Rossini y su embajador Alberto Zedda

Pas¨® como un hurac¨¢n el pasado fin de semana por Madrid. Dio una lecci¨®n magistral de humanismo cultural en el C¨ªrculo de Bellas Artes al recibir la medalla de oro de la instituci¨®n y dirigi¨® con un magnetismo irresistible el Stabat mater de Rossini en el teatro de la Zarzuela.

Alberto Zedda tiene 86 a?os. Nadie lo dir¨ªa escuch¨¢ndole hablar o viendo la pasi¨®n que transmite a cantantes, coros y orquestas. Su energ¨ªa es contagiosa. Rossini es su vitamina, aunque en Madrid dej¨® bien claro que para ¨¦l la ¨®pera perfecta es La coronaci¨®n de Popea, de Monteverdi, y sali¨® disparado hacia Jap¨®n para dirigir Falstaff, de Verdi.

Pero la dedicaci¨®n a Rossini marca las ¨²ltimas d¨¦cadas de Alberto Zedda, desde que debutase con El barbero de Sevilla en La Scala de Mil¨¢n a mediados de la d¨¦cada de los cincuenta del siglo pasado. La admiraci¨®n por Toscanini precipit¨® su vocaci¨®n. La modernidad y la sensibilidad intelectual de Rossini har¨ªan el resto. Pesaro fue su centro de operaciones, pero tambi¨¦n Madrid, y A Coru?a, y Sevilla, y Gante, y Amberes, y Berl¨ªn, y Wildbad, y Mosc¨², y Tokio, y¡­ En Madrid se rode¨® el s¨¢bado de un competente elenco de cantantes: Carmen Romeu, Clara Mouriz, Dmitri Korchak y Ruben Amoretti para interpretar el rossiniano Stabat mater, esa sugerente obra encargada por iniciativa espa?ola. Antes, sonaron algunos pasajes de Ermione, ¨®pera que en su d¨ªa dirigi¨® en La Zarzuela, y de La morte di Didone.

La orquesta de la Comunidad de Madrid y el coro del teatro iban en volandas, y al final se unieron al p¨²blico en las interminables ovaciones, en un clima de apoteosis como raras veces se ve en un teatro de ¨®pera. ?Por qu¨¦ queremos tanto a Rossini? Esc¨²chenlo de esta manera. La adhesi¨®n al club de fans suele ser inmediata.