Beatriz de Moura y la sonrisa de S¨ªsifo

¡°El car¨¢cter es el destino¡±, evoc¨® el cl¨¢sico adagio el editor Juan Cerezo para definir a su, de alg¨²n modo, mentora y predecesora (y reci¨¦n retirada en septiembre) directora editorial de Tusquets Beatriz de Moura (R¨ªo de Janeiro, 1939), fundadora hace 45 a?os de un sello que ha marcado una generaci¨®n de lectores. ¡°Eso es lo que siempre le he o¨ªdo decir: yo no soy una intelectual, soy una lectora¡±, recordaba la colega de Grup 62 Ester Pujol. Y, como reconoc¨ªa la propia interfecta, ¡°ha sido una vida entregada a una vocaci¨®n, 24 horas pensando en esto, ninguna noche tranquila durmiendo de un tir¨®n porque nunca es suficiente; hay que insistir mucho; s¨ª este oficio ha reforzado mi innata terquedad¡±.

Por todo ello, el periodista Juan Cruz solo pod¨ªa titular Por el gusto de leer. Beatriz de Moura, editora por vocaci¨®n (Tusquets) el libro de conversaciones que ha mantenido con ella sobre ese matrimonio entre vocaci¨®n y oficio y que ambos, junto a Cerezo, presentaron ayer en la librer¨ªa Laye de Barcelona.

¡°Es un libro para leer otros¡±, defini¨® Cruz un volumen en realidad marcado por dos no al autor de esta mujer de car¨¢cter. El primero, escrito un 16 de diciembre de los a?os 90, cuando recibi¨® una ¡°carta terminante¡± en la que De Moura le rechaz¨® un libro; la otra negativa es m¨¢s reciente, plante¨¢ndole los recuerdos transferidos: ¡°Juan, esto no ir¨¢ a ning¨²n lado¡±.

Pero fue. Y muy lejos. Por ejemplo, a la semilla, un diciembre de 1968 en la que, a las 10 de la ma?ana, Beatriz de Moura, tras haber dejado la editorial Lumen donde trabaj¨® entre 1963-1968 y conoci¨® a su primer marido y accionista, el arquitecto ?scar Tusquets (ayer, de llamativos pantalones encarnados y bufanda rojiblanca), descorri¨® las cortinas del modesto piso donde viv¨ªa y se dijo: ¡°Aqu¨ª empiezo una editorial¡±. Estaban ya un sinf¨ªn de lecturas atr¨¢s y, sobre todo, un Albert Camus que la marc¨® como pocos autores.

¡°Ning¨²n libro que ha publicado es ajeno a la manera de ver la vida que tiene ella¡±, subrayaba Cruz. Y ella lo escenific¨®, cuando record¨® c¨®mo fich¨® al tambi¨¦n presente en primera fila Abilio Est¨¦vez: ¡°Fue en una fiesta de la editorial de 1996 por un libro de Almudena Grandes; ven¨ªa con Cristina Fern¨¢ndez Cubas, que me dijo: ¡®Es un escritor cubano'. Y yo ya ¡®Pinc!¡¯, se me puso una oreja de Dumbo. Y cuando fui a verle al rato, Abilio me solt¨®: ¡®?Por qu¨¦ va todo el mundo de negro?¡¯ Solo con esa frase vi que hab¨ªa alguien que observaba... ?Qu¨¦ fabulas puede escribir quien se fija en algo as¨ª?, me pregunt¨¦¡±.

Esa oreja o instinto y una pizca de suerte la ayudaron a conformar un cat¨¢logo donde por una charla informal en una terraza de un bar con Garc¨ªa M¨¢rquez o por haber asistido, en vez de jugar a las tragaperras, al espect¨¢culo que daba Harry Belafonte en el hotel de Las Vegas donde estaba, pudo publicar sus primeros grandes ¨¦xitos: Relato de un n¨¢ufrago y el primer libro de Woody Allen, invitado ese d¨ªa de Belafonte. Arrancaba su particular mito de S¨ªsifo, que su admirado Camus ensayaba en libro en 1942.

Casi medio siglo despu¨¦s, la ausencia de su compa?ero y coeditor Antonio L¨®pez Lamadrid reforz¨® en De Moura la preocupaci¨®n y quiz¨¢ la inseguridad por un mundo profesional del que le preocupa, m¨¢s que la pirater¨ªa, que ¡°lo que se est¨¢ perdiendo es el h¨¢bito de lectura; ten¨ªa la sensaci¨®n de que hac¨ªa un trabajo fuera del tiempo¡±. Quiz¨¢ era hora de dejarlo: en realidad desde 1994 hab¨ªa alcanzado su sue?o. ¡°Tomando un gin-tonic Toni y yo en el bar de un hotel de Bolonia coincidimos en la misma banqueta con la hija de Camus, Catherine, que estaba editando entonces el original del que ser¨ªa el libro p¨®stumo de su padre, El primer hombre¡±. As¨ª publicar¨ªa su primer Camus. Y cuando lo dec¨ªa ayer, hac¨ªa como el S¨ªsifo de su admirado autor franc¨¦s: estaba sentada y, tras el esfuerzo y a pesar de ¨¦l, sonre¨ªa al p¨²blico.