Thomas Mann conquista Madrid

¡°Desde siempre, la novela ha sido para m¨ª una sinfon¨ªa, una obra de contrapunto, un entramado de temas en el que las ideas desempe?an el papel de motivos musicales¡±, dec¨ªa Thomas Mann a modo de declaraci¨®n de principios. El Premio Nobel era un mel¨®mano empedernido, curtido en la tradici¨®n musical alemana desde los tiempos de Bach, algo que qued¨® reflejado en toda su obra. Ese maridaje entre m¨²sica y literatura reflorece en la Fundaci¨®n Juan March con tres conciertos en los que la m¨²sica se acompa?a de lecturas de las novelas de Mann; mientras el Teatro Real se prepara para el estreno de la versi¨®n oper¨ªstica de Muerte en Venecia,con m¨²sica de Benjamin Britten. En una renacida pasi¨®n por el autor, la Filmoteca y la Biblioteca Nacional tambi¨¦n preparan actos relacionados con ¨¦l.

¡°A los 17 a?os escuch¨® el Lohengrin de Wagner por primera vez y eso cambi¨® su vida. El ve¨ªa a Wagner como una especie de m¨²sica venenosa. Fascinante y por ello peligrosa. Cre¨ªa que Wagner, m¨¢s que cualquier otro m¨²sico, apelaba a las emociones. Era como la hero¨ªna: compara la m¨²sica de Wagner con un opi¨¢ceo, una org¨ªa colectiva de ebriedad de la que ¨¦l mismo era v¨ªctima¡±, dice Rosa Sala Rose, que se encargar¨¢ de poner luz y contexto sobre la relaci¨®n de Mann con la m¨²sica en dos conferencias que se sumar¨¢n a los conciertos.

Dicen que Mann, a pesar de no ser m¨²sico, hab¨ªa sentido que Wagner ejemplificaba el culmen de la tradici¨®n musical alemana. llevaba un facs¨ªmil de Trist¨¢n e Isolda de viaje con ¨¦l y volv¨ªa cada tarde al piano para tocar su preludio y reconectarse con una figura que fue su inspiraci¨®n y su devoci¨®n. Esa m¨²sica fascinante comenz¨® a aparecer en sus novelas en su forma m¨¢s sencilla, la de la canci¨®n alemana, los lieder. Grandes compositores como Brahms o Schumann compusieron este tipo de canciones. ¡°Sac¨® mucha inspiraci¨®n de la m¨²sica y lleg¨® a decir que hac¨ªa tanta m¨²sica como era posible sin hacer m¨²sica. Tiene pasajes extraordinarios describiendo sentimientos musicales, como en Trist¨¢n. No es que intente explicar cosas a trav¨¦s de la m¨²sica, sino que fue genial explicando la m¨²sica. Convirti¨® la m¨²sica en literatura como nadie¡±, dice Sala. Esas canciones conforman el concierto que abre el ciclo el mi¨¦rcoles, con G¨¹nter Humer como bar¨ªtono y las lecturas a cargo de Jos¨¦ Luis G¨®mez.

En su novela La monta?a m¨¢gica, en la que el protagonista revive sus recuerdos desde un sanatorio de tuberculosos, el lied toma un papel protagonista, cuando el personaje escucha la canci¨®n El tilo de Schubert. ¡°La parte musical m¨¢s interesante es cuando Settembrini ¡ªel elemento sanador, el que est¨¢ intentando sacar a Hans Castorp de toda esa magia perniciosa del sanatorio¡ª, que desconf¨ªa de lo emocional, tiene un parlamento sobre la m¨²sica que es extraordinario en el que explica que considera la m¨²sica pol¨ªticamente sospechosa. El nacionalismo alem¨¢n m¨¢s imperialista, que viene de mucho antes que Hitler, sale de la tradici¨®n musical germ¨¢nica. Gran parte del orgullo alem¨¢n se basa en la grandeza de la tradici¨®n musical alemana¡±, explica Rosa Sala. La reducci¨®n de Wagner a una figura nazi fue una de las cosas que m¨¢s irrit¨® a Mann durante toda su vida.

Lleg¨® a escribir seis ensayos sobre la figura del compositor ¡ªcuyas obras acaparan el tercer concierto del ciclo¡ª, y esa defensa le cost¨® el exilio. 40 intelectuales entre los que se inclu¨ªa el compositor Richard Strauss firmaron un texto en el que increpaban a Mann por la publicaci¨®n de un art¨ªculo llamado Pasi¨®n y grandeza de Wagner en el que defend¨ªa esa otra vertiente del compositor m¨¢s all¨¢ de la adjudicaci¨®n nazi de su m¨²sica como baluarte del movimiento. ¡°Nunca sinti¨® ninguna simpat¨ªa por Hitler y sus ac¨®litos. Pero lo que s¨ª intent¨® en sus primeros a?os fue nadar y guardar la ropa, por no hacerle una mala pasada a su editor. Pero a ra¨ªz de 1933, cuando toda la intelectualidad y la burgues¨ªa culta de Munich se puso contra ¨¦l y a favor del nazismo, vio que no hab¨ªa nada que hacer y aprovechando una gira de conferencias que estaba dando en Suiza, decidi¨® no volver. E hizo bien, porque hoy sabemos que en aquellos d¨ªas los nazis hab¨ªan ordenado su arresto y si hubiese regresado, habr¨ªa ido a parar a un campo de concentraci¨®n¡±, cuenta Sala.

El exilio le llev¨® a Estados Unidos, donde sigui¨® proclam¨¢ndose heredero de Goethe bajo el lema: ¡°Donde estoy yo, est¨¢ Alemania¡±. Sala afirma que ¡°la gran emoci¨®n matriz de Thomas Mann, m¨¢s que el amor, era la m¨²sica. Fue la gran tentaci¨®n durante toda su vida. Su secretario en Princeton recuerda como esa persona tan organizada y fr¨ªa que era Mann, transformaba su rostro cuando pon¨ªa un disco y escuchaba a sus compositores favoritos¡±.

Pero Wagner no fue solo una inspiraci¨®n o un trasfondo, sino que cal¨® hasta su forma de escribir e impregn¨® la tem¨¢tica de muchas de sus obras, como en el Doktor Faustus, la historia de un compositor que juega entre el cielo y el infierno para crear una nueva m¨²sica. ¡°Wagner tambi¨¦n influy¨® en su escritura: le fascinaba el concepto de leitmotiv de Wagner, que intent¨® aplicar en algunas de sus obras. Los Buddenbrooks, por ejemplo, tienen una estructura narrativa muy parecida a la de la tetralog¨ªa del Anillo del Nibelungo de Wagner¡±, cuenta la investigadora.

A Doktor Faustus se dedica el segundo concierto del ciclo, en el que se busca trazar una l¨ªnea de grandeza musical alemana a trav¨¦s de cuatro nombres: Bach, Beethoven, Sch?nberg y Liszt. Bach act¨²a como el gran arquitecto de la m¨²sica occidental, el origen de la armon¨ªa m¨¢s compleja. Una herencia que retomar¨¢ Beethoven, considerado autor de una ¡°m¨²sica absoluta¡± que reconstruye la catedral levantada por Bach con una visi¨®n que lo hace irreconocible.

Cuando Mann trazaba las l¨ªneas de esta novela, Adorno ya hab¨ªa publicado las bases de una m¨²sica dodecaf¨®nica que Sch?nberg convertir¨ªa en la piedra angular de su obra. Esto le busc¨® a Mann algunos problemas con el te¨®rico de la Escuela de Frankfurt, que acusaba al Premio Nobel de haber copiado p¨¢ginas enteras de sus escritos para incluirlas en la novela. Mann tuvo que rectificar escribiendo una nota aclaratoria. Cierra este concierto ¡ªcuyas lecturas correr¨¢n a cargo de Jos¨¦ Mar¨ªa Pou¡ª la figura del virtuoso Franz Liszt, que es en s¨ª mismo el puente entre el cielo y el infierno. Habiendo sido sacerdote, el pianista y compositor pasa a ser, como el propio Adrian Leverk¨¹hn, protagonista de la novela, un pianista con un virtuosismo tan que algunos creyeron que tras su genialidad solo pod¨ªa estar la mano del diablo.

Una vez desaparecido Thomas Mann, la m¨²sica pareci¨® encontrar tambi¨¦n en su obra un recurso para buscar la belleza plena. Por ello quiz¨¢ Benjamin Britten busc¨® en su Muerte en Venecia un texto perfecto para componer una ¨®pera profunda que se representar¨¢ en el Real desde el 4 de diciembre.