El debate que tanto tem¨ªan
La ausencia de un debate sobre las opciones que se somet¨ªan a consulta revela la falta de pluralismo del ¡®proc¨¦s¡¯
Si TV3 estuviera m¨ªnimamente preocupada por el pluralismo pol¨ªtico, en vez de entregarse a una adulaci¨®n del president de la Generalitat de una magnitud que no se recordaba en este pa¨ªs desde los lejanos tiempos de la lucecita del Pardo (con los locutores que retransmit¨ªan el hist¨®rico acto de la firma de la convocatoria de consulta informando a la audiencia de que Artur Mas hab¨ªa dormido en Palau, de que llevaba el traje del d¨ªa de la boda de su hija, de que la pluma estilogr¨¢fica marca Inoxcrom con la que hab¨ªa firmado el decreto quedar¨ªa expuesta en el Museo de Historia de Catalu?a, y otros detalles de an¨¢logo inter¨¦s), habr¨ªa organizado la misma noche del domingo, 28, antes de que el TC suspendiera cautelarmente la ley y el decreto de convocatoria, un debate entre las fuerzas que han apoyado la consulta.
Hubiera sido, sin duda, el momento de tomar tal iniciativa, esto es, de, una vez convocada la ciudadan¨ªa a las urnas, entrar a debatir sobre las distintas posibilidades de respuesta que se le ofrecen al ciudadano catal¨¢n en la ya famosa papeleta. Hubiera sido tambi¨¦n un formidable acto de plenitud democr¨¢tica: las diferentes formaciones pol¨ªticas favorables a la consulta, una vez superada la etapa seg¨²n ellas obligadamente unanimista, en la que no hab¨ªa m¨¢s argumento que el volem votar, empezar¨ªan a celebrar la fiesta de la democracia, que ¡ªen contra de la simplificaci¨®n que algunos se obstinan en repetir¡ª es algo mucho m¨¢s rico que el acto final de la jornada electoral, e incluye un momento tan fundamental e inesquivable como es el de la discusi¨®n p¨²blica entre opciones diferenciadas, el contraste entre modelos, la confrontaci¨®n de ideas.
No se organiz¨® el tal debate, nunca sabremos si por falta de imaginaci¨®n o de reflejos o, directamente, por falta de inter¨¦s. Es probable que esta ¨²ltima opci¨®n sea en el fondo la m¨¢s l¨®gica. Porque no cuesta imaginarse la situaci¨®n, que quiz¨¢s a alg¨²n responsable de TV3 le puso los pelos de punta: tras tantos meses de ir juntos, deber¨ªa mostrarse la pluralidad que supuestamente conten¨ªa el bloque soberanista, hacer evidente ante la ciudadan¨ªa que, en contra de lo que se empe?an en afirmar los p¨¦rfidos enemigos del proc¨¦s, no estamos ante un refer¨¦ndum para la independencia sino sobre la independencia. Pero, ?qui¨¦n hubiera representado en dicho bloque las posiciones discrepantes con el independentismo? ?Uni¨®, respecto a cuya posici¨®n en ese preciso momento solo se conoc¨ªa un tuit de Duran i Lleida? ?Iniciativa, que a¨²n no hab¨ªa tomado decisi¨®n alguna?
No es importante, a los efectos de lo que pretendo plantear, el hecho de que posteriormente estas dos ¨²ltimas formaciones hayan hecho p¨²blica, por fin, su posici¨®n al respecto. Es m¨¢s, tampoco hubiera cambiado nada si ICV o Uni¨® hubieran dado a conocer su posterior decisi¨®n (libertad de voto pero menos) antes del indeseado debate. Siguiendo con las situaciones imaginarias, no creo que al lector le resulte dif¨ªcil hacerse una idea del estupor de muchos ciudadanos catalanes al contemplar la siguiente escena, perfectamente veros¨ªmil: cuando el moderador del debate les hubiera formulado a los representantes de ICV y de Uni¨® en el plat¨® la inevitable pregunta ¡°y ahora que, por fin, se va a celebrar la consulta, ?van a decir ya cu¨¢l es la posici¨®n de las fuerzas pol¨ªticas que Vds. representan?¡± se hubiera encontrado como respuesta algo equivalente, en el fondo, a: ¡°este¡ bueno... lo que a los catalanes les parezca mejor¡±.
Pero lo importante no son las contradicciones internas de una fuerza pol¨ªtica en particular (sea ¨¦sta ICV, Uni¨® o incluso CDC, que cada cual arrastra las suyas) sino algo de car¨¢cter m¨¢s general. Tras tanta insistencia en el principio democr¨¢tico, en la radicalidad democr¨¢tica, y en otras formulaciones igualmente rotundas y grandilocuentes, estar¨ªa resultando que a todas las formaciones empe?adas en que la ciudadan¨ªa catalana votara el 9-N les habr¨ªa parecido de una pulcritud democr¨¢tica inobjetable que el debate sobre las diversas opciones se hubiera iniciado en el mejor de los casos ?un mes antes de la fecha fijada! y que hasta ese d¨ªa el ciudadano no les hubiera escuchado pr¨¢cticamente ni una sola palabra ni a ICV sobre su federalismo ni a Uni¨® sobre su propuesta confederal. Mientras, eso s¨ª, la Generalitat llevaba tiempo dedicada a auspiciar y divulgar estudios sobre la viabilidad de una Catalu?a independiente.
No albergo la menor duda de que plantear el debate catal¨¢n en t¨¦rminos de democracia frente a legalidad constituye un interesado equ¨ªvoco, propiciado por los soberanistas, cuyos t¨¦rminos nunca deber¨ªan haber sido aceptados por el resto de la ciudadan¨ªa. No solo porque conviene no perder de vista en ning¨²n momento que en un Estado de Derecho pertenece a la sustancia de las leyes la posibilidad de modificarlas, sino tambi¨¦n ¡ªsobre todo en este momento¡ª porque aquellos a quienes m¨¢s se les llena la boca apelando a la democracia llevan tiempo generando un severo d¨¦ficit democr¨¢tico en Catalu?a, del que el planificado secuestro del debate pol¨ªtico en el seno del bloque soberanista constituye la m¨¢s reciente muestra.
Manuel Cruz es catedr¨¢tico de filosof¨ªa contempor¨¢nea en la UB.
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