M¨¢scaras y cambios de vida
Un universo de personas reales, con sus mudanzas, maquillajes ideol¨®gicos, transmutaci¨®n vitales e, incluso, reencarnaciones
![Biografías con dobles figuras, dedicaciones nuevas y otras labores privadas.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/E72IBU6Y6YASTY657SAGYSRWIE.jpg?auth=09d219f2844c818b5e4e48a0ba9549d5cf5b0ecb00d19db7865a33ef7d089136&width=414)
En el cat¨¢logo de las transiciones personales, el cambiar de religi¨®n y a¨²n m¨¢s retornar a la fe inicial ¡ªel ida y vuelta¡ª es infrecuente, lo uno y lo otro. B., culto, raro y meridional, en su madurez inici¨® el camino de la conversi¨®n al Islam desde el cristianismo tradicional.
D¨¦cadas atr¨¢s su alternativa qued¨® en un plano intelectual, casi en secreto. Habit¨® en el Magreb media vida. En la recta final retorn¨® a su isla y, con el mismo sigilo y discreci¨®n ha vuelto a abrazar el antiguo credo de la cruz, con la devoci¨®n del retornado al origen. Como X., investigador, paradigma de agn¨®stico en una comunidad peque?a que a la vejez se torn¨® ultra beato, a punto de ser ordenado di¨¢cono.
Otro intelectual, P. ignor¨® los dogmas de la escuela parroquial y tras pasar por la universidad, con sus razones cient¨ªficas, opt¨® con pasi¨®n por la religi¨®n jud¨ªa y su causa cultural universal, con el ritual y los prescripciones alimentarias oportunas. Al igual que otro converso, en la sesentena, el cocinero divulgador T. expuls¨® de sus men¨²s las bases de la cocina materna: sobrasada, ensaimada, lechona, frito ¡ªpor la manteca¡ª o el pescado sin escama.
Un intelectual insular pas¨® del cristianismo al islam y ahora ha vuelto a su fe primera
El financiero B. y el ex cura obrero G. cooperan al ejercer ¡ªen p¨²blico¡ª la solidaridad a favor de los pobres y desahuciados. Ayudan y se distraen de estas dedicaciones nuevas y siguen en sus otras labores privadas: acumular dinero, antes con la especulaci¨®n con el ladrillo, ahora con el manejo de capitales. En el juego de ocultaciones el cura que fue de sotana y jersey grueso desvel¨® un matrimonio e hijo secreto.
Una parte de ese universo de mutantes, el otro lado de su vida transcurri¨® en la dictadura, sometido a compromisos y vetos complejos. F. qued¨® preso en un pe?¨®n africano y fue el primer insular arrestado por consumo de sustancias prohibidas. Escritor, tras aquel viaje, pas¨® a interpretar en cartas las conjunciones astrales desde la existencia como perpetua fluctuaci¨®n de nacimiento, muerte y transici¨®n.
Un ex ultra rojo lanza dinamita verbal contra todas las izquierdas y el nacionalismo
El maquillaje ideol¨®gico, la transmutaci¨®n pol¨ªtica es com¨²n y visible. C. abandon¨® el uniforme de cooperante revolucionario, de cortar ca?a en las zafras de Cuba, y se enfund¨® camisas de seda para ir a las casas de millonarios y usar un descapotable. Lo ¨²nico que no mud¨® fueron los puros ni el poso rojo de sus ideas. Otra biograf¨ªa, m¨¢s circular es la J., del nacionalismo entr¨® en el noviciado del Opus y evolucion¨® hacia el socialismo con querencias por su versi¨®n caviar.
Dinamita verbal maneja S., al lanzar una ristra de adjetivos contra todas las izquierdas y el nacionalismo. En su educaci¨®n adulta era, ultra comunista. En la guerra fr¨ªa ten¨ªa un mapa con banderitas de los frentes sovi¨¦ticos, all¨ª donde suced¨ªan invasiones de tanques rusos, en pa¨ªses de su ¨®rbita con sociedades abiertas. Esperaba que el Soviet Supremo ordenara traspasar los Pirineos. No cre¨ªa en la propiedad privada y rechaz¨® una herencia. Otro, distinto, D., de instructor juvenil del falangismo de camisa azul pas¨® a la doctrina ortodoxa del Kremlin. Ahora es asambleario, sin l¨ªder.
Entre dos continentes se pueden aparentar dos identidades. M¨¢s de un ejecutivo o gran empresario ha creado parejas paralelas, familias duales, en su tierra y en el Caribe. Hay casos literarios de anotaciones testamentarias que estipulan que una parte de su legado vaya a queridas e hijos ocultos. Una pasi¨®n escindida entre una realidad carnal y la rutina dom¨¦stica oficial, acaba con el sujeto en el div¨¢n.
Hay tipos que viven en combate con el animal que llevan dentro. A veces, exhiben faz y cuerpo de m¨¢rmol, de tipo gris. G., hombre de letras triunf¨® al morir por los escritos en que retrat¨® una existencia secreta, una familia complicada. Ausente pasa cuentas e inquieta a los que quedan.
En la c¨²spide de esta geograf¨ªa de transfiguraciones est¨¢ M. que cre¨® un monumento a unos h¨¦roes de Franco pero no se plant¨® en la calle. Medio siglo m¨¢s tarde us¨® la misma figura modelada para homenajear a un tanquista republicano. En la mano en alto de la primera efigie con gesto fascista situ¨® una bomba para exaltar al h¨¦roe rojo.
En el juego de espejos entran las reencarnaciones. P. dice que fue un cardenal renacentista. En la galer¨ªa de los Uffizi de Florencia, se reconoci¨® en un retrato de un M¨¦dici que fue Papa. Al salir a la calle el ilustrado residente internacional recorri¨® la ciudad vieja de memoria, con los ojos cerrados, era su h¨¢bitat hist¨®rico.
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