Tiempo de mudanzas
Habr¨¢ que preguntar a los l¨ªderes pol¨ªticos algo tan sencillo como ¡°?qu¨¦ quer¨¦is hacer con la Pol¨ªtica?¡±
A las nueve de la ma?ana, mientras tomaba un caf¨¦ como acompa?amiento a un hojeo r¨¢pido de peri¨®dico, he escuchado una conversaci¨®n jugosa. Despu¨¦s de que una se?ora clienta haya llamado ¡°sinverg¨¹enzas¡± a ¡°todos los pol¨ªticos¡±, por ¡°chorizos y ladrones¡±, entre bocado y bocado de cruas¨¢n, la camarera ha iniciado un di¨¢logo con ella. Bien se ve¨ªa que se trataba de amigas ocasionales, como poco de asiduas acompa?antes en ese momento del desayuno matutino.
La conversaci¨®n ha sido tan simple como sencilla, y ha derivado en una conclusi¨®n basada en frases hechas y lugares comunes. Una de ellas dec¨ªa que ¡°al espa?ol solo hay que decirle donde est¨¢ el dinero porque luego ¨¦l se encarga de cogerlo¡±, como si no nos afectara nada eso de ¡°prohibido robar¡±. La otra se?ora le ha contestado que ella nunca ha visto tanto dinero junto, y ambas han coincidido en una duda final: ¡°A saber qu¨¦ hubi¨¦ramos hecho nosotras si nos encontramos en ese trance¡±. Eso s¨ª, tambi¨¦n se justificaron de pensar as¨ª usando el argumento de que, habiendo tanta gente en apuros a causa del paro y la crisis los desfalcos de los poderosos son mucho m¨¢s asquerosos. Pues s¨ª, ?y qu¨¦ vamos a hacer?
Los poderes p¨²blicos se han convertido en instrumentos imprescindibles para consumar latrocinios que, adem¨¢s, requieren la colaboraci¨®n de otros poderosos que no son tan criticados por pertenecer a ¨¢mbitos privados. Los responsables pol¨ªticos no dudan en usar estas trist¨ªsimas an¨¦cdotas de corrupci¨®n generalizada, en el debate pol¨ªtico partidista, de modo que en ese tira y afloja que se conoce como ¡°y t¨² m¨¢s¡±, la que queda maltrecha es la Pol¨ªtica.
Habr¨¢ que preguntar a los l¨ªderes pol¨ªticos algo tan sencillo como ¡°?qu¨¦ quer¨¦is hacer con la Pol¨ªtica?¡±. Y deber¨¢n contestar de forma rigurosa, teniendo en cuenta que lo hecho hasta ahora ha dejado abiertos tantos flancos en ella que el descr¨¦dito se ha instalado en ella de forma calamitosa. Quienes la ejercen ahora mismo, y lo hacen con clara vocaci¨®n de servicio, est¨¢n perplejos porque los pol¨ªticos corruptos, junto con su cohorte de facilitadores y testaferros de la m¨¢s variada condici¨®n, permanecen agazapados esperando no ser descubiertos. Y quienes a¨²n no la ejercen pero desean ejercerla lo antes posible, arden en deseos de que haya muchos nuevos casos de corrupci¨®n que afloren, porque cada caso hace aumentar sus previsiones de voto en las siguientes elecciones.
Sin embargo, nuestra sociedad se desmadeja, alterada por la afluencia de sinverg¨¹enzas y ladrones que, antes de robar, fueron capaces de jurar nuestra Constituci¨®n, y pregonar a los cuatro vientos que la ¨¦tica guiar¨ªa sus comportamientos. A la dictadura franquista, basada en la corrupci¨®n derivada de un levantamiento militar que produjo m¨¢s de un mill¨®n de muertos, le ha sustituido una democracia que est¨¢ mostrando una atroz podredumbre con solo treinta y tantos a?os de vida. Si nadie se atrevi¨® a aplicar la justicia a los hijos de aquella dictadura, no es extra?o que la democracia se haya entendido como blanda y permisiva. As¨ª nos va.
Lo cierto es que en medio de las revueltas aguas de este r¨ªo hay pescadores que quieren sacar provecho y levantar las redes llenas de pececillos indefensos que reaccionan al m¨¢s m¨ªnimo atisbo de esperanza. Y claro, busquemos ah¨ª la raz¨®n sencilla de que ¡°Podemos¡± (y alguna otra fuerza emergente) sea ya el primer partido en intenci¨®n de voto. Cierto, que se trata de una raz¨®n poco consistente que constituir¨¢, si llega a consumarse, un flagelo excesivo contra el PSOE, IU y las dem¨¢s izquierdas, que se empe?aron en luchar por los derechos sociales y ciudadanos cuando los ahora ¡°elegibles¡± de Podemos no eran sino voluntarios convidados de piedra, que ahora se aprestan a coger a brazadas lo que anta?o les molestaba en las manos.
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