sinvergonzoner¨ªo patrio: un ex ministro investigado por un presunto cobro de comisiones; 25 millones de euros de la G¨¹rtel de presupuesto para mordidas; un empresario declarando por supuestos pagos en B al ex tesorero del partido en el Gobierno; un sumario en Galicia que afecta a todo el arco iris parlamentario en una trama dedicada a cazar contratas p¨²blicas y la ampliaci¨®n de fronteras en las investigaciones a las dos grandes centrales sindicales en Andaluc¨ªa. Era un martes cualquiera de una semana cualquiera.
En nuestros a?os de opulencia, esa ¨¦poca donde nos pod¨ªamos permitir cualquier horterada con la ¨²nica condici¨®n de que fuese lo suficientemente cara, ocurr¨ªan cosas muy ordinarias a la hora de robar. Reconozco que me queda poca capacidad de asombro en asuntos de mangoneo, pero todav¨ªa me llevo algunas sorpresas. En la operaci¨®n Pok¨¦mon, en Galicia, la empresa Vendex mont¨® una especie de trama para cazar contratos p¨²blicos. Y los fajos de billetes por los favores pol¨ªticos los enviaban por SEUR, luego de envolver el paquete en papel de peri¨®dico. Un ejemplo de esa ¨¦poca en la que tambi¨¦n en Espa?a se com¨ªan las pizzas con champagne.
Bruselas estima que el coste de estas pr¨¢cticas corruptas en Europa alcanza la cifra de una potencia econ¨®mica: un agujero de 120.000 millones de euros anuales en sobresueldos, mordidas e irregularidades, en la mayor¨ªa de los casos a trav¨¦s de comisiones en obras y contratos p¨²blicos. En dos a?os, por lo tanto el doble. A este paso, cualquier d¨ªa nos sale un Luis Barrionuevo en Espa?a proponiendo un acuerdo para salir de la crisis similar al que se pidi¨® en Argentina. Que, tambi¨¦n ac¨¢, dejen de robar, por lo menos, durante los dos pr¨®ximos a?os
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