Una mutaci¨®n muy dudosa
Lourdes Hern¨¢ndez naufraga en un estreno desangelado de ¡®Agent Cooper¡¯, un tercer disco al que le faltan muchas horas de rodaje para el directo
Aquella muchacha pizpireta y modosita que prend¨ªa un cigarrillo seis temporadas atr¨¢s apunta hoy modos de mujer resuelta, decidida, desafiante; proclive incluso a ajustar cuentas con amantes y amores reales o imaginados. Los resortes de la sensualidad van en gustos y no es lugar este para definirlos ni evaluarlos. S¨ª podemos adelantar, sin embargo, que a la pretendida fiereza de Russian Red, su apuesta por sonidos y hasta estilismos m¨¢s afilados, a¨²n le queda un trecho largo para afianzarse. El estreno de anoche en La Riviera de Agent Cooper, ese largamente anhelado tercer ¨¢lbum, result¨® moh¨ªno, ins¨ªpido, por momentos desaborido. Y solo nos queda la esperanza de que la falta de kil¨®metros y las infamias ac¨²sticas del lugar tuvieran gran parte de culpa.
Lourdes Hern¨¢ndez quiere dejar atr¨¢s a la ni?a buena de anta?o desde el mismo peinado y la iluminaci¨®n, en crudas luces blancas. Stevie J parece anunciar esa renovada mordiente, aunque las reverberaciones del local impidan cualquier sensaci¨®n de v¨¦rtigo. Otros temas amagan con una transici¨®n peligrosa: desde, digamos, el p¨¢lpito campestre de Shawn Colvin al abismo de Sheryl Crow y el ¡°rock orientado para adultos¡±. Lo sufrimos con Michael P y los sudores fr¨ªos reaparecen en John M. Mala cosa cuando un guitarrista, en este caso Louise Schwadron, recuerda a Kenny G en algo m¨¢s que el f¨ªsico. Lourdes le concede tres minutos de gloria que ¨¦l malogra con una trist¨ªsima lectura de You can close your eyes, original que en manos de James Taylor era emoci¨®n pura.
Es dif¨ªcil sacar conclusiones firmes ante un concierto temprano en el que el p¨²blico no lo es por filiaci¨®n mel¨®mana, sino por pertenecer a una determinada compa?¨ªa de m¨®viles. Pero la mutaci¨®n de Lourdes es, de momento, muy dudosa. Falta tanto rodaje que Everyday y William sonaron abiertamente fuera de tono y solo Xabier estuvo cerca de golpearnos el est¨®mago.
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