La sociedad civil de Artur Mas
La hoja de ruta del presidente se pone de espaldas a la creciente divisi¨®n en la sociedad, d¨¢ndole al acelerador del poder la secesi¨®n
La sociedad civil catalana o es una realidad casi inexplorada, inclasificable y en constante mutaci¨®n o, por el contrario, es una foto fija a menudo utilizada como cartel electoral. Todo pol¨ªtico desea tener una sociedad civil que le propulse. Hace a?os, acud¨ª por curiosidad a la conferencia de un pol¨ªtico destacado de Catalu?a. Al entrar en una sala, una azafata pregunta: ¡°?En representaci¨®n de quien viene?¡±. Tuve que decirle, con dolorosa humildad, que no represent¨® a nadie. Ella dijo: ¡°Ah, sociedad civil¡±. Y me indic¨® las butacas correspondientes. All¨ª m¨¢s bien se conglomer¨® una sociedad extractiva.
?Cu¨¢l es la sociedad civil de Artur Mas? El concepto de sociedad ha ido acumulando matices a lo largo del tiempo. Recientemente, ha sido una forma de contraponer sociedad y Estado. Curiosamente, Artur Mas convoca a la sociedad civil catalana para crear un Estado. O bien es algo espec¨ªfico de la sociedad catalana o es que se trata de ponerla como sea al servicio de un nuevo Estado. Sociedad pol¨ªtica, sociedad civil, sociedad: en el fondo, son reflejos muy variados de la misma realidad que es el hecho vital y cambiante de la relaci¨®n entre los seres humanos. El buen estado de una democracia, especialmente, depende de una sociedad permanentemente revitalizada.
Las grandes iniciativas de la sociedad catalana no necesitaron de la formulaci¨®n de la sociedad civil. De hecho, nunca se hab¨ªa hablado tanto de sociedad civil como ahora, en un momento en que la sociedad est¨¢ notoriamente desconcertada y la pol¨ªtica ¡ªaparentemente¡ª s¨®lo se representa a s¨ª misma. La sociedad catalana sigue siendo creativa, pero no se la ve implicada en grandes iniciativas, como las que iban desde la Renaixen?a al proteccionismo, de la modernidad econ¨®mica propugnada por Vicens Vives a los Juegos Ol¨ªmpicos, del autonomismo a la sociedad del conocimiento pasando por el noucentisme. Al visitar un parque tecnol¨®gico, asombra el talento, la energ¨ªa y la capacidad de iniciativa hoy en despliegue. ?Est¨¢ la pol¨ªtica a la altura? Inevitablemente, a continuaci¨®n uno se pregunta si esos nuevos clusters corresponden a la sociedad civil seg¨²n la concibe Artur Mas, un pol¨ªtico que comenz¨® siendo business friendly y puede acabar alejando a los inversores extranjeros.
En el acto de proclamaci¨®n de la nueva era soberanista, qui¨¦n sabe si estaba presente la sociedad civil. En todo caso, ?cu¨¢l? En rigor, una de las razones de la sociedad civil es el pluralismo. El soci¨®logo V¨ªctor P¨¦rez D¨ªaz la define como un determinado tipo o car¨¢cter ideal de instituciones sociopol¨ªticas con cinco componentes: autoridad p¨²blica, imperio de la ley o rule of law, esfera p¨²blica, mercados y asociaciones voluntarias. No parece, por ejemplo, que agrupaciones como la ANC u ?mnium Cultural se identifiquen de lleno con esta definici¨®n.
Sobre la sociedad civil catalana seg¨²n hasta ahora la ha concebido el nacionalismo hay m¨¢s preguntas que respuestas. No sabemos c¨®mo encaja el populismo independentista en una sociedad civil que se rija por la articulaci¨®n y el pluralismo cr¨ªtico. Por otra parte, qui¨¦n sabe a qu¨¦ sociedad civil pertenecen los dos tercios de la ciudadan¨ªa que se abstuvo de votar en la macro-encuesta del 9-N. La respuesta m¨¢s a mano es que todo eso tiene que ver con la propia complejidad de una sociedad postindustrial. Ciertamente. Pero tambi¨¦n podr¨ªamos preguntarnos de qu¨¦ modo el populismo independentista ha logrado una presencia tan sobredimensionada y como es que en el d¨ªa a d¨ªa de la pol¨ªtica y de la vida institucional los dos tercios abstencionistas tienen tan escasa representaci¨®n. Eso tambi¨¦n tiene que ver con un sistema de opini¨®n p¨²blica. Dif¨ªcilmente puede afirmarse, en su caso, que TV-3 refleje lo que es la sociedad catalana de ahora mismo, tal cual, y no interpretada por el filtro nacionalista. TV-3 es una televisi¨®n de foto fija. Tal vez por eso no abunda en audiencia.
Mientras tanto, el presidente de la Generalitat proclama su hoja de ruta ante no m¨¢s de tres mil personas que han sido convocadas como sociedad civil catalana. Por lo menos, es una contradicci¨®n porque en su mayor¨ªa los convocados estar¨ªan en la ¨®rbita convergente y en el entramado soberanista, con escasas excepciones. Pero cala la imagen de un Artur Mas en completa ¨®smosis con la sociedad civil. Para Tocqueville, una sociedad civil en auge depende del buen car¨¢cter, a la vez que el buen car¨¢cter tiene mucho que ver con una sociedad civil potente, dos ¨¢mbitos que tienen sus respectivas autonom¨ªas y que salen ganando cuando interact¨²an. En el caso de Catalu?a existen indicios de creciente divisi¨®n en la sociedad, un fraccionamiento al que la hoja de ruta de Artur Mas se pone de espaldas d¨¢ndole al acelerador del poder y la secesi¨®n. Un extra?amiento intensivo entre sociedad civil y comunidad pol¨ªtica no ser¨¢ algo del todo nuevo.
Valent¨ª Puig es escritor.
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