Bienvenida a las Comedias B¨¢rbaras
La noticia de que la obra de Valle-Incl¨¢n va a quedar libre de derechos da pie a in¨¦ditos documentos
La noticia de que va a quedar libre de derechos la obra de Valle-Incl¨¢n est¨¢ dando pie a que aparezcan y se anuncien in¨¦ditos y golosos documentos, y seguramente racionalizar¨¢ la publicaci¨®n de su obra, y ¡ªlo m¨¢s importante de todo, con diferencia¡ª me ha llevado a hojear un par de biograf¨ªas que tengo por casa y as¨ª ahora, aunque con retraso, s¨¦ que su costumbre inveterada de escribir en la cama (y dejando caer al suelo la p¨¢gina terminada, en gesto de suprema elegancia que le impon¨ªa su manquedad), tal como lo hemos visto en una caracter¨ªstica fotograf¨ªa, no era un sistema de mantenerse en un estado de conciencia a medias on¨ªrico para invitar a las fantas¨ªas y quimeras, ni un recurso econ¨®mico para combatir el fr¨ªo de la ¨¦poca en las casas mal preparadas de Madrid, aquel fr¨ªo ¡°que mata a un hombre y no apaga un candil¡±; lo que pasaba es que estaba eternamente enfermo del est¨®mago ¡ªcon el mal que al final se lo llev¨®, en 1936¡ª, y en posici¨®n horizontal le resultaba m¨¢s llevadero el dolor. Esta noticia que nos lo hace, si cabe, m¨¢s entra?able (Para ti mi cad¨¢ver, reportero/ mis an¨¦cdotas todas para ti./ Le sacas a mi entierro m¨¢s dinero/ que en mi vida mortal yo nunca vi) me llev¨® a repasar algunos de sus versos que compuso durante los a?os entre 1913 y 1919, en Pontevedra, donde se recogi¨® con la idea de convertirse en agricultor y donde solo escribi¨® unas rimas llenas de encanto, mitolog¨ªa, flores silvestres y cruces en los caminos, salpicadas de colorido vocabulario galaico, que iba publicando de uvas a peras en los peri¨®dicos, y recogidas en sus Claves l¨ªricas.
?<TB>Una ni?a fea/ ¡ªque la tifoidea/ pelona dej¨®¡ª/ baila en la guardilla,/ arrastra una silla,/ y ella es el gach¨®./ Sale al ventanuco/ y parece el cuco/ que habla en el reloj. Y ya estando en el agro de Galicia, hoje¨¦ tambi¨¦n las Comedias b¨¢rbaras, la sat¨¢nica trilog¨ªa sobre Juan Manuel Montenegro y su camada de hijos, que seg¨²n P¨¦rez de Ayala ¡°da un golpe mortal al teatro psicol¨®gico¡± y que est¨¢ entre lo m¨¢s truculento y sobrecogedor de todo cuanto imagin¨® Valle. Busco alguna escena que en su d¨ªa me hizo arder el pelo. Vuelvo a leerla: me vuelve a arder.
<TB>Y como, pese a las apariencias, la Divina Providencia hace bien las cosas, una buena noticia: en el Teatre Nacional barcelon¨¦s se van a representar, el pr¨®ximo 15 de octubre, bajo el t¨ªtulo de Montenegro y seg¨²n una adaptaci¨®n del Centro Dram¨¢tico Nacional (CDN), las Comedias b¨¢rbaras en un montaje de su director Ernesto Caballero, una version coral, de dos trepidantes horas y media, m¨¢s el descanso, con veinte actores que encarnan a cincuenta personajes y una compacta y atmosf¨¦rica fusi¨®n de escenograf¨ªa, iluminaci¨®n y sonido. Cuando Montenegro se estren¨® en la capital, a principios de este a?o, tuvo llenos continuos y una cr¨ªtica por lo general muy elogiosa, y a Ram¨®n Barea, el actor que encarna al protagonista, le vali¨® el premio Nacional de Teatro.
¡®Montenegro¡¯ es una versi¨®n coral, de dos trepidantes horas y media con veinte actores en escena
<TB>He ido a Madrid y visitado al director del CDN para ir sabiendo algo m¨¢s de esa representaci¨®n, de esa escenificaci¨®n de un imposible que creo ser¨¢ digna de verse y no me pienso perder. Ernesto Caballero es un dramaturgo prol¨ªfico y un director esc¨¦nico de querencias si no me equivoco contestatarias, pr¨®digo en ideas ingeniosas, erudito en nuestros cl¨¢sicos, habitual hasta no hace tantos a?os de los circuitos bohemios y las salas alternativas; desde el a?o 2012 ocupa por un periodo de cinco a?os este cargo institucional para el que fue elegido ¡ªcreo que por primera vez¡ª por un consejo de profesionales desligados de las servidumbres y componendas de los partidos pol¨ªticos.
<TB>¡°La trampa del teatro de Valle ¡ªexplica Caballero, tras mencionar puntuales representaciones de Romance de Lobos y Aguila de blas¨®n y la versi¨®n, hace quince o veinte a?os, de Jos¨¦ Carlos Plaza, tambi¨¦n para el CDN, que duraba siete u ocho horas (Bigas hizo m¨¢s recientemente algo breve, sui generis)¡ª la trampa es que, en efecto, rezuma teatralidad, con unos di¨¢logos muy ag¨®nicos y una fuerza pl¨¢stica y una acci¨®n arrolladora, pero no est¨¢ escrito para ser representado sino le¨ªdo, porque Valle, que detestaba el teatro burgu¨¦s de su ¨¦poca, estaba convencido de que sus planteamientos narrativos eran imposibles, de manera que se refugia en ese h¨ªbrido que llega a definir como ¡°comedias dialogadas¡±... He visto montajes que potenciaban los aspectos m¨¢s realistas del relato, casi rozando un costumbrismo gallego, con personajes saturados de descripci¨®n, muy redondos en su configuraci¨®n¡ Son versiones, por decirlo as¨ª, materialistas. Y como se trata de un autor que est¨¢ en la frontera entre lo folcl¨®rico, por decirlo as¨ª, y lo simbolista, y en ¨¦l hay indiscutiblemente determinismo, y hay color local, son opciones leg¨ªtimas, pero ¨¦l propone una lectura simbolista y un montaje estilizado, organizado como un gran flash back a partir del final del Romance de lobos ¡ªo sea, a partir del final cronol¨®gico del relato¡ª, ¡°sin tocar nada del contenido ni del di¨¢logo, que en Valle no hace ninguna falta¡±, y un desarrollo en torno a la figura de don Juan Manuel, el terrible patriarca feudal (?Tengo miedo de ser el diablo!) cuyo hundimiento anuncia el fin de una sociedad de hidalgu¨ªa desp¨®tica, y su sustituci¨®n por otra a¨²n m¨¢s desalmada, la de sus hijos parricidas:
?Era nuestro padre! ?Era nuestro padre!... ?Malditos estamos! ?Y metidos en un pleito para veinte a?os!
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