El aceite como b¨¢lsamo para la integraci¨®n
Un grupo de 23 mujeres gitanas de A Coru?a son voluntarias en la recogida de aceite usado como f¨®rmula de autoempleo cooperativo
Son mujeres. Son gitanas. Viven al margen y trabajan a cambio de nada con la vista puesta en una futura cooperativa aceitera que les proporcione los r¨¦ditos m¨ªnimos para salir de la pobreza y autoestima para la integraci¨®n. Isabel, Rosa, Sabela, Pili y Rosi van de los 22 a los 38 a?os. Cr¨ªan juntas a sus hijos peque?os en el poblado coru?¨¦s de As Ra?as, una amalgama desordenada de chabolas y construcciones de ladrillo sin revestir que mira de cara desde hace a?os las obras de la tercera ronda, la amenaza perenne de desalojo que ya ventil¨® el asentamiento de Penamoa.
Hace dos a?os que Rosa y sus compa?eras se embarcaron con otras 18 vecinas de este asentamiento, y de otro que est¨¢ en A Pasaxe, en el proyecto Mulleres Colleiteiras de Arquitectos sin Fronteras (ASF), una organizaci¨®n que lleva 15 a?os asentada en Galicia y que tiene su epicentro en la Facultad de Arquitectura de A Zapateira, en el campus coru?¨¦s.
El fr¨ªo corta en As Ra?as por debajo de los ocho grados pero Rosa se coloca al volante de la furgoneta con su camiseta morada de manga corta. Es su uniforme de lo m¨¢s parecido que ha tenido nunca a un trabajo. Pilota un veh¨ªculo rotulado con el nombre del proyecto que aspira a que sea su actividad y su forma de ganarse la vida, comenta. Consiste en recoger el aceite usado de los colectores de bares, negocios, entidades vecinales y colegios para trasladarlo a un dep¨®sito de mil litros en el punto limpio del pol¨ªgono de Ledo?o. Cuando el contenedor rebosa, llaman a la empresa Rediflu que les paga 0,30 c¨¦ntimos de euro el litro por el l¨ªquido oleoso que luego reciclan. Un dep¨®sito entero -unos 880 kilos- les reporta unos 264 euros que ahorran para cubrir los gastos de una cooperativa aceitera el a?o pr¨®ximo copiando un modelo que ya es rentable en C¨®rdoba, explican desde ASF.
¡°El poblado las aisla y el trabajo es la herramienta para la integraci¨®n social¡±, expone Juan Aradas, que lleva varios a?os como voluntario dando la batalla contra la infravivienda en Galicia. ¡°Si estas mujeres se ganan un sueldo ser¨¢n ciudadanas, no subsidiadas¡±, razona, y defiende un proyecto que combina la integraci¨®n social de un colectivo tradicionalmente marginado con la protecci¨®n ambiental potenciando el autoempleo a partir del reciclaje de un aceite que tiene una segunda vida como biocombustible.
Aradas se muestra muy cr¨ªtico con la beneficencia tradicional y cuestiona su forma de enfocar la pobreza. ¡°La caridad tambi¨¦n es un negocio¡±, opina este voluntario, que se confiesa ¡°abochornado¡± por la pol¨ªtica social de la corporaci¨®n coru?esa que encabeza Carlos Negreira (PP), ¡°que no nos recibe ni ¨¦l ni sus ediles¡±.
Roc¨ªo Botana, una de las voluntarias de la rama de cooperaci¨®n local de Arquitectos Sin Fronteras, coordina y supervisa el trabajo voluntario de las colleiteiras. Es casi una amiga capaz de llamar por su nombre a las 20 familias del asentamiento de As Ra?as (unas 80 personas) y las 50 que habitan de A Pasaxe. Ella lleva encima el m¨®vil que canaliza las llamadas de los usuarios y organiza las rutas de recogida del aceite usado que son gratuitas para vecinos y negocios.
¡°Nosotras ir, vamos pero de cobrar a¨²n nada¡±, insiste en contar Rosa, la m¨¢s decidida y locuaz del grupo. Entre sus clientes, tienen a la asociaci¨®n de vecinos de Monte Alto, alg¨²n colegio y a varios negocios y hosteleros de la zona que las reclaman cuando el aceite se amontona en sus recipientes. Tambi¨¦n pasan a vaciar los 17 peque?os colectores de barrio que han ido instalando por A Coru?a. Las colleiteiras han dejado la verg¨¹enza a un lado y son la imagen de un calendario de ASF para el a?o pr¨®ximo que firma Gabriel Tiz¨®n. Algunos de sus hijos, ocho chavales de 12 a 16 a?os, han sido los primeros alumnos del proyecto Entre n¨®s que el fot¨®grafo ferrolano imparti¨® estos ¨²ltimos meses para ense?arles como moverse detr¨¢s de la c¨¢mara y retratar su realidad o la de los payos con su propia ¨®ptica. El resultado son 48 instant¨¢neas que ya pueden verse colgando desde el pasado s¨¢bado en las Torres de Santa Cruz, en Oleiros. Pronto saldr¨¢n de gira, en gran formato, a pasear por las calles y los parques.
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