Una vida entre hierros y arte
Un libro reivindica a Dami¨¤ Mateu como empresario, coleccionista y mecenas
A Dami¨¤ Mateu (Llinars del Vall¨¦s, 1864 -Barcelona, 1935) y a toda su familia se les conoce con el sobrenombre de Mateu dels ferros, por la principal empresa que de simple almac¨¦n de hierros en el Raval barcelon¨¦s acab¨® convertida en l¨ªder del sector espa?ol. Dami¨¤, eclipsado en lo popular y en lo pol¨ªtico por su hijo Miquel, el primer alcalde franquista que tuvo Barcelona tras la guerra civil, embajador en Par¨ªs y presidente de la Caja de Pensiones y de Fomento del Trabajo Nacional, tiene un perfil propio como empresario emprendedor capaz de crear nuevas empresas como en 1904 la prestigiosa marca de autom¨®viles Hispano Suiza, uno de los mejores coches de su ¨¦poca, que nada ten¨ªa que envidiar a rolls royce o cadillacs; ocupar cargos en entidades financieras como el Banco Urquijo Catal¨¢n o en diarios como Diari de Barcelona,que salv¨® en 1923 de la crisis de supervivencia en la que estaba inmerso. Profundamente mon¨¢rquico y amigo de Alfonso XIII, abandon¨® la Lliga, despu¨¦s de cofundarla, por entrar en conflicto con el rey. Este a?o se han conmemorado los 150 a?os de su nacimiento, con exposiciones y conferencias en las que se ha puesto de relieve las m¨²ltiples facetas de una de las figuras m¨¢s destacadas de la burgues¨ªa emprendedora catalana del primer tercio del siglo XX.
"Dami¨¢ Mateu es, sobre todo, un hombre culto que estudi¨® derecho para ejercer liberalmente, ya que su hermano mayor era el heredero de la empresa familiar Hijo de Miguel Mateu de estructuras met¨¢licas y maquinaria. Pero su muerte le llev¨® en 1888, con 24 a?os, a comandar la empresa consiguiendo un ¨¦xito de inmediato", asegura Jaume Barrachina, director del Museo del Castillo de Peralada, 39 a?os vinculado con la instituci¨®n e impulsor del libro Dami¨¤ Mateu (1864-1935) Empresari, promotor i col¡¤leccionista que acaba de publicarse. El final de siglo XIX coincidi¨® con la expansi¨®n de la utilizaci¨®n del hierro, para ferrocarriles, telef¨¦ricos, funiculares, y, sobre todo, por el cambio de uso de hierro forjado en la construcci¨®n en sustituci¨®n de la madera, en ciudades como Barcelona que viv¨ªan una especie de boom inmobiliario.
"Llevamos m¨¢s de 10 a?os revisando la documentaci¨®n conservada de Dami¨¤, unos 30.000 documentos de los gran parte son cartas", explica. En efecto, Dami¨¤ Mateu fue un gran amante del g¨¦nero epistolar. Escribi¨® entre cuatro y siete cartas diarias entre 1900 y 1935 cuyas copias en papel cebolla se han conservado perfectamente ordenadas. Tambi¨¦n llevaba una agencia privada donde apuntaba, d¨ªa a d¨ªa, las obligaciones diarias, sus opiniones, preocupaciones y con qui¨¦n estaba en contacto. Cartas y agendas han sido fundamentales a la hora de elaborar esta primera monograf¨ªa sobre este prohombre catal¨¢n, aportando alguna sorpresa.
Era profundamente mon¨¢rquico y amigo del rey Alfonso XIII
La primera es comprobar que fue ¨¦l quien gestion¨® en 1923 la compra a los herederos de los Rocabert¨ª el castillo de Peralada, aunque la operaci¨®n (incluida la de salvaguarda del rico patrimonio que conten¨ªa) siempre se ha vinculado con su hijo Miquel. All¨ª fue donde instal¨® su colecci¨®n de arte que increment¨® con un buen n¨²mero de nuevas piezas en los ¨²ltimos a?os de vida, asesorado siempre por Joaquim Folch i Torres, el padre de los museos barceloneses. La colecci¨®n m¨¢s antigua que posey¨® fue la de gl¨ªptica, formada por sellos mesopot¨¢micos, griegos, romanos y neocl¨¢sicos, algunos de los cuales se pueden ver en la exposici¨®n que permanece abierta en la biblioteca del castillo hasta el 30 de abril.
Dami¨¤ Mateu, siguiendo el ejemplo de su amigo Francesc Camb¨®, compr¨® "obras de estilo ausentes o poco representadas en los museos barceloneses", explica Barrachina. Por eso reuni¨® una colecci¨®n de arte chino con la intenci¨®n de montar un museo p¨²blico en el palacio de Pedralbes. Abri¨® sus puertas en 1935 con 468 objetos, algunos de las dinast¨ªas Ming y Tsai-Tsing, repartidos por cinco salas del edificio, pero las piezas fueron devueltas a su familia, tras fallecer el coleccionista a los pocos meses.
Barrachina ha realizado una exhaustiva relaci¨®n de los anticuarios, catalanes, madrile?os o parisinos, con los que trat¨® Mateu para adquirir obras de arte y las piezas que le ofrecieron, con joyas como el claustro que le intentaron vender en 1935 las monjas de San Andr¨¦s de Arroyo, en Palencia, pero "esto va lejos de nuestro objeto", se puede leer en una de las cartas, demostrando que todav¨ªa en esa fecha se segu¨ªan vendiendo obras de esta envergadura en Espa?a. Entre las compras que si se realizaron destacan los dos murales de la Seu d'Urgell: el Martirio de San Saturnino y Disputa teol¨®gica y arresto de Santa Caterina, una compra a la americana que comport¨® el arranque de las pinturas, en un momento en el que se estaba rehabilitaci¨®n el edificio, en la que jug¨® un importante papel Jos¨¦ Bardolet, tal y como ha quedado constancia en otras de las cartas conservadas.
La Miranda de Llinars no es de Gaud¨ª
Una de las propiedades de los Mateu en Llinars era la casa pairal. En 1904, Dami¨¤ encarg¨® un nuevo edificio para la finca: una torre de estilo modernista cil¨ªndrico de tres plantas, coronado por una c¨²pula con arco parab¨®lico que comenz¨® a llamarse La Miranda. En pie hasta el fin de la guerra civil, el 28 de enero de 1939 sufri¨® los efectos de la explosi¨®n intencionada de un cami¨®n cargado con trinitrotolueno que caus¨® 18 muertos y 150 heridos y la dej¨® en ruina. En 1962 se derrib¨® lo que qued¨® en pie junto con el muro que rodeaba la finca, no sin antes trasladar la puerta al Parc G¨¹ell y rescatar los vecinos algunos trozos de lamalla de hierro circundante.
Seg¨²n In¨¦s Padrosa, archivera de Peralada y coautora del libro, la autor¨ªa del edificio ha hecho correr r¨ªos de tinta al atribuirse a Gaud¨ª. Seg¨²n Padrosa, en el archivo del Colegio de Arquitectos de Catalunya se conserva el dibujo sin datar, del proyecto de la torre, realizado por Francesc de Ass¨ªs y Berenguer, un estrecho colaborador del genial arquitecto, que por no haber acabado la carrera no pod¨ªa firmar sus proyectos.
La relaci¨®n era tal entre Gaud¨ª y Berenguer, que el segundo proyect¨® la casa donde viv¨ªa el primero y trabajaron en muchos de los edificios conjuntamente. Adem¨¢s, en las agendas de Dami¨¤ Mateu de 1905 y 1911, aparece el nombre de Francisco Berenguer y la direcci¨®n particular donde viv¨ªa, en varias ocasiones, seg¨²n Padrosa.
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