Conjura federalista

Ser federalista en Catalu?a no es f¨¢cil. Es m¨¢s f¨¢cil, simp¨¢tico, patriota y, para algunos, radical ser independentista. Precisamente esta ideolog¨ªa ha utilizado toda clase de ep¨ªtetos para meter en el infierno de los traidores a la patria a todas aquellas personas que, siendo catalanistas, prefieren el juntemos, como dir¨ªa Nicol¨¢s Sartorius, al separemos. Tampoco del resto de Espa?a hemos sentido en Catalu?a el afecto y apoyo de los federalistas (ni de partidos, excepto IU, ni de movimientos sociales, sindicatos o intelectuales). No porque no haya personas que no piensen que esta es la mejor manera de articular el Estado, sino porque no les conven¨ªa mostrarse demasiado pr¨®ximos al catalanismo.

Durante mucho tiempo, la confrontaci¨®n con Catalu?a ha sido utilizada a izquierda y derecha con fines partidistas y electorales. Es normal en el PP, ya que defiende un nacionalismo espa?ol basado en la unidad de Espa?a. Pero no tendr¨ªa que serlo en el PSOE. A pesar de definirse como federalista, ha actuado con una concepci¨®n jacobina del Estado hasta el punto de cargarse el Estatuto de Catalu?a de 2006, quiz¨¢s el intento m¨¢s serio de buscar, desde Catalu?a, un consenso en la definici¨®n territorial del Estado.

Mientras negoci¨¢bamos intensamente, por la puerta trasera PSOE y CiU (Zapatero y Mas) llegaron a un acuerdo y frustraron el consenso, apu?alaron por la espalda al PSC y posteriormente se inhibieron contra el desprop¨®sito del PP de llevar el Estatuto al Tribunal Constitucional. De aquellos polvos, estos lodos. Ahora la izquierda tiene dificultades para caminar en el barro pol¨ªtico que han extendido los nacionalistas.

No quiero continuar por la senda de la cr¨ªtica, ni quiero hablar de tecnicismos m¨¢s propios de los constitucionalistas. Prefiero intentar hacer una propuesta que sirva para caminar por lugares m¨¢s confortables hasta llegar a definir un modelo de Estado federal plurinacional.

?Con qui¨¦n avanzamos hacia este objetivo? Con las clases populares del resto del Estado. Sus necesidades de emancipaci¨®n social son las mismas en todos los territorios, por eso el federalismo, como forma de organizar la diversidad, nos permite elaborar un pacto desde el reconocimiento mutuo, el consenso y el deseo de vivir juntos. Es necesario encontrar el reconocimiento de la realidad nacional de Catalu?a desde una concepci¨®n moderna y progresista de la distribuci¨®n del poder pol¨ªtico y la necesaria fraternidad entre los diferentes pueblos de Espa?a (y tambi¨¦n de Europa), en definitiva entre sus clases populares.

?C¨®mo avanzamos? Con un proceso de regeneraci¨®n de la pol¨ªtica espa?ola desde la tradici¨®n republicana y de izquierdas

?C¨®mo avanzamos? Con un proceso de regeneraci¨®n de la pol¨ªtica espa?ola desde la tradici¨®n republicana y de izquierdas. Este proceso debe comenzar este a?o, intensamente electoral, con un acuerdo de las fuerzas progresistas de Espa?a, para construir un Estado m¨¢s democr¨¢tico donde Catalu?a encuentre su encaje.

Este proceso pasa por una reforma de la Constituci¨®n, para modernizarla y adaptarla a las necesidades democr¨¢ticas de la sociedad del siglo XXI. Con esto no quiero decir que tenga que pasar por un revisionismo hist¨®rico que niegue los logros sociales, nacionales y democr¨¢ticos de la actual Carta Magna. Lo m¨¢s responsable ser¨ªa una ¡°reconstituci¨®n¡±, como afirma el exministro de educaci¨®n ?ngel Gabilondo, entendida como un proceso de inyectarle medios reconstituyentes para mejorar su salud social. Uno de ellos ser¨ªa la de dotarla de unas estructuras federales firmes, transparentes y simples, basadas en la lealtad entre las partes.

Una vez establecido este cambio desde Catalu?a se podr¨ªa ejercer el derecho a decidir a trav¨¦s de una consulta seria, democr¨¢tica y vinculante. Esta propuesta tiene que ser asumida por todas las fuerzas pol¨ªticas y sociales progresistas de Catalu?a y del resto de Espa?a. De esta manera conseguiremos avanzar con propuestas de emancipaci¨®n social, de lucha contra la corrupci¨®n, de controles democr¨¢ticos de la econom¨ªa y las finanzas y de creaci¨®n de un modelo econ¨®mico y ecol¨®gico que evite las fuertes desigualdades que ha creado el actual modelo. Al mismo tiempo podr¨ªamos superar el modelo territorial de las autonom¨ªas por un sistema federal donde los diferentes pueblos de Espa?a pudiesen decidir democr¨¢ticamente y de igual a igual su relaci¨®n con el Estado. Solo as¨ª podremos superar el nacionalismo excluyente de la derecha hegem¨®nica espa?ola y catalana (PP y CiU-ERC, respectivamente) que, con la utilizaci¨®n torticera del leg¨ªtimo derecho a la independencia, ha conseguido desconectar la cr¨ªtica a la pol¨ªticas sociales y de recortes que han practicado estos partidos.

El fil¨®sofo alem¨¢n Kant se preguntaba si el g¨¦nero humano progresaba hacia lo mejor y su respuesta era: ¡°Eso depende de lo que hagamos¡±. Si sustituimos el g¨¦nero humano por Catalu?a o Espa?a la respuesta ser¨¢ la misma. Depende de nosotros hacer una propuesta federal a partir del debate, con la imprescindible participaci¨®n social, para llegar a un acuerdo. Conjur¨¦monos para reformar la Constituci¨®n, lejos del inmovilismo de unos o la imposici¨®n de otros, y crear un proyecto pol¨ªtico y social com¨²n, compartido. El federalismo no est¨¢ superado, pero su defensa requiere firmeza, claridad, pedagog¨ªa y constancia.

Joan Boada Masoliver es profesor de Historia