La cuarta revoluci¨®n industrial llega desde Alemania
Wolfhang Wahlster, asesor cient¨ªfico de Angela Merkel, destaca las posibilidades de las f¨¢bricas ciber-f¨ªsicas
Clic, semillas de amaranto. Clic, dos de nueces. Clic, pl¨¢tano. Clic, tres de chocolate. El usuario entra en la empresa online Mymuesli, y, con solo 18 ingredientes, puede combinar su muesli hasta de 566 mil millones maneras distintas. El pedido se imprime en la f¨¢brica y el propio producto va pidiendo a cada expendedora de comida cosas distintas. "Va de Internet al paquete de manera personalizada". Esta f¨¢brica inteligente es para Wolfgang Wahlster (Saarbr¨¹cken, 1953), asesor cient¨ªfico de la canciller alemana Angela Merkel y director del Centro de investigaci¨®n alem¨¢n de inteligencia artificial, el ejemplo perfecto de la cuarta revoluci¨®n industrial que ha ayudado a empujar en su pa¨ªs de origen.
Wahlster se ha acercado este mi¨¦rcoles a Bilbao para ayudar a impulsar en el Pa¨ªs Vasco la Industria 4.0, un concepto que el Gobierno vasco ha hecho propio y por el que se ha puesto un objetivo: que la industria vasca vuelva a alcanzar el 25% del PIB. Oyendo con atenci¨®n, hab¨ªa entre la audiencia trabajadores, directores y cient¨ªficos venidos de Tecnalia, IK4 o Iberm¨¢tica, tres de los centros vascos de innovaci¨®n que comienzan a incluir en sus instalaciones impresoras 3D, aparatos de realidad aumentada, conceptos de Big Data y sistemas ciber-f¨ªsicos, previamente testados en Alemania.
Los aparatosos ordenadores centrales desaparecen. Ni siquiera hay PCs. En estas factor¨ªas futuristas todo queda resumido en un hardware del tama?o de un azucarillo y en miles de sensores ¡ªcada uno vale menos de un euro¡ª personalizados para cada tarea y m¨¢quina. Si hay fallos, se arreglan autom¨¢ticamente y, con una simple orden, el producto sabe incluso c¨®mo utilizar el m¨ªnimo de CO2. Cada producto inteligente tiene un gemelo digital donde, cual diario, copia sus memorias completas. Cu¨¢ndo fall¨®, c¨®mo se mont¨®, y lo que hizo cada d¨ªa. Con este concepto, nace una f¨¢brica de colonias que hace 36.000 perfumes al d¨ªa, cada uno con un olor distinto y con botellas personalizadas para el cliente, o una f¨¢brica de muebles que, a trav¨¦s de 560 componentes, hace 14 millones de variantes cocinas distintas. El montaje es cadena nunca se repite. Es ¨²nico cada vez.
Un reflejo de modernidad, o casi un futuro dist¨®pico. "Las personas todav¨ªa deben ser el foco. Los robots no sustituyen a los trabajadores, sino que trabajan junto a ellos", ha asegurado Wahlster: "Tendremos trabajadores m¨¢s entrenados en la f¨¢brica, ingenieros formados espec¨ªficamente o gente que maneje exoesqueletos". El uso de las Google glass, por ejemplo, se ha desarrollado para que el trabajador tenga una mayor seguridad a la hora de trabajar. Cuando una de las m¨¢quinas se funde, un trabajador se pone las gafas y las lentes se?alan en su visor cada uno de los pasos que tiene que tomar para arreglarlo. Qu¨¦ cable debe cortar o qu¨¦ tornillo desatornillar. "No hay problemas de lenguaje y colaboran entre ellos".
"Desde el primer momento trabajamos con los sindicatos para desarrollar una f¨¢brica inteligente que tambi¨¦n se amoldase a sus necesidades", explica. Con ellos acordaron, por ejemplo, que los trabajadores solo ser¨ªan sustituidos con "un robot de emergencia" cuando alguien cogiera una baja o se fuera de vacaciones. No habr¨¢ empleado sustituto, pero tampoco se les despedir¨¢.
Los trabajadores podr¨¢n, adem¨¢s, trabajar mucho m¨¢s all¨¢ de su vejez. "El envejecimiento de la sociedad es uno de nuestros problemas. Esto abre la oportunidad una jubilaci¨®n m¨¢s tard¨ªa", asegura Wahlster, que, adem¨¢s, cree que este nuevo modelo dar¨¢ respuesta a la falta de trabajadores especializados, la variabilidad de la producci¨®n, la personalizaci¨®n masiva o la volatilidad de los mercados. "La empresa inteligente se adapta constantemente. En cada producto, crea un material personalizado".
Todo comenz¨® con una muestra. El equipo de Wahlster, inform¨¢tico de formaci¨®n, ense?¨® a Merkel el keyfinder, un chip de memoria con el que el tel¨¦fono m¨®vil encuentra autom¨¢ticamente las llaves atadas a un llavero de pl¨¢stico. Lee el producto, lo reconoce y lo encuentra. Igual que el bote de muesli busca el pl¨¢tano, la nuez y el amaranto y lo mezcla todo seg¨²n pide el usuario que da a un bot¨®n desde la tranquilidad de su hogar. La empresa comenz¨® hace siete a?os con tres innovadores, y ya cuenta con 300 empleados.
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