Los vigilantes que no descansan
La instalaci¨®n de c¨¢maras de seguridad se ha disparado en los ¨²ltimos a?os No existe un registro oficial que permita saber el n¨²mero de dispositivos que hay en Madrid
Cuando una persona pasea por la capital, suele fijarse en alguno de los miles de est¨ªmulos que le bombardean: r¨®tulos luminosos, llamativos escaparates, se?ales ac¨²sticas de todo tipo... As¨ª hasta un innumerable sinf¨ªn de carteles de todo tipo que buscan dirigir su atenci¨®n. Si la persona es un poco m¨¢s curiosa, levantar¨¢ la cabeza y podr¨¢ ver la cantidad de art¨ªsticas fachadas que pueblan el urbanismo capitalino. Eso s¨ª, en lo que casi con toda seguridad no reparar¨¢, salvo que las vaya buscando, es en la cantidad de c¨¢maras de seguridad adosadas a las paredes y en los puntos m¨¢s rec¨®nditos. Estos ojos que han proliferado en los ¨²ltimos a?os ser¨ªan capaces de reproducir minuto a minuto la vida de una persona desde que sale de su casa hasta que regresa horas despu¨¦s.
Conocer el n¨²mero exacto de c¨¢maras instaladas en una ciudad como Madrid resulta casi imposible. Por un lado, las Administraciones prefieren silenciar la cifra por motivos estrat¨¦gicos. Por otro, miles de empresas, establecimientos y particulares las han instalado sin que haya un guarismo resumen de la cantidad de ojos electr¨®nicos que graban la actividad diaria de miles de personas.
Seg¨²n n¨²meros de la Agencia Espa?ola de Protecci¨®n de Datos (AEPD), en la regi¨®n hab¨ªa 32.200 ficheros registrados a fecha 1 de abril de 2014. ?Significa esto que solo hay ese n¨²mero de c¨¢maras? No. Un fichero puede incorporar cientos de dispositivos aunque, a efectos legales, se considera como una sola instalaci¨®n. De ah¨ª la imposibilidad de saber el n¨²mero total de esos ojos electr¨®nicos.
Un ejemplo claro de no facilitar el n¨²mero de c¨¢maras es el aeropuerto Adolfo Su¨¢rez Madrid-Barajas, que prefiere mantenerlo en secreto por ¡°cuestiones de seguridad¡±, seg¨²n fuentes del aer¨®dromo. Se trata de un complejo mundo con cuatro terminales, un edificio sat¨¦lite, cuatro torres de control y m¨¢s de cuarenta kil¨®metros de carretera perimetral a los que se unen casi un mill¨®n de metros cuadrados de edificaciones y terminales por las que pasan millones de personas cada a?o. Un documento oficioso de Aeropuertos Espa?oles y Navegaci¨®n A¨¦rea (AENA, el gestor de Barajas) recoge que son m¨¢s de 6.000 las c¨¢maras que graban y vigilan todo lo que ocurre en este entramado. Todas ellas transmiten a una sala de control de alt¨ªsima seguridad con acceso muy restringido.
El control de ese ciudadano an¨®nimo que pasea por Madrid llega a los extremos m¨¢s insospechados. Hace a?os era imposible pensar que dentro de un autob¨²s uno pudiera ser grabado. Ahora es lo habitual en los 1.900 veh¨ªculos de la Empresa Municipal de Transportes (EMT). Cada autocar tiene entre dos ¡ªlos m¨¢s peque?os¡ª o seis aparatos ¡ªlos articulados¡ª para controlar lo que ocurre en su interior. En total, 8.000 dispositivos electr¨®nicos. ¡°El veh¨ªculo lleva un disco duro en el que se graban las im¨¢genes en baja resoluci¨®n. Si el conductor activa la alarma, empiezan a grabar en alta resoluci¨®n y se transmiten las im¨¢genes por telefon¨ªa m¨®vil a un centro de control¡±, explica un portavoz de la compa?¨ªa.
En el metro ocurre casi lo mismo: 8.677 c¨¢maras controlan todo. De ellas, 4.814 est¨¢n en las estaciones, 3.140 en los trenes, y las 723 restantes en las cocheras y en los recintos de la compa?¨ªa. Todas pueden visionarse en tiempo real en el puesto de control de seguridad situado en la estaci¨®n de Alto del Arenal, en Puente de Vallecas. Luego hay seis centros m¨¢s peque?os que vigilan dos l¨ªneas cada uno, como ocurre en Ventas o en Puerta del Sur.
¡°Las c¨¢maras son muy efectivas. Solemos remitir unos 1.000 v¨ªdeos a requerimiento de la polic¨ªa o de los jueces al a?o. Los hurtos han bajado tambi¨¦n gracias a que los jueces est¨¢n dictando ¨®rdenes de alejamiento tanto a carteristas como a grafiteros bas¨¢ndose en las im¨¢genes que les facilitamos¡±, destaca el jefe de Seguridad de Metro, Bruno Fern¨¢ndez. ¡°Esta ciudad del subsuelo¡±, como la llama el directivo, ha sufrido 700 ataques consumados y 1.000 tentativas de los grafiteros.
Por ley, las grabaciones tomadas por los ojos electr¨®nicos de Metro Madrid y de los autobuses regionales deben ser borradas en un m¨¢ximo de 30 d¨ªas; a no ser que estas pasen a formar parte de una investigaci¨®n judicial. Aunque lo normal, como se hace en ambos transportes p¨²blicos, es que las nuevas im¨¢genes borren a las antiguas en un plazo que oscila entre los cinco y los siete d¨ªas.
Pero las c¨¢maras no est¨¢n solo en los transportes p¨²blicos. El pasado 18 de marzo, la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, anunciaba la instalaci¨®n de otras 46 c¨¢maras de videovigilancia en el distrito de Centro. Se unir¨¢n as¨ª a otras zonas de la capital ya controladas por c¨¢maras. Hasta el momento, hay cuatro ¨¢reas: el museo de escultura al aire libre del paseo de la Castellana, el barrio de Lavapi¨¦s, la Plaza Mayor y los alrededores de la Gran V¨ªa. El coste de la instalaci¨®n rondar¨¢ los 600.000 euros. Fuentes municipales destacaron aquel d¨ªa que los delitos bajan entre el 10% y el 15% cada vez que se opta por este sistema de vigilancia. As¨ª ha pasado por ejemplo en la Plaza Mayor y en los alrededores, una zona de la que los carteristas huyen. Tambi¨¦n es una forma de cuidar al turista, una de las principales fuentes de ingreso de la regi¨®n.
Pero, ?basta con querer poner una o m¨¢s c¨¢maras para grabar o hay que cumplir unos requisitos previos? La respuesta cambia en funci¨®n de si es una Administraci¨®n o un particular quien la quiere instalar. Este ¨²ltimo lo tiene, en general, m¨¢s f¨¢cil para ver realizados sus deseos. Lo obligatorio es contactar con una empresa de seguridad y contratar la colocaci¨®n. Eso s¨ª, hay que darlas de alta ante la AEPD, el organismo encargado de que se cumpla la ley.
Para ello hay que respetar algunos principios: las c¨¢maras solo pueden enfocar y grabar las ¨¢reas de su comercio o su domicilio y deben estar se?alizadas. Como m¨ªnimo en los accesos a las zonas vigiladas. De esa forma la persona sabe que entra en una zona videoprotegida y se le informa a d¨®nde debe dirigirse en caso de que quiera ejercer sus derechos de acceso, rectificaci¨®n y cancelaci¨®n. Se trata de esos llamativos carteles anaranjados que lucen muchas fachadas.
Algunos establecimientos, como los bancos, las joyer¨ªas y las gasolineras, est¨¢n obligados por la Ley de Seguridad Ciudadana y el Reglamento de Seguridad Privada a tener un circuito cerrado de televisi¨®n.
Aunque la ley establece que bajo ninguna circunstancia los dispositivos pueden tomar im¨¢genes de la v¨ªa p¨²blica, la Agencia es un tanto ben¨¦vola cuando se trata de controlar y sancionar bancos o joyer¨ªas. ¡°Pese a que la mayor¨ªa incumple la normativa, la pr¨¢ctica ha demostrado que estas c¨¢maras son ¨²tiles para identificar a personas en casos de robo, terrorismo o secuestro¡±, explica Lucrecio Rebollo, profesor de Derecho Constitucional de la UNED y experto en protecci¨®n de datos. El ¨²ltimo caso renombrado fue el de Asunta, la ni?a asesinada en Galicia el pasado septiembre: las im¨¢genes tomadas por las viceoc¨¢maras de un banco sirvieron para desmontar los testimonios de los padres de la peque?a.
Pero tampoco est¨¢ permitido el todo vale. Existen determinados lugares que jam¨¢s podr¨¢n ser videovigilados. Es lo que ocurre en zonas denominadas sensibles, como vestuarios o servicios. Los usuarios de estas zonas pueden exigir que se retiren de inmediato porque se considera que atentan contra la intimidad y la imagen de las personas. As¨ª le ocurri¨® a un gimnasio de Alcorc¨®n. Pese a tenerlas instaladas en la zona de m¨¢quinas, la Agencia inst¨® al centro a que las retirara por no haberlas dado de alta y por no avisar a los usuarios.
Im¨¢genes en alta definici¨®n
Las c¨¢maras se han modernizado de tal forma que utilizan la ¨²ltima tecnolog¨ªa, como la alta definici¨®n, y calidad de imagen de cinco o seis megapixeles en tiempo real. Lejos han quedado ya los aparatos que transmit¨ªan por cable coaxial y cuya definici¨®n imped¨ªa ampliar el fotograma o sacar la cara de una persona.
Ahora transmiten por cable Eternet (el mismo que usan los ordenadores) con mayor ancho de banda. En caso de que no sea posible cablear la zona o el centro de recepci¨®n de im¨¢genes est¨¦ lejos, se utiliza telefon¨ªa m¨®vil (4G).
Seg¨²n las necesidades, existen diversos tipos de c¨¢maras: desde las de infrarrojos para visi¨®n nocturna, hasta las t¨¦rmicas para detectar a personas en grandes ¨¢reas. Otras est¨¢n instaladas en carriles por los que se mueven 50 o 60 metros.
Si se trata de la Administraci¨®n, caben dos opciones. En el caso de las c¨¢maras para el control del tr¨¢fico, no es necesario pedir permiso a un organismo especializado como es la Comisi¨®n de Videovigilancia. Esta la forman el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, un delegado de la Fiscal¨ªa y otro de la Delegaci¨®n del Gobierno, entre otros miembros. Como estos aparatos en lugar de grabar lo que hacen es monitorizar, pueden ser instalados sin necesidad de recibir el visto bueno de nadie.
El caso cambia cuando se opta por la videovigilancia, como ha hecho el Ayuntamiento con las c¨¢maras de Centro. Ah¨ª s¨ª que hay que justificar la necesidad de su colocaci¨®n. M¨¢s de una instituci¨®n ha recibido un rotundo ¡°no¡± cuando ha querido vigilar puntos neur¨¢lgicos. As¨ª le pas¨® al Ayuntamiento de Pozuelo de Alarc¨®n hace a?os cuando quiso colocar varios dispositivos en la zona centro. Lo normal es acompa?ar la solicitud con un informe de la delincuencia o de los problemas espec¨ªficos de la zona y, lo m¨¢s importante, motivar que las c¨¢maras son la mejor o ¨²nica soluci¨®n. La videovigilancia debe regirse siempre por el principio de menor intervenci¨®n posible, de forma que se opte por otros m¨¦todos menos invasivos.
Todo esto no ha frenado a que decenas de urbanizaciones de toda la regi¨®n hayan optado por inundar de c¨¢maras sus calles, en especial en los accesos. A veces incluso subvencionadas por las Administraciones. Suelen estar dotados de lectores de matr¨ªculas que controlan si el veh¨ªculo est¨¢ registrado o consta como robado. ¡°Estos sistemas permiten saber qui¨¦n entra o sale, a qu¨¦ hora y si el coche ha sido sustra¨ªdo¡±, recuerda el responsable de Producto de la empresa Tyco ADT, Alfonso Gonz¨¢lez.
?Se corre el peligro de terminar en una sociedad hipervigilada? La respuesta no es f¨¢cil, pero todo apunta a que s¨ª. El responsable de Tyco ADT relata que las previsiones son que este sector de las c¨¢maras crezca a nivel mundial un 20%. Esto lo convertir¨¢ en el de mayor crecimiento en el campo de la seguridad. Por su parte, el profesor Rebollo prefiere hablar de la dicotom¨ªa que existe entre el derecho a la intimidad y el derecho a la seguridad. ¡°En estos casos el primero suele salir perjudicado en favor del segundo. Todo apunta a que esto seguir¨¢ as¨ª, salvo que en un futuro los ciudadanos tengamos mayor conciencia sobre derechos¡±, concluye el profesor de la UNED.
Mientras tanto, el paseante que va por Madrid contin¨²a ajeno a toda esta videovigilancia que le rodea, le graba y supuestamente le protege.
Multas de hasta 600.000 euros
Si algo ha caracterizado la legislaci¨®n sobre protecci¨®n de datos, especialmente en la videovigilancia, ha sido el creciente control por parte de la Administraci¨®n, seguido de las altas sanciones en caso de continuar con el incumplimiento legal.
La legislaci¨®n contempla sanciones de hasta 600.000 euros en caso de faltas muy graves. Ejemplo: en caso de que las im¨¢genes fueran utilizadas para fines distintos (il¨ªcitos, por supuesto) del que fueron captadas. Esto se dar¨ªa en el caso hipot¨¦tico de que estas grabaciones fueran difundidas por un medio de comunicaci¨®n sin el permiso de las personas grabadas o sin haber sido cedidas por la autoridad competente.
Otra ejemplo de una sanci¨®n muy grave ser¨ªa la colocaci¨®n de c¨¢maras en sitios que requieren de una alta intimidad. Es el caso de vestidores, lavabos o probadores.
Lo que queda claro es que un particular nunca podr¨¢ tener instalada una c¨¢mara que grabe de manera continua a la calle. Est¨¢ prohibido. Lo mismo ocurre en el caso contrario: una Administraci¨®n jam¨¢s podr¨¢ tener un aparato electr¨®nico que capte im¨¢genes de domicilios particulares o zonas restringidas. Cuando esto ocurre, se pone de manera inform¨¢tica un velo a esa parte de la pantalla. Si la zona es m¨®vil, el programa deber¨¢ entrar en funcionamiento de forma que vele esa parte del fotograma cuando enfoque a esas casas particulares. Eso ocurri¨®, por ejemplo, en las c¨¢maras instaladas en la calle de La Montera.
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