El hormig¨®n sepulta una iglesia del siglo XIV en el centro de Ourense
Los franciscanos ceden un solar junto al templo para levantar un edificio de siete pisos
A la iglesia de San Francisco la abrazan enormes moles de hormig¨®n armado. El desarrollismo de los a?os sesenta y setenta ceg¨® con edificios de viviendas y oficinas de hasta 14 plantas todas las fachadas de este templo del siglo XIV ubicado en el coraz¨®n urbano de Ourense. Del desastre solo se salv¨® la portada principal que mira hacia el parque de San L¨¢zaro. Ese frenes¨ª constructivo respet¨® un min¨²sculo pasillo en torno a la iglesia que permit¨ªa recorrer su per¨ªmetro. Hasta ahora. Un nuevo bloque de viviendas de siete plantas crece anexo a uno de los muros laterales del edificio, declarado Bien de Inter¨¦s Cultural (BIC) y Monumento Hist¨®rico-Art¨ªstico, tras negociar los frailes el derribo de un peque?o convento ubicado justo al lado.
?De ese viejo convento de tres pisos ya no queda nada. La promotora Benito L¨®pez lo demoli¨® tras cerrar un acuerdo con los franciscanos, propietarios de los solares en una de las zonas m¨¢s caras de la ciudad. En su lugar crece, pared con pared, un edificio de viviendas con fachadas a dos calles que ha eliminado el pasillo de algo m¨¢s de dos metros que hab¨ªa entre la iglesia y la residencia religiosa. El cemento toca las piedras del templo que ahora quedar¨¢ sepultado por un edificio de 14 plantas con un gran cartel publicitario en la azotea y por esta nueva promoci¨®n. En la cabecera, cegando las 10 grandes vidrieras g¨®ticas que infunden luz al templo desde el ¨¢bside, hay otro bloque de oficinas y viviendas de 11 alturas.
El negocio se ha formalizado a trav¨¦s de una permuta que permitir¨¢ a la congregaci¨®n ocupar parte del nuevo edificio. La obra cuenta con todos los permisos y est¨¢ amparada por informes de la Direcci¨®n Xeral de Patrimonio de la Xunta. La empresa recuerda que ¡°todo es legal¡± y que ha cumplido las exigencias impuestas en cuanto a retranqueo de fachadas o la creaci¨®n de una peque?a plaza p¨²blica en uno de los laterales, en una zona tambi¨¦n en manos de los franciscanos, hasta ahora cegada por un muro. Sin embargo, algunos vecinos y expertos cuestionan la idoneidad del nuevo inmueble porque esconde todav¨ªa m¨¢s la iglesia g¨®tica.
El delegado de Patrimonio del Obispado, Miguel ?ngel Gonz¨¢lez, admite ¡°una impotencia grande¡± porque ¡°no se puede hacer nada¡±. ¡°Como en otras barbaridades solo podemos opinar porque es legal y, aunque el entorno no es el m¨¢s adecuado, a m¨ª me hubiese gustado otra cosa¡±, asegura. ¡°Creo que era m¨¢s respetable el edificio de los a?os veinte que tiraron, pero inexplicablemente no estaba protegido¡±, recuerda. Alberto de Paula, presidente del Colegio de Arquitectos de Galicia en Ourense, cree que ¡°no es la soluci¨®n m¨¢s acertada, pero hay que aceptarla porque la norma lo permite¡±. El arquitecto asegura que el problema reside directamente en los ¡°desacertados¡± planes urban¨ªsticos que han permitido el deterioro de la zona con grandes edificios. En su opini¨®n, ahora hay que vigilar ¡°c¨®mo se materializa el encuentro entre la iglesia y el edificio, algo muy dif¨ªcil¡±. A la salida de la misa de 12 del domingo, Mar¨ªa cree que ¡°hubiese sido mejor no construir nada y hacer una plazuela porque en el centro hay pocos parques¡±. A su lado, Pilar, asiente: ¡°Somos vecinas y no nos gustan m¨¢s edificios junto a los franciscanos porque pasas a su lado y casi ni se ve. Pisos sobran y lo que hace falta son jardines¡±.
El plan de urbanismo vigente en Ourense, un documento desfasado que fue aprobado en 1986 y que entr¨® en vigor de rebote hace tres a?os tras ilegalizar el Tribunal Supremo el de 2003, impulsado por el PP, ampara este nuevo edificio. El planeamiento tumbado por los tribunales incluso contemplaba la posibilidad de devolver la iglesia a su emplazamiento original ¡ªfue trasladada en los a?os veinte del siglo pasado desde otra zona de la ciudad donde todav¨ªa permanece el convento que le da nombre¡ª para completar as¨ª la codiciada y c¨¦ntrica manzana urbana con dos modernos inmuebles m¨¢s.
Un templo viajero
La iglesia de los Franciscanos no siempre estuvo asfixiada por edificios. Durante cinco siglos, hasta 1929, ocup¨® un espacio abierto en un balc¨®n natural de una de las faldas de Montealegre, la monta?a sobre la que se expandi¨® Ourense durante el desarrollismo. All¨ª formaba parte del conjunto conventual de San Francisco, actualmente sometido a un importante remozado con el apoyo del Ministerio de Cultura que lo transformar¨¢ en un complejo cultural junto al auditorio y a la escuela de artes que ya funcionan en la zona.
Pero no es la primera vez que los frailes negocian con el templo. Poco antes del traslado piedra a piedra, vendieron los terrenos a los militares que entonces ocupaban el convento reconvertido por la fuerza en cuartel de infanter¨ªa. Con las casi 50.000 pesetas de la ¨¦poca que pag¨® el Ej¨¦rcito, los religiosos financiaron la mudanza y, junto al viejo cenobio, que a¨²n conserva el claustro g¨®tico m¨¢s completo de Galicia, dejaron abandonados algunos muros, arcos y otros elementos constructivos que no se adaptaban al nuevo emplazamiento. Ocho d¨¦cadas despu¨¦s, siguen a la intemperie en el mismo lugar.
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