Paolo Conte reparte emociones
En el Auditori solo interpret¨® dos temas de su nuevo ¨¢lbum, perdidos entre sus grandes ¨¦xitos
Nueva visita de Paolo Conte a Barcelona y nuevo concierto para guardar en la memoria. Conte es de los pocos que sin variar ni un ¨¢pice su propuesta, siempre igual a s¨ª mismo, consigue invariablemente atrapar al personal y contabilizar sus actuaciones como grandes ¨¦xitos.
Esta vez el avvocato de Asti no acab¨® de llenar el Auditori ¡ªunas 1.300 plazas ocupadas¡ª pero el ambiente que se respiraba era denso y caluroso desde el primer momento. El calor supli¨® los asientos vac¨ªos y cuando Conte apareci¨® con su pinta habitual de ?qu¨¦ hago yo aqu¨ª?, vestido en tonos oscuros y con sonrisa maliciosa, para atacar de pie ante el micr¨®fono las primeras notas de Ratafi¨¢, ya todo estaba ganado. La temperatura ambiental hab¨ªa subido hasta lo m¨¢s alto y ya no decay¨® en ning¨²n momento. Para rematarlo, la segunda canci¨®n, ya sentado (mejor ser¨ªa decir escondido) tras su piano, fue Sotto le stelle del jazz, en el Auditori todo el mundo exultaba felicidad.
No es habitual que un cantautor coloque uno de sus temas m¨¢s memorables tan pronto pero nada en un concierto de Paolo Conte es habitual comenzando por el propio artista y siguiendo por su propuesta musical. Conte no es un cantante al uso, en realidad no canta sino que explica historias sobre un ritmo que va del jazz de los locos a?os veinte al c¨¢lido toque latino. No se trata de cantar un pu?ado de canciones sino de repartir emociones. El martes las reparti¨® a manos llenas.
Conte llegaba con un nuevo disco bajo el brazo pero solo interpret¨® dos temas de ese pl¨¢stico que se perdieron en una cascada de grandes ¨¦xitos cl¨¢sicos de su repertorio. Conte obvi¨® sus ¨²ltimos trabajos para centrarse en canciones con un par de d¨¦cadas a sus espaldas. Temas suficientemente conocidos que impactaron directamente en un p¨²blico entregado.
A sus 77 a?os la voz de Paolo Conte sigue conservando su profundidad y las instrumentaciones de los temas son de aut¨¦ntico lujo. Diez m¨²sicos le secundaron utilizando las m¨¢s variadas combinaciones instrumentales, de una darbuka norteafricana a un oboe cl¨¢sico, guitarra portuguesa, fagot o bandone¨®n. Como es su costumbre no pronunci¨® palabra en toda la velada y se despidi¨® con un sarc¨¢stico toque de kaz¨² cerrando una recta final de puro v¨¦rtigo (Via con me, Max, Diabolo Rosso). Igual a s¨ª mismo, conmovedor como siempre.
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