Alta propaganda
Cuando un pol¨ªtico emplea un adjetivo grueso quiere decir que se ha enfadado mucho, mucho. El resto de los mortales hacemos lo contrario: cuando el enfado es ligero, fugaz y espont¨¢neo el taco es fenomenal y el insulto salvaje. Si el enfado va de veras, nos lo pensamos mucho mejor, y casi siempre eludimos las palabras gruesas. Pero Dolors Camats se ha enfadado mucho y ha dicho lo que un pol¨ªtico casi nunca dice en p¨²blico porque desequilibra la dieta pol¨ªtica de una sociedad civilizada, manda a paseo el marco general de su actuaci¨®n e incluso pone en riesgo la labor de despachos, pasillos y bambalinas, que es donde leg¨ªtimamente se hacen los acuerdos.
La Generalitat, como primera empresa propagand¨ªstica de Catalu?a, intenta ahora apropiarse y reinterpretar a Candel
Ha calificado de ¡°simplemente zafio¡± el programa que organizaron a medias la Generalitat y la Fundaci¨®n Francisco Candel para presentar Els altres catalans, cincuenta a?os despu¨¦s de su primera edici¨®n: media docena de consejeros y las primeras autoridades de Catalu?a. El repente de Dolors Camats transpira la inconfundible sensaci¨®n del abuso, de la traici¨®n o el fraude mucho m¨¢s que la protesta por marginar a ICV del acto. Ignoro qui¨¦n ha decidido qu¨¦ en esa presentaci¨®n, pero el enfado nace de la certidumbre de que es un acto de propaganda muy escorado y dirigido hacia uno de los significados de Candel. La primera empresa de propaganda en Catalu?a es hoy la Generalitat, y tanto si ha actuado de forma directa como indirecta, ese acto encaja en la tanda de reinterpretaciones y apropiaciones que la Generalitat siembra desde hace muchos meses, a menudo con el pasado hist¨®rico como fuente inagotable. Me asombra que ninguno de sus cargos detecte exceso alguno ni vea deformaci¨®n ni abuso impropio por ning¨²n lado. Debe de haber una raz¨®n de Estado superior que est¨¢ neutralizando la capacidad cr¨ªtica de numerosas personas sensatas y cultas, hoy enigm¨¢ticamente mudas ante manifiestas falsedades y relecturas oportunistas.
Lo novedoso es que ICV ha roto el decoro p¨²blico del pol¨ªtico para denunciar un comportamiento del Estado actuando como Estado desde el pedestal simb¨®lico de la presencia de Jordi Pujol y el pedestal natural del presidente titular de la Generalitat Artur Mas. No se esperaba una deslealtad as¨ª ICV por parte del Gobierno, no se esperaba una descarada manipulaci¨®n de un candidato electoral del PSUC y quiz¨¢ tampoco se esperaba que nadie tuviese en cuenta el perfil ideol¨®gico de Candel, o sus m¨¢s evidentes afinidades con una izquierda catalana e incluso catalanista.
El papel de ICV ante una Generalitat crecida y program¨¢ticamente independentista va a ser muy complicado. El eje nacional dejar¨¢ en liliputiense el eje social que defiende ICV porque la confluencia en el piso alto ¡ªel pacto soberanista¡ª desarma la pelea en los pisos bajos, que no se ven, que apenas se escuchan y apenas cuentan en la batalla pol¨ªtica del d¨ªa. Por eso la Generalitat no ha tenido ning¨²n reparo en apropiarse del valor simb¨®lico de Candel: sea el que sea, le ha convenido capitalizarlo y sobre todo le ha convenido usarlo como nueva e inesperada munici¨®n. Quiz¨¢ en ICV creyeron que hasta ah¨ª no se atrever¨ªan a llegar.
Candel es compa?ero de viaje del independentismo de la misma manera que se echa mano de otros muertos ¨²tiles
Pero la Generalitat no contemporiza con aliados minoritarios y obviamente coyunturales ni tiene la menor intenci¨®n de desaprovechar la munici¨®n ideol¨®gica que sirva para fortalecer medi¨¢ticamente su discurso. Hoy Candel es compa?ero de viaje del independentismo ¡ªno s¨¦ si lo ser¨ªa ahora pero desde luego no lo fue¡ª de la misma manera que se echa mano de otros muertos ¨²tiles. Se convierte a Agust¨ª Calvet, Gaziel, en independentista, como se ha convertido a Josep Pla en otro independentista que no sab¨ªa que lo era. Hoy a Candel se le eleva todav¨ªa m¨¢s: Mandela catal¨¢n. ?A qui¨¦n se le habr¨¢ ocurrido semejante disparate? Mi hija Laura estaba escandalizada hace unos d¨ªas porque Barack Obama hab¨ªa equiparado a Mandela y a Gandhi, salt¨¢ndose a la torera la militancia armada y violenta que Mandela lider¨® antes de entrar en la c¨¢rcel y durante muchos a?os mientras estuvo en ella. Pero el redactor del gui¨®n de Mas o el propio Mas ha sido m¨¢s sutil y m¨¢s inteligente al equiparar a Candel y a Mandela.
El secreto no est¨¢ en la viabilidad de la comparaci¨®n o en si tiene alg¨²n sentido racional o hist¨®rico, sino en su capacidad para atraer todos los focos medi¨¢ticos sobre Candel gracias al icono medi¨¢tico que es Mandela. Quiz¨¢ Candel no ver¨ªa muy clara la comparaci¨®n, pero es lo de menos. Se trata de que la vean los catalanes a trav¨¦s de los medios. Es una forma m¨¢s de propaganda de Estado, esta vez dirigida a sobar y resobar al inmigrante de primera o segunda generaci¨®n, para que sepa que su causa es, como la de Mandela, la causa de la liberaci¨®n de un pueblo oprimido bajo un Estado segregacionista. Convertir a Candel en muerto ¨²til a trav¨¦s de una comparaci¨®n insostenible, y hacerlo por boca del President, equivale a tomarnos a los dem¨¢s por una especie rumiante.
Jordi Gr¨¤cia es escritor y ensayista.
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