Mujeres: asignatura pendiente
Pongamos la igualdad en la agenda, en las demandas, en los papeles, en las conversaciones y en la vida
Hay datos nuevos en materia de igualdad de g¨¦nero, pero son completamente insuficientes para alterar la realidad.
En el campo andaluz, aunque las mujeres suponen el 60% de afiliadas al R¨¦gimen Agrario de la Seguridad Social, los hombres ocupan tres de cada cuatro empleos en este sector, y los puestos de mayores salarios o de mayor dedicaci¨®n temporal son absolutamente masculinos. Los empresarios dicen que se trata de una costumbre, aunque tras esta palabra se esconde la discriminaci¨®n, el uso sexista de categor¨ªas laborales y la falta de promoci¨®n de las mujeres en el funcionamiento de maquinaria o de cualquier mejora tecnol¨®gica.
A¨²n as¨ª es una buena noticia el hecho de que los empresarios rurales reconozcan el principio de ¡°igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres en el acceso al empleo, la formaci¨®n, la promoci¨®n profesional y las condiciones laborales¡±. Otra cosa distinta ser¨¢ su aplicaci¨®n a una cultura empresarial que, desde luego, no acepta las manos femeninas como part¨ªcipes de sus beneficios o del uso de su maquinaria. As¨ª, el representante de Asaja afirmaba que ¡°hoy el campo se ha mecanizado mucho y la mano de obra se ha especializado, y son los hombres los que m¨¢s se han profesionalizado¡±, una afirmaci¨®n que s¨®lo responde a la discriminaci¨®n que en materia laboral sigue habiendo en el campo andaluz y espa?ol.
La realidad es que este a?o, de mala cosecha en el olivar, se estima que tres de cada cuatro empleos en la agricultura ser¨¢n para los hombres, aunque las mujeres sean el 60% de los afiliados a ese r¨¦gimen laboral y que su aportaci¨®n pagar¨¢ la mayor parte de los acuerdos sociales en este sector.
No pensemos que esto solo ocurre en la agricultura. El informe de Women as Leaders de PwC ofrece datos similares para el resto de las profesiones en Espa?a. Son mujeres un 60% de los universitarios, pero solo el 45% del mercado laboral y un escas¨ªsimo 16% de los consejeros delegados. La presencia femenina en las direcciones funcionales (asesor¨ªa jur¨ªdica, recursos humanos o direcci¨®n financiera) es del 22%. O dicho con otras palabras, que la especializaci¨®n de las mujeres ¡ªy ahora hablamos de aquellas que tienen formaci¨®n universitaria¡ª no les supone una igualdad en el mercado laboral y, much¨ªsimo menos, en la direcci¨®n de las empresas, sino una pesada losa de cemento que les hace estar en el ¨²ltimo lugar de la escala laboral m¨¢s floreciente. ?C¨®mo se explica esta situaci¨®n, si no es en gran medida por la brutal discriminaci¨®n no escrita, no formulada ni prescrita en su contrataci¨®n?
Un dato final a tener en cuenta. El 60% de los universitarios titulados son mujeres, sin embargo, su tasa de paro es mucho mayor de la de sus cong¨¦neres masculinos, sus salarios alrededor de un 25% inferiores al de sus compa?eros y su capacidad de subir en la estructura laboral un 75% inferior a ellos ?En qu¨¦ ley se apoya esta realidad si no es en la mentalidad m¨¢s cerrada y antigua de la patronal y de la Administraci¨®n espa?ola?
La crisis no puede, como pretenden, ocultar esta realidad, convertir lo blanco en negro o servir de manto para ocultar los desastres de un sistema laboral que no sabe ni quiere salir de la mentalidad del siglo XIX. Si, de verdad lo hablamos y deseamos, podemos cambiar esta realidad ahora. Pong¨¢moslo en la agenda, en las demandas, en los papeles, en las conversaciones y en la vida. Aunque no est¨¦ de moda hablar de igualdad
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