La estatua de la discordia
Alfonso XIII exigi¨® a Bruselas la retirada del monumento al pedagogo Ferrer i Guardia
En 1909, el gobierno espa?ol crey¨® poder tapar el violento estallido de la Semana Tr¨¢gica juzgando y condenando a un inocente, a quien las autoridades eclesi¨¢sticas consideraban su peor enemigo. La v¨ªctima de este complot fue Francesc Ferrer i Gu¨¤rdia, que a principios del siglo XX hab¨ªa abierto el primer centro de su Escuela Moderna en la calle Bail¨¦n de Barcelona (instruir a los ni?os siempre ha sido un acto subversivo). Sin embargo, aquel juicio sin pruebas provoc¨® una gran campa?a de protesta en todo el mundo, que fij¨® la figura de Ferrer como uno de los m¨¢rtires del libre pensamiento. Figuras del arte y la cultura como M¨¢ximo Gorki, Maurice Maeterlinck o Anatole France ¡ªseguidos por centenares de profesores y catedr¨¢ticos de innumerables universidades en todo el planeta¡ª, mostraron su rechazo hacia aquel crimen. Hubo grandes manifestaciones en ?msterdam, Roma, Lisboa, Berl¨ªn, Viena, Ginebra, Trieste, Buenos Aires o Montevideo. En Par¨ªs hubo graves disturbios ante la embajada espa?ola, y en Mil¨¢n se declar¨® la huelga general. En Lyon y en Florencia se produjeron disparos y batallas campales, y en Londres se propuso un boicot a los productos espa?oles.
Si hubo un lugar que centraliz¨® la defensa de Ferrer fue Bruselas, donde en 1911 se erigi¨® un monumento al pedagogo catal¨¢n en la plaza de Santa Caterina. El pedestal era obra del arquitecto Adolphe Potente y la estatua del escultor August Puttemans. La embajada espa?ola no pudo persuadir al alcalde liberal de la ciudad ¡ªAdolphe Max¡ª para que lo prohibiera, y aquel gesto precipit¨® un per¨ªodo de tensi¨®n entre ambos pa¨ªses. Por aquellas mismas fechas, en el reino de Alfonso XIII se arrestaba a cualquier ciudadano que tuviese en su casa un retrato del padre de la Escuela Moderna, acusado de apolog¨ªa de la violencia. En vano se propuso cambiar el nombre de la calle Sant Pere m¨¦s Baix y ponerle Ferrer i Gu¨¤rdia.
En un art¨ªculo an¨®nimo publicado en La Vanguardia el 10 de noviembre de 1911 se dec¨ªa que B¨¦lgica era: ¡°Un pa¨ªs peque?ito pero aficionad¨ªsimo a meterse donde no le llaman. Bruselas una ciudad sin cultura¡±, y acababa diciendo que aquel monumento era como si en Barcelona se erigiese una estatua ¡°A los innumerables negros del Congo belga que perecieron sin previo consejo de guerra¡±. En 1913 hubo una petici¨®n internacional para revisar el juicio, lo cual enfureci¨® al monarca espa?ol que no viaj¨® a la Exposici¨®n Universal de Gante. Al estallar la Gran Guerra, el gobierno de Eduardo Dato intent¨® organizar una marcha de protesta en Bruselas para pedir la destrucci¨®n del ofensivo monumento, mientras muchos ayuntamientos ped¨ªan su retirada. Pero nadie esperaba lo que sucedi¨® despu¨¦s.
En 1913 hubo una petici¨®n internacional de revisi¨®n del juicio, lo que enfureci¨®
La noticia fue comunicada por la embajada en ?msterdam. El 27 de enero de 1915, el ej¨¦rcito alem¨¢n hab¨ªa desmontado el monumento a Ferrer como gesto hacia el monarca espa?ol. Fue la ¨²nica estatua belga que sufri¨® este trato por parte de las fuerzas ocupantes. Una ma?ana amaneci¨® pintado de blanco, lo cual fue aprovechado por la Kommandantur al mando de Moritz von Bissing para retirarlo. La oposici¨®n escribi¨® en el pedestal: ¡°Tienen a Ferrer, pero no el Yser¡± (el canal de agua donde belgas y franceses hab¨ªan detenido el avance germano). En Barcelona hubo una gran manifestaci¨®n de protesta, y en Valencia fue apedreado el consulado alem¨¢n. Periodistas aliad¨®filos como Luis Anton del Olmet o Torcuato Luca de Tena se quejaron en sus columnas.
Terminada la guerra ¡ªy pese a las nuevas maniobras espa?olas contra ella¡ª, en 1919 la estatua fue recolocada. Aunque como concesi¨®n a Madrid se suprimi¨® el nombre de Ferrer. No recuper¨® su aut¨¦ntica dedicatoria hasta la ca¨ªda de la monarqu¨ªa y el advenimiento de la rep¨²blica en 1931, el mismo a?o que el ayuntamiento barcelon¨¦s aprob¨® erigirle otra estatua (durante la Guerra Civil, la plaza Urquinaona y el teatro Borr¨¤s fueron denominados Ferrer i Gu¨¤rdia, nombre que perdieron en la posguerra).
En la Segunda Guerra Mundial, el ocultista belga Regulus ¡ªpseud¨®nimo del abogado antisemita L¨¦opold Flament¡ª propuso destruir el monumento belga. Pero sobrevivi¨® a la ocupaci¨®n nazi y tras diversos traslados, fue instalada en su actual ubicaci¨®n frente al paraninfo de la Universidad Libre de Bruselas. En el pedestal puede leerse: ¡°Francisco Ferrer fusill¨¦ ¨¤ Montjuich le 13 octobre 1909, martyr de la Libert¨¦ de Conscience¡±.
Barcelona erigi¨® en
Barcelona tuvo que esperar hasta que en 1990 se erigi¨® una r¨¦plica del monumento de Bruselas, en la avenida del Estadio de Montju?c. Desde entonces el pedagogo tiene en nuestra ciudad dos bustos, una placa recuerda que en la calle Bail¨¦n n¨²mero 70 abri¨® su primera escuela, y en 2010 se rebautiz¨® la avenida Marqu¨¦s de Comillas con su nombre.
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