Las causas del desprestigio
La desafecci¨®n popular procede de no haber sabido adaptarnos a los cambios de la globalizaci¨®n y de la unificaci¨®n europea
Una caracter¨ªstica muy preocupante de la situaci¨®n en Europa es la desafecci¨®n popular hacia los partidos que han gobernado en cada pa¨ªs durante los ¨²ltimos a?os. Este desprestigio proviene de su fracaso en resolver los problemas creados por la gran crisis, y a que esta incapacidad ha continuado cuando el partido gobernante ha sido sustituido por su alternativa en cada pa¨ªs. Esto ha ocurrido tanto si los votantes han cambiado Gobiernos de derechas por otros socialistas (Francia), como si ha sido al rev¨¦s (Espa?a, Grecia, Catalu?a).
Las esperanzas frustradas han radicalizado las posiciones antisistema, sean de derechas (Francia) como de izquierdas (Espa?a). Aparte de muchas incompetencias personales y de otras razones, hay que entender que en buena parte esto ha sido la consecuencia de dos importantes desajustes por no haber adaptado nuestras sociedades a dos grandes cambios de las ¨²ltimas d¨¦cadas del siglo pasado. No hemos adaptado nuestros sistemas econ¨®micos a la globalizaci¨®n y al cambio demogr¨¢fico; y no hemos adaptado las instituciones democr¨¢ticas a la unificaci¨®n europea.
1.Globalizaci¨®n y econom¨ªas europeas. El fen¨®meno de la globalizaci¨®n ha sido de un gran valor, si se lee desde una perspectiva mundial. Ha permitido el despegue de pa¨ªses que estaban condenados a la explotaci¨®n, ha aumentado la riqueza generada en todo el mundo, y ha hecho salir de la pobreza a m¨¢s de 1.000 millones de personas, creando en todas partes unas clases medias que pr¨¢cticamente s¨®lo exist¨ªan en Europa, en Norteam¨¦rica, y en el resto de pa¨ªses de la OCDE. Pero, combinado con la decadencia demogr¨¢fica europea, esto supone muchos cambios. Entre otros, ha modificado las reglas del comercio mundial, ha cambiado las bases de la competitividad, ha convertido en dif¨ªcil y caro el acceso a muchos recursos naturales, y ha obligado a revisar la producci¨®n y el uso del m¨¢s importante de todos ellos, la energ¨ªa, tanto por el enorme incremento que ha tenido su demanda como por sus indeseables consecuencias sobre el clima.
Frente a ello, las econom¨ªas europeas han continuado manteniendo unos sistemas econ¨®micos, unos m¨¦todos de producci¨®n, unos niveles de eficiencia, unas pautas de consumo y unos modelos de protecci¨®n social que en la mayor¨ªa de los casos no se diferencian mucho de los que se establecieron en los ¡°buenos a?os¡± sesenta-ochenta del siglo pasado, y que tan bien funcionaron entonces. La crisis, en el caso europeo, es el s¨ªntoma de que nuestra actual capacidad de generar riqueza ha disminuido, pero no lo ha hecho nuestra capacidad de consumirla; y adem¨¢s ello se ha agravado por la progresiva apropiaci¨®n de los resultados econ¨®micos por una parte reducida de la poblaci¨®n, generando mayores desigualdades y aumentando las situaciones de pobreza. Sin los ajustes necesarios del modelo, la crisis no acabar¨¢ y todo Gobierno que prometa que la va a resolver, fracasar¨¢ y ser¨¢ objeto de desafecci¨®n.
La crisis en Europa? es el s¨ªntoma de que nuestra? capacidad de generar riqueza ha disminuido, pero no nuestra capacidad de consumirla
2.Unificaci¨®n europea y democracia. El proceso de creaci¨®n de la UE, aunque lento, ha avanzado de forma clara en su dimensi¨®n econ¨®mica, pero est¨¢ siendo un enorme fracaso en su dimensi¨®n pol¨ªtica, y concretamente en la construcci¨®n de instituciones democr¨¢ticas. Los ciudadanos europeos tienen plena capacidad para elegir a los diputados de sus Parlamentos nacionales y, a su trav¨¦s, decidir el Gobierno de su pa¨ªs. Pero, habi¨¦ndose transferido a la UE una parte muy importante de las competencias econ¨®micas que antes ten¨ªan estos Gobiernos, los ciudadanos tienen pr¨¢cticamente muy poca intervenci¨®n en la composici¨®n de los ¨®rganos ejecutivos de la UE, que son los que verdaderamente condicionan y dirigen la pol¨ªtica econ¨®mica de todos los pa¨ªses miembros.
La paradoja es simple. Si los ciudadanos de un pa¨ªs est¨¢n disgustados con las pol¨ªticas de su Gobierno y lo sustituyen por la oposici¨®n, pensando que ello supondr¨¢ un gran cambio, es muy probable que queden decepcionados porque no es ah¨ª donde reside una parte importante del poder. Llega entonces la cr¨ªtica conocida: ¡°todos son iguales¡¡±. Y as¨ª surgen las cr¨ªticas a todos los partidos que gobiernan y al sistema. Cr¨ªtica comprensible, porque el sistema no se ha adaptado a la nueva realidad.
A este fen¨®meno, se le a?ade otro paralelo. Para poder hacer frente al incremento de poder de los mercados financieros, los Estados nacionales ¡ªcon excepci¨®n de algunos pa¨ªses de gran dimensi¨®n¡ª, al haber perdido gran parte de su capacidad de decisi¨®n, tienen la absoluta necesidad de actuar conjuntamente. Para ello, han de ceder, en nuestro caso a la UE, las herramientas para actuar. Pero para evitar la confusi¨®n deber¨ªan haberse modificado las instituciones para que los dirigentes de la UE se elijan democr¨¢ticamente y respondan ante los ciudadanos. S¨®lo con la adaptaci¨®n del sistema institucional europeo se acabar¨¢ con el enga?o de que los ciudadanos, al votar los Gobiernos de su pa¨ªs, piensen que estos pueden hacer muchas cosas que no pueden hacer. Aunque, ?cuidado!, muchos podr¨ªan hacer muchas m¨¢s de las que hacen, sobre todo para promover la justicia social, repartir mejor las cargas de la crisis, reducir las ineficiencias y combatir la pobreza¡
Joan Maj¨® es ingeniero y ex ministro
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.