Botell¨®n, pero dentro del bar
Locales de la regi¨®n admiten que los clientes traigan su propio alcohol para evitar las multas por beber en la calle
Una botella, un euro y una carta de la baraja. Esto es todo lo que necesitan los j¨®venes que cada fin de semana hacen cola ante dos bares de Moncloa para hacer botell¨®n bajo techo. La botella la traen ellos; el euro es lo que les cuesta el vaso, los hielos, el refresco y el servicio, que los pone el local; y la carta, el m¨¦todo para identificar a cada cliente con su bebida. El denominado botell¨®n indoor?se est¨¢ asentando en la zona universitaria de la capital como f¨®rmula contra la crisis. Los empresarios de la noche advierten de que esta pr¨¢ctica puede fomentar un consumo abusivo del alcohol, y los vecinos de la zona, en la que se organizan botellones en la calle cada fin de semana, dudan de que pueda suponer un descanso, como defienden los promotores de esta idea.
¡ª?Atenci¨®n, queda media hora de botell¨®n!
Son las 2.30 en C¨¢bala, uno de los bares que ha implantado este sistema, y el pincha grita por encima de la m¨²sica. Desde las once de la noche se repite la misma escena: j¨®venes de entre 18 y 25 a?os acuden a la barra con diferentes naipes de la baraja espa?ola que indican el n¨²mero de su botella. A las 2.55, una chica se apresura a pedir la ¨²ltima copa. Uno de los cinco camareros que atienden la barra llena un cuarto del vaso de tubo, pero la joven hace un gesto con la mano para que acabe la botella. A partir de las tres de la ma?ana, todo el alcohol tra¨ªdo de fuera que no se haya consumido se queda en el bar. Y hasta las seis, el que quiera seguir bebiendo tiene que hacerlo como en cualquier otro local, pagando por cada copa: tres euros por los vasos de tubo y cinco por los recipientes anchos de sidra.
Los establecimientos se quedan con las botellas no vac¨ªas a partir de las tres de la ma?ana
"La idea surgi¨® viendo las necesidades de los universitarios y las sanciones por beber en la calle. La gente ya no sale tanto por la noche, hay que promover f¨®rmulas nuevas para subsistir", explica Nacho, due?o del local, que prefiere no dar su apellido. Hace un a?o comenz¨® en C¨¢bala y, seis meses despu¨¦s, llev¨® la idea (que le dio uno de sus relaciones p¨²blicas) a su otro establecimiento, Campus. "Esta f¨®rmula nos beneficia a todos. Los chavales pueden salir sin gastarse mucho dinero y sin tener que soportar el fr¨ªo o la lluvia en descampados, y los vecinos pueden descansar porque al hacer botell¨®n en la calle se molesta mucho", justifica.
Los residentes de la zona no est¨¢n tan convencidos. Ana y Diego se mudaron hace poco m¨¢s de una semana, junto a sus dos hijos peque?os, al bloque de edificios m¨¢s cercano al bar. Llegaron un s¨¢bado, d¨ªa de botell¨®n. "El ruido era insoportable. Si se quedaran dentro del local no habr¨ªa problema, pero salen a fumar y conforme va pasando la noche est¨¢n m¨¢s borrachos y gritan m¨¢s", dice la mujer, que afirma no haber podido dormir en toda la semana. "El s¨¢bado pensamos que era normal que los chicos estuvieran de fiesta, pero ayer otra vez la misma historia. ?Y era lunes!", protesta ¨¦l.
En el mismo inmueble vive desde hace 17 a?os Miguel de la Rosa. Desde su ventana del segundo piso se ve el pasaje donde se asienta C¨¢bala, que divide la manzana residencial en dos. No es la primera vez que los vecinos tienen problemas con el local. Han denunciado el exceso de ruido en repetidas ocasiones, pero De la Rosa afirma que "desde hace unos meses, el bullicio ha aumentado". El periodo de novatadas de los colegios universitarios, que abarca las ¨²ltimas semanas de septiembre y las primeras de octubre, es "la peor ¨¦poca del a?o" para los vecinos. "Hace unos a?os", cuenta, "tuvimos que vallar el edificio para que los chavales no se colaran en los soportales".
Manu Soto, estudiante de primer curso de Ingenier¨ªa Aeroespacial y habitual de estos bares, admite que "la situaci¨®n debe ser complicada para los vecinos". "La gente se concentra fuera porque dentro de los locales llega un momento en el que no se puede estar", explica. "Como no tengan las ventanas bien aisladas, tiene que ser imposible dormir", reconoce.
Pero no todo son cr¨ªticas. Entre los vecinos, tambi¨¦n hay quien opina que el botell¨®n legal, como lo llaman sus promotores, puede conseguir que las calles donde suelen beber los estudiantes est¨¦n m¨¢s limpias que antes. Algo que de momento parece lejos de alcanzarse. "Puede que se reduzca un poco el volumen, pero se sigue bebiendo en la calle", asegura Esmeralda Dunn, tambi¨¦n universitaria.
Entre las tres y seis, solo se pueden consumir las copas que dan los locales
El botell¨®n indoor surgi¨® en Espa?a hace unos cinco a?os y ha calado con fuerza, por ejemplo, en Andaluc¨ªa y Valencia. "Triunfa sobre todo en zonas t¨ªpicas donde se bebe en la calle. Por eso no es de extra?ar que en Madrid haya aparecido en el entorno de Ciudad Universitaria, ah¨ª la polic¨ªa no est¨¢ actuando con tanta fuerza como en el centro", explica Vicente Pizcueta, portavoz de la asociaci¨®n de empresarios Noche Madrid. Aunque tambi¨¦n otras zonas de la Comunidad se est¨¢n sumando a la moda.
La discoteca latina La Nuit, en Torrej¨®n de Ardoz, anuncia en su p¨¢gina de Facebook noches de botell¨®n todos los viernes y s¨¢bados por solo cinco euros, lo que cuesta la entrada. Comenzaron a dejar pasar bebida comprada fuera del local en abril. "Nos dimos cuenta de que a mitad de mes la gente ya no ten¨ªa dinero para salir", apunta Wally Luciano, responsable del local.
"La zona de los colegios mayores ha bajado much¨ªsimo", asegura el due?o de los bares del botell¨®n indoor de Moncloa. "Hace tres a?os hab¨ªamos perdido la mitad de la clientela y ahora lo tenemos lleno". En uno de los pubs no cobra entrada; en el segundo, donde paga m¨¢s alquiler y tiene m¨¢s personal, se paga un euro. De las 35 botellas que hab¨ªa a primera hora de la noche en uno de los bares de Moncloa cuando se realiz¨® este reportaje, apenas quedaba la mitad, la mayor¨ªa pr¨¢cticamente vac¨ªas, cuando se cerr¨® la barra. A este tipo de locales entra cualquier bebida: abierta, precintada, llena o casi consumida.
Lo que no se beba esa noche, se queda all¨ª y luego, seg¨²n el propietario de los locales, se tira. Justifica esa decisi¨®n por la ley de drogodependencia de la Comunidad, que impide beber en la calle, aunque sea alcohol comprado en un bar o discoteca. "No podemos sacar bebidas del local por la noche". Lo que s¨ª se puede es ir al d¨ªa siguiente, para terminar con lo que ha quedado. Botell¨®n bajo techo hasta que se acabe el alcohol.
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