Verg¨¹enza
Castedo sabe que si el PP ve peligrar la alcald¨ªa de Alicante contar¨¢ con ella
Sonia Castedo, la alcaldesa de Alicante, es un nudo de contradicciones. En este aspecto, no hay duda de que Castedo es una pol¨ªtica de nuestro tiempo. ?No es la contradicci¨®n lo que mejor define el clima pol¨ªtico actual? Ese ser esto pero tambi¨¦n aquello, su opuesto, como si nada tuviera importancia y todo, a fin de cuentas, fuera uno y lo mismo. Ah¨ª tenemos ¡ªpor poner un ejemplo¡ª a los socialistas defendiendo la igualdad, pero votando en su d¨ªa a favor de los privilegios de las Sicav. Alg¨²n lector dir¨¢, a la vista de lo que hemos conocido estos d¨ªas, que los diputados socialistas sab¨ªan muy bien lo que se hac¨ªan. Es probable que m¨¢s de uno lo supiera y votara a favor de sus intereses personales. Pero, me inclino a pensar que la mayor¨ªa lo hizo por ese esp¨ªritu de cofrad¨ªa ¡ªtal vez fuera camarader¨ªa la palabra m¨¢s adecuada¡ª que domina buena parte de la vida parlamentaria y que est¨¢ en el fondo de ese rechazo que el ciudadano siente hacia la pol¨ªtica.
Castedo ¡ªdec¨ªa¡ª es un nudo de contradicciones. Pero no es menos cierto que la alcaldesa de Alicante ha aprendido a vivir con ellas y sabe sortearlas con soltura. Por eso, se esfuerza en persuadirnos de que es el odio de la prensa y el af¨¢n de algunos jueces la ¨²nica raz¨®n de sus problemas. Como es desenvuelta y se muestra convincente ¡ªadem¨¢s de poseer un indudable don de gentes¡ª, muchos alicantinos se inclinan a creerla. Pero he aqu¨ª que, cuanto mayor era su insistencia, hemos conocido nuevas conversaciones sobre el caso Rabassa que la ponen en un serio compromiso.
La ¨²nica manera efectiva que tendr¨ªa Castedo de defenderse ser¨ªa negar su presencia en esas charlas. Pero como tal cosa es imposible, debe desviar la atenci¨®n mientras se esfuerza en ganar tiempo. Porque de eso se trata, de ganar tiempo, de evitar, por cualquier medio, que el tema llegue a los tribunales antes de las elecciones. Castedo sabe que ¡ªdiga lo que diga Alberto Fabra y su famosa l¨ªnea roja¡ª el Partido Popular contar¨¢ con ella si ve en peligro la alcald¨ªa de Alicante. Por eso amenaza veladamente con presentarse a las elecciones por su cuenta. No las ganar¨ªa, desde luego, pero obtendr¨ªa los votos necesarios para impedirle el triunfo al PP.
Podemos pensar que las nuevas conversaciones que hemos conocido en torno al negocio Rabassa-Ikea no a?aden nada nuevo al fondo del asunto. Es cierto. Pero, como toda certeza, ¨¦sta tambi¨¦n tiene sus matices a los que convendr¨ªa prestar alguna atenci¨®n. De otro modo, corremos el riesgo de convertir el caso en una trama m¨¢s ¡ª?cu¨¢ntas ya?¡ª de corrupci¨®n urban¨ªstica, y despachar la cuesti¨®n sin inquietarnos. Es lo que suele ocurrir cuando lo que deber¨ªa ser extraordinario, porque atenta contra la propia sociedad, se convierte en habitual. Por eso, propongo al lector que en lugar de centrarnos sobre la especulaci¨®n, lo hagamos sobre los protagonistas: el empresario Enrique Ortiz ¡ªun hombre que domina buena parte de la vida econ¨®mica de Alicante e, incluso, de su provincia¡ª, el exalcalde Luis D¨ªaz Alperi y Sonia Castedo. Ignoramos cu¨¢l ser¨¢ el juicio que emitan los tribunales en su d¨ªa, pero nos basta leer las conversaciones publicadas, reparar en su tono, en la vulgaridad de sus expresiones, para formarnos una idea de la calidad moral de los personajes. No se trata de convertirnos en jueces para condenar, sino de algo mucho m¨¢s modesto y necesario: saber con quien tratamos.
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