Se les ve tan felices

El de Jorge Ruiz es el triunfo de la normalidad. Este murciano de 37 a?os no aspira a resultar carism¨¢tico, ilustra pocas carpetas colegiales, sujeta el micr¨®fono como en las clases de flauta dulce de la EGB y ha sustituido el chaleco gris por la corbata, lo que agudiza su aspecto de chico bueno. Y as¨ª es ¨¦l, o eso transmite su pop aseado, de guitarras ac¨²sticas, voz tenue y delicada (adem¨¢s de mon¨®tona), historias bienintencionadas y estribillos para corear, entre examen y examen, en la soledad de la habitaci¨®n.

El viernes, en el primero de sus tres llenos consecutivos en La Riviera, le vimos c¨®mplice (¡°?est¨¢is todos tan guapos!¡±) con esa chavaler¨ªa de mayor¨ªa femenina que corea desde el primer verso. El repertorio es desesperantemente lineal, circunscrito a paisajes e intenciones an¨¢logas, embarrancado en el mismo tempo, sin aristas ni rugosidades. Ni siquiera estos tres a?os viviendo en Miami se han filtrado en su m¨²sica: los temas de Mira dentro suenan id¨¦nticos a sus predecesores, m¨¢s all¨¢ de matices como el timid¨ªsimo ritmo electr¨®nico de Perdona si te llamo amor. Pero Ruiz saca provecho a las historias enso?adoras, a esas radiograf¨ªas de la vulnerabilidad, a sus c¨¢psulas de autoayuda (La respuesta no es la huida). Y acierta, a veces, con alg¨²n tema redondo: En el mundo genial de las cosas que dices. Andaban sus fieles acuclillados durante El secreto de las tortugas, hermanados como los que m¨¢s. Buena gana de criticar, si se les ve tan felices.

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FIN