Claves para conocer la zarzuela
Jos¨¦ Luis Temes describe el g¨¦nero cantado m¨¢s popular de la historia en Espa?a, combate los t¨®picos costumbristas y critica excesos orquestales
Forasteros y moradores tienen la oportunidad de conocer, de manera f¨¢cil y amena, la que ha sido considerada como la m¨²sica cantada m¨¢s popular en Espa?a durante al menos un siglo: la zarzuela, g¨¦nero teatral, musical festivo y grato, tan vibrante como divertido que, salvo la gente joven, casi todo el mundo adulto parece querer hacer suyo y en verdad muy pocas personas conocen con detalle. La oportunidad de cubrir tal d¨¦ficit la brinda a unos y otros la lectura de El Siglo de la Zarzuela (1850-1950), un libro de prosa trepidante surgido de la pluma de un director de orquesta laureado, Jos¨¦ Luis Temes (Madrid, 1956), que a?ade ahora al empuje de su batuta la pulsi¨®n de su pluma por narrar.
La zarzuela ?lleg¨® a cosechar hasta 12.000 t¨ªtulos
Su prop¨®sito, seg¨²n confiesa, ha sido el de ¡°abordar la aventura de escribir una reflexi¨®n sobre la historia de Espa?a desde la perspectiva de un g¨¦nero musical como la zarzuela, que lleg¨® a cosechar hasta 12.000 t¨ªtulos y cuya funci¨®n social, como manifestaci¨®n cultural querida por las grandes mayor¨ªas, no ha conocido parang¨®n¡±. Y ello ni antes ni despu¨¦s de su feliz surgimiento mediada la centuria decimon¨®nica, en la estela de las comedias cantadas a la italiana del ¨²ltimo tercio del Siglo de Oro y de la tonadilla esc¨¦nica del siglo XVIII. Personalidades como las de los pioneros maestros Francisco Asenjo Barbieri, Joaqu¨ªn Gaztambide y Emilio Arrieta, o sus sucesores de la segunda etapa Federico Chueca, Ruperto Chap¨ª, o el salmantino Tom¨¢s Bret¨®n ¨Cautor de La verbena de la Paloma o los vascos Jes¨²s Guridi o Jos¨¦ Mar¨ªa Usandizaga, as¨ª como muchos otros, llenaron de gloria escenarios de Espa?a como el legendario Apolo ¨Csolo en 1861 hubo en Madrid 3.624 funciones de zarzuela- y tambi¨¦n Am¨¦rica donde M¨¦xico, como ejemplo, lleg¨® a contar con 18 teatros dedicados a este g¨¦nero. Los maestros Lecuona y Roig fueron algunos de los principales compositores americanos.
Jos¨¦ Luis Temes acomete en su libro el desaf¨ªo de contar al gran p¨²blico el arranque y el despliegue de un g¨¦nero m¨²sico-teatral menor, pero enjundioso, nacido junto al bullir del drama rom¨¢ntico y consistente en obras teatrales cantadas y recitadas, acompa?adas de m¨²sica generalmente chispeante -sazonada con libretos de personalidades literarias como Jos¨¦ Zorrila, Eugenio Hartzensbusch o Jacinto Benavente- donde la cr¨ªtica social, la iron¨ªa, lo mordaz, el sarcasmo y, tambi¨¦n, fogonazos de erotismo, emergen con naturalidad de las voces de sus tenores, tiples y coros, en orquestaciones vibrantes.
Jos¨¦ Luis Temes acomete el desaf¨ªo de contar el arranque y el despliegue de un g¨¦nero m¨²sico-teatral menor, pero enjundioso
Seg¨²n explica el autor del libro reci¨¦n presentado, la zarzuela atrajo hacia s¨ª, durante una centuria larga, gustos y valores que abarcaron desde los vigentes entre la aristocracia hasta los vividos por el pueblo llano, en una manifestaci¨®n cultural interclasista sin precedentes en la sociedad espa?ola, dado su tan extenso arraigo. Al igual que el teatro espa?ol del Siglo de Oro, la zarzuela fue girando en los trasuntos de sus libretos desde valores concernientes al honor y otros presuntos altos conceptos de la nobleza hasta la llaneza misma de los sentires que m¨¢s preocupaban al pueblo: el amor, la fiesta, la amistad y la vida.
Un escenario singular
La presentaci¨®n del libro ha tenido por escenario ¡°el mismo lugar madrile?o¡± en el que los cien autores de zarzuelas, m¨²sicos y libretistas glosados en el texto, pasaron veladas de charla, mantel y mesa -e incluso m¨²sica de c¨¢mara-, seg¨²n cuenta el autor, tataranieto del fundador de tan selecto descansadero gastron¨®mico: se trata del restaurante Lhardy, enclavado desde 1839 en la carrera de San Jer¨®nimo, 6, a un latido de la Puerta del Sol y a otro del palacio del Congreso.
Ya Benito P¨¦rez Gald¨®s glosaba en Los Ayachucos, de sus Episodios Nacionales, tan singular espacio, ¡°que es hoy aqu¨ª el primero en las artes del comer fino¡±. El hoy vetusto comedor madrile?o fue creado entonces por Emilio Oneguin, posteriormente apodado Lhardy (Chaux des Fonds, 1806-Madrid, 1887), un pastelero suizo amigo de Prosper Merim¨¦e y, como ¨¦l, enamorado de Espa?a, m¨¢s precisamente, de Madrid. ¡°L¡¯hardy, que significa ¡°el audaz¡±, nombre surgido de la humorada de don Emilio frente a un problema burocr¨¢tico de registro civil¡±, explica Jos¨¦ Luis Temes, ¡°surgi¨® en Madrid en una ¨¦poca en la cual la ciudad contaba con cuatro teatros dedicados a la ¨®pera italiana y en la que sin embargo, a¨²n, a partir de la hoy cercana plaza de Cibeles, los carros de bueyes transitaban por las numerosas huertas all¨ª existentes¡±.
La zarzuela nace de un deseo de las gentes de la burgues¨ªa espa?ola por superar las amargas secuelas del reinado de Fernando VII Jos¨¦ Luis Temes
Para el autor, la zarzuela ¡°nace de un deseo de las gentes de la burgues¨ªa espa?ola por superar las amargas secuelas del reinado de Fernando VII¡±, clase ¡°que encuentra en el mandato de su hija la reina Isabel II un horizonte vital m¨¢s grato, animado adem¨¢s por el est¨ªmulo de parangonarse con el gozado por otras naciones de la vecina Europa. Tambi¨¦n con este esp¨ªritu naci¨® el restaurante¡±, puntualiza Temes.
Precisamente, dos pisos m¨¢s arriba del llamado sal¨®n isabelino de Lhardy donde fue presentado el libro, recuerda el autor, ¡°se alojaron m¨²sicos como Puccini, el tenor Tamberlick o el compositor Sarasate, durante sus viajes a Madrid, ciudad que vivi¨® un frenes¨ª zarzuelero sin precedentes, inmediatamente exportado a 23 pa¨ªses de la Am¨¦rica espa?ola. El autor de El siglo de la zarzuela?se plantea no solo describir este g¨¦nero, su arraigo y empuje, sino adem¨¢s, combatir dos t¨®picos muy extendidos al respecto: el del costumbrismo madrile?ista de la zarzuela, mediante la esgrima por el autor, del argumento seg¨²n el cual el madrile?ismo no irrumpe hasta bien culminado un primer periodo de zarzuela sin apenas filiaci¨®n regional alguna; y el juicio que degrada la calidad de los libretos de zarzuelas frente a la entidad e importancia de la m¨²sica. ¡°?En qu¨¦ g¨¦nero musical cantado la letra del libreto supera a la calidad musical?¡±, se pregunta. Y pide al p¨²blico que, al respecto, ¡°no lo paguen con la zarzuela¡±. Ruega, adem¨¢s, que no se incurra en comparar La revoltosa?con El ocaso de los dioses, ya que ¡°se trata de cosas diametralmente distintas¡±. Tras remarcar algunos excesos, que considera desproporcionados, en la orquestaci¨®n musical de numerosos t¨ªtulos, el autor pasa a subrayar la gozosa entidad del g¨¦nero musical descrito y evoca una frase del periodista V¨ªctor Ruiz Alb¨¦niz, quien, en referencia a los placeres proporcionados por la zarzuela, la glosaba as¨ª: ¡°Fuimos muy felices con poca cosa¡±.
El Siglo de la Zarzuela 1850-1950. El Ojo del Tiempo. Siruela. 504 p¨¢ginas. 24.95 euros. Madrid, abril de 2014.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.