Convivencia en el alambre en Castellar
Un enfrentamiento causa la marcha forzada y posterior vuelta de familias gitanas en Ja¨¦n
La historia vuelve a repetirse en Castellar (Ja¨¦n) seis a?os despu¨¦s. Una ri?a entre dos familias del pueblo, una paya y otra gitana, desencaden¨® hace un par de semanas un conflicto social que levant¨® a algunos de los vecinos y motiv¨® la marcha forzada de buena parte de la comunidad gitana asentada en esta localidad de 3.600 habitantes de la comarca de El Condado. Los gitanos volvieron poco despu¨¦s a sus casas y la Guardia Civil se ha visto obligada a mantener desde entonces un amplio dispositivo para garantizar su protecci¨®n. Solo la sentencia condenatoria, en un juicio r¨¢pido, a los autores de los destrozos y de la agresi¨®n a una familia paya ha atemperado los ¨¢nimos, aunque no ha disipado los recelos mutuos.
Los hechos ocurridos en Castellar parecen haber reproducido el escenario de octubre de 2008, cuando el centenar de gitanos censados abandonaron despavoridos el pueblo tras la revuelta social y las concentraciones masivas de vecinos pidiendo su expulsi¨®n. Seis a?os despu¨¦s se vuelve a poner de manifiesto la dif¨ªcil convivencia entre payos y gitanos en este municipio que, por otra parte, presenta unos muy bajos ¨ªndices de delincuencia.
La chispa prendi¨® por una ri?a entre ni?os, a la que se sumaron posteriormente varios adultos y termin¨® con parte del pueblo levantado y la quema parcial de una vivienda gitana. A trav¨¦s de las redes sociales se convocaron varias concentraciones, no autorizadas, para ¡°echar a los gitanos¡±, y en el Ayuntamiento se entregaron m¨¢s de 1.200 firmas pidiendo m¨¢s seguridad. ¡°Yo no convoqu¨¦ ni apoy¨¦ ninguna manifestaci¨®n, pero tampoco soy quien para prohibirlas¡±, se?ala el alcalde, Gabriel Gonz¨¢lez, del PP, a quien las comunidades gitanas culpan de no haber frenado las protestas vecinales.
El alcalde intent¨® desde el principio mediar entre las dos partes en conflicto para calmar los ¨¢nimos. ¡°Muchas familias gitanas abandonaron voluntariamente el pueblo y a otras les aconsej¨¦ que se fueran unos d¨ªas, pero al d¨ªa siguiente de irse volvieron y eso crisp¨® m¨¢s los ¨¢nimos¡±, admite Gonz¨¢lez. Esta misma semana, el Juzgado de Villacarrillo ha condenado a seis personas como autoras de un delito de da?os, dos faltas de lesiones y otra de maltrato a una multa de 1.440 euros cada uno y a indemnizar con 8.229 euros al padre y a la hija de la familia agredida.
Pero la parte m¨¢s controvertida de la sentencia es la que les impone penas de alejamiento de las v¨ªctimas en un radio de 50 metros durante seis meses. ¡°La sentencia la respeto, pero no la veo justa porque permite a los agresores seguir muy cerca de los agredidos¡±, comenta el alcalde, tras anunciar la disposici¨®n de las v¨ªctimas a recurrir el fallo.
Con todo, el juicio r¨¢pido ha calmado, al menos temporalmente, los ¨¢nimos en la poblaci¨®n y ha motivado que la unidad de intervenci¨®n de la Guardia Civil abandone su presencia permanente en Castellar. ¡°Mantenemos un par de patrullas vigilando la zona¡±, se?ala el subdelegado del Gobierno en Ja¨¦n, Juan Lillo, que se congratula de la escasa concurrencia que han tenido las ¨²ltimas concentraciones vecinales convocadas esta misma semana. Eso s¨ª, la Guardia Civil est¨¢ investigando a los convocantes de las concentraciones no autorizadas sin descartar que puedan ser imputados por este hecho.
La Fundaci¨®n Secretariado Gitano (FSG) ha pedido que se respete a la Justicia y ha lamentado que se tienda a generalizar contra todas las familias gitanas. ¡°Estos hechos siguen las mismas pautas que otros recientes ocurridos en Estepa (Sevilla) con culpabilizaci¨®n y generalizaciones a toda la comunidad gitana, manifestaciones vecinales convocadas a trav¨¦s de redes sociales para obligarles a abandonar el pueblo e incendios en sus viviendas¡±, indic¨® este colectivo en un comunicado. La situaci¨®n de tensi¨®n en Estepa se produjo despu¨¦s de que un grupo de vecinos asaltara a principios de julio seis casas y quemara otras dos viviendas de un grupo de gitanos conocido como los Chorizos a los que acusaban de perpetrar innumerables robos en los inmuebles del resto de vecinos de la localidad, de 12.600 habitantes.
Seg¨²n la Fundaci¨®n de Secretariado Gitano, toda esta clase de actos ¡°pueden ser constitutivos de delitos de odio racial ¨¦tnico¡±. La fundaci¨®n ha enviado un escrito de queja al Defensor del Pueblo Andaluz y cartas a la Delegaci¨®n del Gobierno en Sevilla y al alcalde de Castellar. Uni¨®n Roman¨ª, Sinando Kal¨ª, la Federaci¨®n Auton¨®mica de Asociaciones Gitanas y la Hermandad Gitana de Andaluc¨ªa son otros colectivos que han pedido que se deje actuar a la Justicia en estos casos.
Lo que s¨ª parece evidente es que el paso del tiempo no ha servido para resta?ar las heridas en Castellar. Hace seis a?os, con ocasi¨®n de unos incidentes similares, tanto el Ayuntamiento como la Junta de Andaluc¨ªa anunciaron un plan de promoci¨®n de la comunidad gitana y la demolici¨®n por su mal estado de la barriada de El Polvor¨ªn, donde viven varias familias gitanas. ¡°Es cierto, no se ha hecho nada desde entonces, porque son viviendas privadas que est¨¢n ocupadas y no podemos actuar¡±, se escuda el alcalde de Castellar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.