Vila-Matas, en un chino
El autor narra su paso por la feria de arte Documenta en el libro 'Kassel no invita a la l¨®gica'
Luego dicen que Enrique Vila-Matas escribe cosas raras. Pero es que la vida le provoca. Por ejemplo, hace dos a?os le propusieron que participara como artista en la vanguardista Documenta de Kassel con el siguiente formato: escribir en un restaurante chino de las afueras de la ciudad ante la mirada de los posibles comensales y visitantes (o no). Bueno, era una nueva posibilidad de mezclar perplejidad y vida suspendida. El resultado, en forma de libro, es Kassel no invita a la l¨®gica (Seix Barral), un ¡°reportaje novelado o un ensayo novelado o una novela, pero no una autoficci¨®n, porque eso est¨¢ desfasado y ya no lo hago¡±, asegura.
El autor de Exploradores del abismo ten¨ªa motivos para el terror, y m¨¢s cuando vio ya en el restaurante de marras la especie de mesa-camilla, el horrendo florero y el cart¨®n amarillo gastado que rezaba: ¡°Writer in residence¡± que conformar¨ªa su h¨¢bitat art¨ªstico. Y luego estaba el pavor ¨ªntimo a ser espiado mientras confeccionaba la supuesta obra, como Kafka cuando estaba a punto de casarse y su novia Felicia Bauer le solt¨® cari?osamente en una carta que se sentar¨ªa junto a ¨¦l para verle escribir...
Dios aprieta, pero no ahoga. Al final la experiencia no fue tan traum¨¢tica. Para su alivio, en los cinco d¨ªas s¨®lo fueron a visitarle dos personas (una, una matrona alemana que lo estruj¨® alz¨¢ndole del suelo al grito de ¡°writer, writer¡±), y hoy Vila-Matas admite que todo fue ¡°como un paseo por un gran parque gigantesco de las maravillas¡±, la misma sensaci¨®n del protagonista de la novela Locus solus, de Raymond Rousell, que describe los objetos fant¨¢sticos que conforman su finca y que el escritor barcelon¨¦s no se sacaba de la cabeza esos d¨ªas.
Para su alivio, s¨®lo dos personas fueron a verle escribir en un restaurante
As¨ª, el libro tiene un punto de cat¨¢logo de lo que m¨¢s ¨Co lo que menos¡ª gust¨® al escritor de las obras que fue viendo. La capital, una corriente de aire en un recinto (sic), firmada por el artista ingl¨¦s Ryan Gander. ¡°Me produjo un instante de armon¨ªa, que era una de las cosas que esperaba encontrar en Kassel¡±. Fue ¡°un impulso invisible¡± que le levant¨® ese ¨¢nimo que desde hace unos a?os suele fund¨ªrsele a medida que atardece, cuando le invade una molestia amarga que mezcla memoria, rencor y melancol¨ªa. Le gust¨® menos un par de moscas ts¨¦-ts¨¦ (una f¨¦rtil y su consorte est¨¦ril) en un cristal, propuesta de un autor tailand¨¦s; y le inquiet¨® encontrar un frasco de perfume que hab¨ªa pertenecido a Eva Braun junto a una toalla de aseo con las iniciales de Adolf Hitler, de la misma manera que le sacudi¨® la composici¨®n musical de un jud¨ªo antes de morir en la c¨¢mara de gas y que ese escuchaba desde un viejo and¨¦n de la estaci¨®n de la ciudad de donde part¨ªa el tren que transportaba las v¨ªctimas nazis a los campos de exterminio.
Eran todo muestras de avanzadilla art¨ªstica pura; ¡°para m¨ª la vanguardia son dos viudas francesas elegantes que encontr¨¦ en un restaurante de Cadaqu¨¦s, eran las de Duchamp y Man Ray¡±, rememora Vila-Matas, evoc¨¢ndose de joven, con apenas 19 a?os: ¡°Me aburr¨ªa lo convencional y me fascinaba lo extranjero, que me permit¨ªa escapar de la monoton¨ªa y el sopor de la Barcelona de los a?os 60; desde entonces la b¨²squeda permanente de lo nuevo me ha guiado hasta ahora mismo¡±.
No es experto en arte, pero Vila-Matas tiene claro lo que es diferente. Por ejemplo, entiende que las dos ediciones anteriores de la Documenta, la 11 y la 12, no fueron rompedoras, especialmente esa ¨²ltima, en la que particip¨® el cocinero Ferran Adri¨¤: ¡°Al venderse a lo medi¨¢tico, Kessel desfigur¨® por completo su raz¨®n de ser y el riesgo que debe asumir la vanguardia del arte¡±. La de hace dos a?os lo recuper¨® y la volvi¨® a alejar, por ejemplo, de la feria espa?ola Arco, estos d¨ªas en marcha. ¡°Nada que ver: Arco es de una superficialidad absoluta, es mercader¨ªa, ventas¡±. Tambi¨¦n hay en el ensayo-novela un velado ataque a los intelectuales espa?oles, que en su opini¨®n solo sonr¨ªen condescendientes ante un arte que suelen no entender. ¡°Como dec¨ªa David Trueba hace poco sobre Arco, en vez de re¨ªrse, nuestros conciudadanos deber¨ªan tener m¨¢s curiosidad por el arte; la actitud de re¨ªrse es negarse a ser contempor¨¢neo; claro que hay grandes estafas, pero hay que saberlas ver y apartar¡±.
¡°Arco es de una superficialidad absoluta; es ventas, mercader¨ªa¡±
En ¨¦pocas oscuras como la actual, para Vila-Matas el arte aceptable es el que efect¨²a una ¡°reanimaci¨®n cardiopulmonar sobre elementos m¨¢gicos y humanos¡±. El artista es, hoy, necesario como quiz¨¢ nunca antes. ¡°Suena m¨¢s raro que en los a?os 60 pero es as¨ª; lo mejor ser¨ªa que los pol¨ªticos mudaran en seres grises, eficaces y discretos en la vida p¨²blica y dejaran paso a los artistas, con su potente central creativa de ideas, en vez de generarnos problemas a todos¡±. ?Lo dice por la tensi¨®n Catalu?a-Espa?a? ¡°El di¨¢logo, tarde o temprano, tendr¨¢ que ser forzoso; si los pol¨ªticos fueran funcionarios eficaces ya estar¨ªa resuelto¡±.
A la manera de Wittgenstein, Vila-Matas quer¨ªa hacer de su habitaci¨®n en el hotel, cuando reposara, su ¡°caba?a del pensamiento¡±; luego result¨® que ¡°s¨®lo pens¨¦ cuando caminaba, al aire libre, por el parque¡±. En una de sus intuiciones azarosas, para su aventura se hab¨ªa tra¨ªdo de casa el Viaje a la Alcarria, de Cela. ¡°El desfase en el tiempo entre lo que yo ve¨ªa y el mundo carpetovet¨®nico con tullidos y muletas de Cela era brutal¡±. Tambi¨¦n llev¨® consigo el estudio de R¨¹diger Safranski sobre el romanticismo. ¡°El arte se mezcla con la vida y da sentido a todo¡±, vincula obra y pensamiento. ?l tambi¨¦n se lo dio a una experiencia que tem¨ªa y de la que estuvo a punto de renunciar. Al final opt¨® por espabilarse a partir de la declaraci¨®n ¡°El arte hace, y t¨² te las compones¡±, pronunciada por Chus Mart¨ªnez, junto a Carolyn Christov-Bakargiev comisaria de Documenta 13. La primera fue quien le invit¨® y con la que juega en el libro a quedar con ella, en un continuo de suplantaciones. Todo en un contexto cargado de mcguffins, frases o situaciones de suspense, que impresionan aunque no vengan a tono ni sean causa o efecto de lo hablado, ni lleven a nada. ¡°Kassel es un macguffin: el viaje y la performance como excusa para comentar la vida y el mundo¡±, dice.
Quiz¨¢ desde Dublinesca (2010) y la aparici¨®n de la artista Sophie Call (que quiso que le escribiera una historia que ella se compromet¨ªa a vivir a pies juntillas un a?o) se ha incrementado la presencia del cine, la arquitectura y el arte en la vida y la obra de Vila-Matas. Sin ir m¨¢s lejos, ha colaborado con la instaladora francesa Dominique Gonz¨¢lez-Foerster en la Tate Modern y lo har¨¢ de nuevo el 13 de marzo en Madrid, en el Palacio de Cristal. ¡°En el arte encuentro mi supervivencia an¨ªmica, me ayuda a salvarme de mis mundos literarios¡±. Cree que el arte debe ser, adem¨¢s, optimista. ¡°Lo otro es repetir el horror, estoy cansado de ideas negativas; busco de nuevas para levantarnos un poco¡ Un cuadro de Rembrandt me gusta mucho pero ya lo tengo todo entendido y visto; ante una pieza art¨ªstica contempor¨¢nea aparentemente absurda el espectador es una persona activa; a m¨ª me abre puertas¡±.
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